La ONU da luz verde para atacar Libia
El Consejo de Seguridad impone una zona de exclusión aérea sobre el país.- La votación es acogida con vítores en Bengasi, último bastión rebelde.- Los primeros bombardeos pueden ser inmediatos para evitar la caída de Bengasi.- EE UU cuenta en el Mediterráneo con fuerzas para actuar urgentemente.- Francia dice que hay que responder "en cuestión de horas o días"
ANTONIO CAÑO | Washington 17/03/2011
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado a las once de la noche (hora española) una resolución que permite el uso de la fuerza para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia y para proveer asistencia y protección a la población civil de ese país. El texto aceptado por la mayoría del máximo órgano ejecutivo de la ONU sirve de base para un ataque militar sobre el territorio controlado por Muamar Gadafi y sobre las fuerzas que le apoyan y sus medios de defensa, lo que podría ocurrir de forma inminente. En Bengasi, la ciudad cercada por las tropas de Gadafi y a la espera de ser salvada por la comunidad internacional, se ha celebrado la votación con vítores.
La resolución, que "autoriza a los estados miembros a tomar todas las medidas necesarias" para impedir el vuelo de los aviones de Gadafi y asistir a los civiles, ha sido respaldado por 10 votos a favor y cinco abstenciones, las de dos países con derecho de veto, Rusia y China, más las de Alemania, India y Brasil.
Un portavoz del Pentágono manifestaba este jueves que Estados Unidos dispone ya de recursos militares en el Mediterráneo como para actuar de inmediato, lo que aún podría permitir retrasar o abortar el intento de las tropas de Gadafi de apoderarse de la ciudad de Bengasi, bastión de los rebeldes desde el comienzo de este alzamiento. También Francia parece preparar acciones rápidas. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, que ha participado personalmente en los debates del Consejo de Seguridad en Nueva York, ha declarado en la reunión que sería necesario responder "en cuestión de días o de horas porque la situación en Bengasi no admite demora".
Incluso si esta resolución llegase demasiado tarde como para impedir la caída de Bengasi, la segunda mayor ciudad de Libia, puede servir aún para debilitar enormemente la maquinaria militar del régimen libio y permitir a los rebeldes libios recuperar recursos y territorio.
Así como una anterior resolución del Consejo, que remitía la brutalidad del Gobierno libio al juicio del Tribunal Internacional de La Haya e imponía un embargo de armas y un bloqueo de fondos en el exterior, suponía el completo aislamiento de Gadafi, la de esta noche permite pasar a la acción y ayudar a la oposición de forma concreta y drástica.
Al recibir luz verde de la ONU para hacer cumplir la zona de exclusión aérea y proteger a los civiles mediante el uso de la fuerza, si es necesario, la comunidad internacional tiene la oportunidad de intervenir en Libia contundentemente, con los medios militares que se crean convenientes para cumplir esa misión.
Es, por tanto, una gran victoria de la oposición y una enorme derrota de Gadafi. Pero no es su derrota definitiva. Esta resolución será papel mojado si los países autorizados para llevarla a efecto no demuestran el coraje que se requiere para hacerlo de forma continuada. Una vez aprobado el texto es preciso saber, por tanto, quiénes van a apretar el gatillo y con qué energía. ¿Será el ataque contra Libia una mera operación cosmética para salvar las conciencias de Occidente o una verdadera operación militar para derrocar a Gadafi?
Estados Unidos, que ya cuenta con barcos militares en la zona y es el país líder de la OTAN, se resiste esta vez a asumir el papel de principal o único protagonista. Aterrorizado por el riesgo de verse envuelto en otra guerra en un país árabe, el Gobierno norteamericano ha dejado claro en los últimos días que considera que esta misión debería ser cumplida, principalmente, por los países vecinos, es decir por los europeos y los árabes, que son también los que más intereses inmediatos tienen en Libia.
Francia, el Reino Unido, Egipto, Emiratos Árabes o Qatar, entre otros, debían ser, por tanto, los países que cargasen con la principal responsabilidad militar que se desprende de la resolución discutida esta noche. Tanto la OTAN como la Liga Árabe han dado su respaldo a la imposición de una zona de exclusión aérea, por lo que se entiende que todos sus miembros están autorizados a utilizar la fuerza para hacerla cumplir.
Al mismo tiempo, la experiencia de similares misiones en el pasado y la presión doméstica sobre Barack Obama para que asuma el liderazgo contra Gadafi pueden obligar a que, pese a resistirse, Estados Unidos acabe teniendo en un eventual ataque sobre Libia un papel mayor que el que parece desear.
Un funcionario del Departamento de Defensa ha adelantado este jueves que se han elaborado planes militares que incluyen acciones "más agresivas que la mera demostración de fuerza". Aunque no añadió detalles, esas acciones podrían abarcan desde el disparo de misiles de crucero desde barcos hasta el bombardeo de aviones sobre los sistemas de defensa antiaérea y las concentraciones de tropas libias. Gadafi posee modernos equipos de misiles tierra-aire de fabricación rusa que serían objetivo prioritario de un ataque extranjero. Asimismo, entre los potenciales blancos de una intervención se encuentran las unidades de tanques y la artillería que han castigado a las fuerzas rebeldes en los días anteriores.
Algunos ataques pueden realizarse desde las naves de Estados Unidos y de la OTAN en el Mediterráneo. Para otros se requerirá el uso de las bases de esa organización en el sur de Europa. Expertos militares norteamericanos han especulado en el pasado con el gran valor estratégico que en esta coyuntura podrían tener las bases norteamericanas en España.
Otras zonas de exclusión aérea establecidas anteriormente en Irak o en los Balcanes no sirvieron finalmente, sin embargo, al propósito de contener a los gobiernos agresores y acabaron siendo una simple antesala de una intervención militar terrestre. En un país de gran extensión territorial y frente a un ejército como el de Gadafi, bien armado y entrenado, la posibilidad de una invasión extranjera se antoja una pesadilla que pocos países querrán vivir.
Los patrocinadores de esta resolución del Consejo de Seguridad confían, por tanto, en que no sean necesarios esos pasos extremos, en que esta sola demostración de la determinación de la comunidad internacional sirva para liquidar a Gadafi.
Fuente: El País
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