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martes, 31 de marzo de 2020

Soldados del EA acusados de violación en Bahía Blanca

Batallón del Ejército: son tres los soldados detenidos acusados de violar a una joven


El hecho que está siendo investigado se produjo en la madrugada del domingo. La joven, de 17, llegó al lugar junto con una hermana de 18.

La Nueva





Tres soldados del Ejército Argentino están detenidos, acusados de violar a una joven de 17 años en las instalaciones del Batallón de Comunicaciones 181, con acceso por la calle Cuyo.

El conmocionante hecho, que está siendo investigado por el Juzgado Federal N° 1 de nuestra ciudad, se habría registrado el domingo pasado en horas de la madrugada.

La menor, según confirmaron fuentes de la investigación, llegó hasta el lugar, de manera voluntaria, junto con una hermana de 18 (aparentemente conocían a uno o más de los imputados).

"Recién se está investigando. La denuncia se tomó el domingo a la tardecita y esa misma noche se allanaron las instalaciones (del ex Comando del V Cuerpo), se detuvo a uno de los acusados y se secuestraron teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos.

Tras el análisis de la prueba reunida, se dispuso la detención de las otras dos personas.

El primero de los arrestados fue indagado ayer en la sede de Alsina 317, día en que también se recepcionaron distintos testimonios de otros numerarios del Ejército.

Y los dos restantes aprehendidos serán trasladados mañana para su declaración..



La diligencia está a cargo del juez Walter López Da Silva, por secretaría del doctor Ivo Krasnopol.

"Cuando sucedió el supuesto ataque a la menor, la hermana mayor estaba en otro sector, con otra persona", confirmó otro vocero.

Solo testigos


Desde la justicia se aclaró que otros dos soldados, que el domingo habían sido arrestados en un auto junto a dos jóvenes, no tienen que ver con la acusación.

Serían quienes las trasladaron luego del grave incidente y solo estarían acusados de no respetar el aislamiento obligatorio.

De los tres uniformados imputados del abuso sexual con acceso carnal no se dieron a conocer por el momento las identidades ni su función dentro del Ejército, aunque se aclaró que tienen "jerarquías bajas".


lunes, 23 de diciembre de 2019

Cascos azules implicados en abusos a menores en Haití

Argentinos, uruguayos y brasileños en el centro del escándalo por los “bebés cascos azules” en Haití

Son los hijos de los integrantes de la fuerza internacional que envió la ONU para ayudar a pacificar esa isla del Caribe. Hay numerosas denuncias por abuso sexual y violación
Por Gustavo Sierra || Infobae 


Un soldado de la Minustah patrullando en Cité Soleil, Haití. (Reuters)

En Haití los conocen como los “bébés casques bleus” (bebés cascos azules) o “Petit Minustah” (por el nombre de la misión de paz de las Naciones Unidas). Son cientos. Fueron concebidos por mujeres y niñas haitianas con soldados de la fuerza internacional provenientes de 13 países, la mayoría uruguayos y brasileños. También varios argentinos. Se registraron decenas de casos de abusos, violaciones y explotación sexual. Casi todos los niños fueron abandonados en la miseria.

“Niñas de apenas 11 años fueron abusadas y embarazadas” por soldados y civiles que estuvieron estacionados en Haití entre 2004 y 2017, y las niñas y mujeres fueron luego “dejadas en la más abyecta pobreza” para criar a sus hijos solas. “Pusieron algunas monedas en mis manos para dejarme un bebé adentro”, fue uno de los testimonios de lo sucedido. Las historias fueron recopiladas por un equipo de asistentes sociales que entrevistaron a 2.500 personas en los alrededores de diez bases de los cascos azules. El estudio estuvo dirigido por la profesora de Historia Moderna de la Universidad de Birmingham Sabine Lee y la científica clínica Susan Bartels de la Queen´s University de Ontario.

Entre muchas historias recopiladas, cuentan la de Marie (un nombre supuesto). Tenía 14 años y estudiaba en una escuela cristiana cuando conoció a Miguel, un soldado brasileño que formaba parte de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU. Comenzaron a salir. Se veían en la playa, donde tenían sexo. Algunas veces iban a un hotel. Cuando ella le dijo que estaba embarazada de su bebé, Miguel le aseguró que la ayudaría con el niño. Pero al poco tiempo fue trasladado de regresó a Brasil y nunca más supo de él. Marie le escribió mensajes a través de Facebook. Miguel nunca respondió.

Después de enterarse de que estaba embarazada, el padre de Marie la obligó a abandonar la casa familiar y se tuvo que ir a vivir con una hermana. Su hijo ahora tiene cuatro años y Marie aún sigue sin recibir ningún apoyo del ejército brasileño, la ONU o el estado haitiano. Marie trabaja todo el día limpiando en una tienda donde le pagan 25 gourde por hora (alrededor de 26 centavos de dólar). Le alcanza apenas para comer ella y su hijo, pero no puede pagar la escuela o comprarle ropa.


Niños en un campamento de la ONU en Puerto Príncipe. Haití. REUTERS/Valerie Baeriswyl

La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, más conocida como Minustah por su acrónimo en francés, comenzó a funcionar en 2004 para dar apoyo a las fuerzas armadas y policiales haitianas sobrepasadas por la violencia de las bandas que controlan zonas como la del asentamiento de Cité Soleil, uno de los más grandes del mundo. La anarquía se había generado tras la renuncia del presidente Jean-Bertrand Aristide y la asunción de Boniface Alexandre. La fuerza estuvo a cargo del ejército de Brasil con 2.366 soldados y 2.533 policías, además de unos mil empleados civiles, de 19 países, distribuidos en 10 bases alrededor del país. Su trabajo terminó en octubre de 2017 y desde entonces se convirtió en la Misión de Naciones Unidas para el Apoyo de la Justicia de Haití (Minujusth) con 1.300 componentes. En el medio, se sucedieron las denuncias de violaciones y explotación sexual de menores por parte de los miembros de la misión.

En 2011, cuatro marinos uruguayos fueron acusados ​​de violar a un muchacho haitiano de 19 años en Port Salut. El asalto fue grabado con un teléfono celular por los mismos efectivos y se filtró a Internet. El adolescente y su familia se tuvieron que ir de la ciudad después de que el video se volviera viral. En noviembre de 2007, 114 miembros del contingente de Sri Lanka fueron acusados ​​de conducta sexual inapropiada y abuso de al menos nueve niños. Los apartaron de la fuerza, pero no recibieron sentencia. Fue la primera vez en que las autoridades en Nueva York reconocieron la gravedad del problema. La portavoz de la ONU, Michele Montas, dijo en un comunicado que “la ONU y el gobierno de Sri Lanka lamentan profundamente cualquier explotación y abuso sexual que haya ocurrido”. Después de investigar el caso, la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de la ONU (OIOS) concluyó que “los actos de explotación y abuso sexual (contra niños) eran frecuentes y ocurrían generalmente de noche, y en prácticamente todos los lugares donde se desplegó el personal contingente”. En marzo de 2012, tres oficiales paquistaníes fueron declarados culpables de violar a un niño de 14 años con problemas mentales en Gonaïves. En 2015, se lanzó una nueva investigación sobre las fuerzas de paz de Minustah por abusar de cientos de haitianos. El estudio de las profesoras Lee y Bartels pone, por primera vez, en perspectiva y retrata la magnitud de lo sucedido.

El Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz de las Naciones Unidas dijo en un comunicado que tomaba en serio las cuestiones planteadas en el estudio y que combatir el abuso y la explotación sexual cometidos por los cascos azules es una de las principales prioridades del Secretario General, António Guterres. “Lamentablemente, hemos visto casos relacionados con el personal de Minustah en los últimos años, aunque las acusaciones generalmente han disminuido desde 2013”, dice el comunicado conocido esta semana. Estos casos se registraron en varias otras misiones de paz alrededor del mundo y desde siempre cuando un ejército conquista un territorio. Las violaciones generalizadas se usaron para castigar al derrotado y también para destruir la “pureza” de alguna etnia o raza.

 
El pelotudo ministro de Defensa argentino, Agustín Rossi, en una visita a los cascos azules de su país estacionados en Haití.

El Bureau des Avocats Internationaux, un grupo de abogados haitianos de Puerto Príncipe, presentó demandas de paternidad en nombre de 10 niños que, según los testimonios, fueron engendrados por el personal de mantenimiento de la paz. Sienna Merope-Synge del Instituto para la Justicia y la Democracia en Haití, dijo al New York Times que desde 2016 se registraron varias reuniones con funcionarios de la ONU para que el organismo internacional se haga cargo de manutención de los hijos de los soldados pero que no obtuvieron ninguna respuesta en concreto. “Esta investigación confirma que la práctica estándar de la ONU es explotar a las mujeres, desde las que viven en tiendas de campaña hasta las que se presentan en las conferencias, y luego aplastarlas como insectos si se atreven a quejarse del abuso sexual, y amenazan la cultura de derecho de 75 años del patriarcado de la ONU e impunidad”, dijo en un comunicado Paula Donovan, cofundadora de AIDS-Free World, un grupo que frecuentemente critica a la ONU por el abuso sexual y las cuestiones de género.

El estudio describe varios casos en los que las mujeres se sometieron a los abusos a cambio de unos pocos dólares para paliar el hambre de ellas y sus familias. Las autoras aclararon que a las testigos que residen en comunidades de alrededor de las bases de las Naciones Unidas se les preguntó “cómo es ser una mujer o una niña viviendo en una comunidad que alberga una misión de mantenimiento de la paz”. No se les preguntó específicamente sobre posibles abusos o relaciones sexuales con personal de la misión de paz. Las testigos plantearon el tema ellas mismas.

Otro tema que surgió en las entrevistas es el de los soldados internacionales que trajeron, sin saberlo, el cólera a Haití después del terremoto de 2010. Hubo 800.000 contagiados y 10.000 muertos. Uniformados nepaleses, entre ellos los famosos gurkas, llegaron infectados y la bacteria se propagó por el manejo indebido de los desechos en las bases. El ex secretario general, Ban Ki Moon pidió disculpas por lo sucedido y entregó un subsidio de 400 millones de dólares para atender las necesidades de las víctimas. También hubo contagios masivos de HIV.


 
Gráfico original publicado en el informe, en el que muestra la magnitud de lo sucedido dividido por país de origen de los soldados.

El estudio destaca que también hubo relaciones sexuales consensuadas entre los miembros de la Minustah y las mujeres locales. En algunos casos, estas fueron relaciones casuales de citas que resultaron en un embarazo, como fue el caso en esta historia, compartida por una chica de Port Salut: “Tenía una hermana que estaba saliendo con un soldado. Toda mi familia lo sabía, mi madre y otras personas. Quedó embarazada...Él se fue y nunca más supimos nada. Desde entonces, la vida de mi hermana es un desastre”. Otra mujer de Cité Soleil dijo que “los soldados enamoraban a chicas muy jóvenes, de no más de 15 años, algunas de apenas 12 o 13, las iniciaban sexualmente y después de un tiempo las dejaban. Muchas quedaron embarazadas y se las puede ver cargando unos niños mestizos”. Algunos hablan de conductas recurrentes obligadas por la necesidad: “La dejó en la miseria. Le daba unos pocos dólares. Y como todos, cuando los trasladaron se desentendió de todo. La chica tuvo el bebé y no podía mantenerlo. Así que comenzó todo el proceso de nuevo con otro soldado.”

Otras relaciones se describieron como más comprometidas y amorosas: “Vivía en Cité Soleil y tenía una relación de amor con un Minustah. Quedé embarazada de él y los dos estábamos muy contentos. Cuando se fue, me siguió mandando algo de dinero cada tanto. No soy la primera chica enamorada que la dejaron cuando quedó embarazada”. Otros testimonios incluso hablan de chicas de Leogane que habrían buscado quedar embarazadas por los soldados porque “querían que estos niños fueran hermosos”. Pero lo paradójico es que estos niños mestizos también son señalados y discriminados en sus comunidades, precisamente, por tener rasgos diferentes.

“Lo que hicieron estos oficiales y soldados es muy grave. Tiene y tendrá consecuencias por mucho tiempo. Y no es un problema exclusivo de la ONU, es un problema militar brasileño y uruguayo y de todas las fuerzas que contribuyeron a la Ministah y cometieron los abusos y violaciones”, comenta la profesora Lee en las recomendaciones del informe. “Sin embargo, la ONU todavía no encontró una manera de pedir cuentas a las tropas de los estados miembros. Y si esto no se detiene, va a seguir sucediendo en cualquier otra misión de paz que se emprenda”.

martes, 5 de julio de 2016

Un caso de violencia de género en la FAA

Duro caso de violencia de género silenciado por la Fuerza Aérea
Periodismo y Punto



El jefe de la Base Aérea Militar de Morón, el Comodoro Elio Godoy Icasatti, no responde a los llamados de los periodistas, quizás no quiera anoticiarse o responsabilizarse una vez más de otro caso de violencia que incrimina a la Fuerza Aérea Argentina. El Ministerio de Defensa informó este año que investiga alrededor de 300 casos de distintos tipos de violencia en los que se imputa directamente a sus propios miembros.

El caso de Verónica C. es uno más de los muchos casos de agresión contra las mujeres que es invisibilizado por organismos tan cerrados y velados como lo son los sectores militares. Esta joven mujer sufre un terrible calvario desde hace muchísimo tiempo. Su ex esposo y padre de sus seis hijos, tres de ellos menores de edad, Daniel Cambareri, se violenta contra ella desde hace muchos años. Más allá de todo tipo de vejaciones, golpes e intimidaciones que recaen sobre Verónica y sus hijos, les toca padecer una constante amenaza de muerte. Cambareri no sólo los acosa telefónicamente, sino que se les aparece en su casa, llegó inclusive a presentarse en el colegio de los menores quienes tuvieron que ser retirados por un patrullero de la policía para su resguardo.

Daniel Cambareri es Vice comodoro de la Base aérea de Morón, su labor remite a ser el jefe del grupo, que dicho sea de paso es el lugar en el que vive la gobernadora de la provincia María Eugenia Vidal. Recordemos que fue la misma Vidal quién oficialmente y en carácter de ciudadana denunció al concejal de Luján, Leonardo Boto, ante la justicia de Morón luego de que se diera a conocer públicamente un audio en dónde este dirigente expresara sus ganas de “cagarla a trompadas”. Si la mismísima gobernadora se sintió violentada por estos dichos ¿qué debería sentir una mujer que ha soportado ante el silencio y la complicidad de la Fuerza Aérea los golpes, más allá de las palabras y en la materialidad de los puños y las patadas?.

Los padecimientos de Verónica C. son de larga data ante la indiferencia de la fuerza que no podía acceder a notificar a Cambareri de los reiterados pedidos de restricción perimetral ni a cumplir con las frecuentes promesas de sanción ante sus denuncias. Algo tan simple como la entrega de una notificación judicial se volvía una tarea imposible para la Policía de la Provincia de Buenos Aires a la que se le vedaba el acceso a la base.

Luego de una desesperada campaña lanzada en Twitter (qué otra cosa quedaba para hacer por Verónica ya que se habían golpeado todas las puertas de la justicia) y en la que intervinieron y colaboraron algunas de las principales miembros del colectivo Ni Una Menos, se logró que Daniela Reich, del Consejo Provincial de la Mujer (CPM), consiguiera un traslado provisorio para Verónica y sus hijos y resguardo por parte de un miembro de la policía provincial.

Cambareri ha tenido múltiples denuncias por violencia y se han labrado órdenes de restricción contra él que sistemáticamente han sido violadas. Es importante mencionar que Cambareri no cumple con ninguna cuota alimentaria y que sus hijos son asistidos gracias a la colaboración de conocidos y ajenos que les proveen de alimentos e indumentaria. Verónica ha salido a juntar cartones para darle de comer a sus hijos. Ha mencionado que un día, por ejemplo, han tomado agua con azúcar porque no tenían nada más.

Finalmente y gracias a las reiteradas denuncias y reclamos públicos se logró que a Cambareri se lo separara momentáneamente de su cargo, se le otorgó una licencia hasta que la justicia se expida sobre el caso. Lo peligroso ahora es que ya sabe donde se encuentra Verónica y esto representa un peligro inminente para ella y sus hijos. Además y debido a la querella que debe hacer frente Cambareri se encuentra a la búsqueda de “testigos” falsos que lo avalen para hacer una contra - demanda que lo libre de las acusaciones de violencia.

Quizás la historia de Verónica tenga una arista aún más triste todavía y es que sus hijos mayores han quedado atados a la violencia que su padre les ha impartido y quién se ha encargado de separarlos. Ojalá no sea tarde para ellos y puedan hallar la verdad y apartarse de la violencia en cualquiera de sus formas y tener un reencuentro sano con su madre y hermanos.

No se intenta de ninguna manera lanzar una campaña de desprestigio contra la Fuerza Aérea como se han encargado de manifestar algunos defensores desinformados del vicecomodoro sino todo lo contrario. Lo que se intenta es lanzar un llamado de atención, un pedido a que se presten oídos para que se puedan escuchar las terribles situaciones de vejámenes que precisamente son las encargadas de condenar a las fuerzas militares a los oscuros lugares de violencia y represión asociadas al pasado. Son ellos mismos los que ignorando el mal proceder de unos condenan a los otros, a los honestos, a los que verdaderamente creen en los preceptos que se les inculcan y sostienen en su labor diaria.

Hoy el Vice Comodoro se encuentra imputado y procesado, fue retirado del cargo que ocupaba. Sigue sin pasar alimentos a sus hijos menores, que tampoco cuentan con cobertura médica. No es la única historia, hay cientos de mujeres acalladas por miedo, por vergüenza y principalmente por presión e indiferencia de las Fuerzas Armadas, si estas se quieren mantener fiel a su premisa deberán garantizar un hogar para Verónica y que con ello prueben que creen en Dios y luchan por la Patria, sino todo se reduce a una simple y falsa fachada dónde no existe la justicia y se ampara la violencia.

lunes, 6 de junio de 2016

Caso de acoso sexual en la ARA

Acoso sexual en la Armada: “Viví un calvario por decir no”
Palihue Digital




“Las mujeres en la Armada están atadas de pies y manos y amordazadas. Más aún al no tener jerarquía. No te podés quejar ni reclamar nada. No tenés derechos”, dice entre lágrimas Lucía. Ese no es su verdadero nombre sino el que eligió para preservar su identidad y poder contar el calvario que vive desde 2013 cuando, según denuncia, empezaron las situaciones de acoso laboral y sexual que derivaron en una situación de abuso en el interior de la Base Naval de Ushuaia. El militar ahora está suspendido preventivamente, mientras se tramita un sumario interno y una causa judicial.

Lucía tiene 28 años y es madre soltera de un nene de 13. En 2011, ingresó a la Armada ilusionada con seguir la carrera militar. Sin embargo, se fue desencantando. En 2013, llegó a la base un suboficial –casado y con hijos– que la doblaba en edad. “Yo tenía un cargo bajo, de marinero. El era uno de los jefes y me decía que si estaba con él iba a mejorar económicamente y en el trabajo”, detalló. “Yo trataba de eludirlo, pero aparecía cuando estaba sola limpiando y me decía cosas como que le gustaban mis pechos”, sumó Lucía.

Una noche de ese año sonó su teléfono a las 22. “Era este hombre que me decía que se había perdido la llave de un camarote y que tenía que ir a la base. Yo le dije que era tarde y amenazó con sancionarme si no iba”, contó la joven. El suboficial pasó a buscarla en auto y, en el trayecto a la base, cambió de plan: “Me dijo que habían aparecido las llaves y me propuso ir a un descampado para tener intimidad”, siguió Lucía, quien se negó y tras pedirle por favor que la dejara bajar, pudo regresar a su casa.

El acoso continuó y Lucía se calló. “Mi nene tiene una enfermedad crónica y, en esa época, lo tenía que llevar con frecuencia al Hospital Garrahan de Buenos Aires. No podía perder mi trabajo y mucho menos quedarme sin obra social”, explicó la mujer.

Eso fue hasta una mañana de julio en la que este hombre –cuenta Lucía– la hizo entrar a un depósito de la base: “Cuando ingresé, me arrinconó contra una pared, me agarró fuerte de los brazos y me empezó a decir que lo tenía loco, luego me manoseó los pechos y el resto del cuerpo hasta dejarme moretones. Yo le pedía por favor que parara”, recordó Lucía, y aseguró que “no hubo acceso carnal” porque lo empujó y logró soltarse.

Esa vez juntó valor y fue a hablar con un superior. Pero, para su sorpresa, la reacción no fue la esperada. “El teniente me dijo que yo era marinera y él suboficial, que mi palabra no valía y que me fijara lo que iba a hacer”, relató Lucía, y aseguró que el suboficial , tras enterarse de esa charla, empezó a darle tareas extra que requerían esfuerzo físico. “Una vez me mandó a cavar pozos, me lastimé tanto la muñeca que tuvieron que operarme”, expresó.

Durante 2014, Lucía tuvo un respiro ya que el suboficial fue derivado a otro destino. Antes de irse le dejó una “foja de mal concepto” y, a fines de ese año, recibió la notificación de baja de la Armada. “La edad límite para marinero es a los 28 y yo tenía 26. A pesar de eso, me quedé sin trabajo”, explicó. En ese momento, presentó un amparo explicando que necesitaba el empleo para mantener la obra social para su hijo y, en agosto de 2015, la reincorporaron como civil.

Cuando llegó a la base se encontró con que el suboficial había regresado. “¿Ahora vas a estar conmigo o te vas a hacer la difícil otra vez? Mirá que te puedo mandar a despedir de nuevo”, afirma Lucía que le dijo el hombre ni bien la vio. Cuando se acercó a la Oficina de Género de la Armada en Ushuaia a contar lo que pasaba, le preguntaron si no era ella la que iba muy escotada y lo seducía, cuenta Lucía que le dijeron. Así que terminó denunciándolo en la Justicia (ver La causa…) y en diciembre la Armada decidió no renovarle el contrato y quisieron sacarle la casa. En marzo de este año y tras la intervención por pedido de Lucía de la Oficina de Políticas de Género del Ministerio de Defensa se frenó el desalojo y la reincorporaron. Pero no llegó a completar su primer día, ya que mientras esperaba en un pasillo para firmar unos papeles se encontró con el suboficial. “Empecé a temblar y llorar, entré en una crisis de nervios”, contó. Del lugar, se fue con licencia psiquiátrica, que sigue vigente. Y ahora pide Justicia. “Quiero sentar un precedente para que nunca más una mujer pase por una situación así y para que los hombres entiendan que cuando decimos no, es no”, cerró.

El suboficial acusado fue suspendido, según confirmó a Clarín Carolina Urtea, directora de Políticas de Género del Ministerio de Defensa. “El ministerio respondió cuando esta mujer se contactó: se instó a la Armada a realizar una investigación paralela a la judicial. Por eso, esta persona está suspendida y se evaluará si debe quedarse o no en la Fuerza”, expresó Urtea.

jueves, 17 de marzo de 2016

Tijeretas en el British Army

Abusos y alcohol: un escándalo sexual entre mujeres conmociona al Ejército inglés
El hecho ocurrió hace un año, pero se conoció ahora por la confesión de la víctima ante una corte militar. Los detalles de una noche fuera de control en un cuartel


Infobae

Hannah Heslop, la soldado que atacó sexualmente a su compañeraHannah Heslop, la soldado que atacó sexualmente a su compañera La agresión se produjo en un cuartel de Inglaterra. Una joven soldado bisexual atacó sexualmente a una colega heterosexual que dormía luego de decirle que la "haría gay", según un tribunal marcial. Después la llevó a una habitación dentro de la sede de la Escuela Defensiva de Transporte en el condado histórico de Yorkshire, consignaron varios medios británicos.

Hannah Heslop, de 25 años, "apuntó sexualmente" contra otra soldado. Cuando esta se quedó dormida, ella aprovechó para bajarle los pantalones y "cumplir su objetivo". La mujer agredida contó ante la corte militar que se despertó dolorida "al encontrar a la acusada entre las piernas".

Según The Telegraph, Heslop, que en 2014 fue una de los 750 militares enviados a Sierra Leona para combatir el ébola, confesó el incidente, aunque aseguró que se trató de una relación sexual casual y que el acto duró aproximadamente una hora.


Hannah Heslop asegura que el sexo fue consentido

La abusada, cuyo nombre no fue revelado, señaló que estaba borracha debido a que había salido a la noche con un grupo de soldados, entre quienes se encontraba Heslop, quien aparentemente se aprovechó del estado de su compañera para abusar de ella.

La Corte Militar Bulford, en Wiltshire (en el sudoeste de Inglaterra), escuchó cómo la víctima se sintió "shockeada y confundida" luego del dramático episodio. "Salí con ellos sólo para hacer nuevos amigos. Era sólo para ir y socializar. Ella (Heslop) preguntaba cuándo saldríamos a emborracharnos y si yo solía tomar suficiente alcohol como para emborracharme y no acordarme de lo que había hecho", contó ante los jueces castrenses.

La mujer, que contó que es heterosexual, aseveró, sin embargo, que no recuerda si luego de la salida volvió al campus o al cuarto de Heslop. "Me acuerdo que me desperté dolorida. Casi sin conocimiento. Estaba profundamente dormida", manifestó.


La Escuela Defensiva de Transporte en el condado de Yorkshire
"Yo tenía mi chaleco y la chaqueta todavía puestas. Pero no tenía puesta la mitad inferior de la ropa. Me tomé un segundo para fijarme lo que estaba ocurriendo. No sé si grité o di una patada, pero Heslop saltó hacia atrás", aseguró.

Durante su relato, la víctima contó lo asustada que quedó tras el hecho. "Me quedé en estado de shock. No sabía lo que estaba pasando. Heslop estaba en el extremo de la cama. Creo que dijo 'tengo que ir' y luego se fue. Yo no le pude decir nada a ella", subrayó.
El fiscal que investiga el caso contó que el 6 de marzo de 2015 Heslop "apuntó sexualmente" contra la militar. "La víctima era una mujer soldado heterosexual. La acusada se siente atraída por soldados mujeres. Durante la tarde y la noche, la acusada comenzó a apuntar sexualmente a la víctima", insistió.

"Ella comenzó a decirle que la haría gay. La víctima, que había tomado varios tragos alcohólicos, se rió de sus comentarios", agregó. No obstante, Heslop negó que la agresión incluyera algún tipo de penetración.