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viernes, 3 de enero de 2020

¿La guerra que se viene? Mmmmmhhhh

La guerra ya comenzó (y no tiene fecha de cierre)

Exclusivo 24
EDGAR MAINHARD

El siglo 21 tiene usos y costumbres diferentes al siglo 20. Así como los golpes de Estado ya no ocurren con blindados y fusilamientos, las guerras tienen otros estilos, más sofisticadas aunque los muertos siguen empeñados en no resucitar. Por lo tanto, la guerra en USA e Irán ya llegó, aunque no es el choque abierto del siglo 20.



Nicholas Burns, quien fue subsecretario de Estado del presidente George W. Bush, es escéptico: “¿Ha pensado Trump en los próximos 20 movimientos en el tablero con Teherán? Supongo que no lo ha hecho."
La decisión del presidente Donald Trump de ordenar un ataque aéreo que mató a un poderoso líder militar iraní, inició una guerra, consecuencia de un conflicto bilateral que lleva mucho tiempo, y es previsible que Teherán prometa y ejecute una venganza por la muerte del general Qassem Soleimani, que será el siguiente acto del choque bélico.

Es curioso pero Trump cree que todavía no es la guerra. Y que el conflicto mayor puede evitarse. Desde su golf-resort en Palm Beach (Florida), el presidente de USA intentó explicar su enfoque: "Anoche tomamos medidas para detener una guerra. No tomamos medidas para iniciar una guerra. Tengo un profundo respeto por el pueblo iraní [...] No buscamos un cambio de régimen".

Pero si realmente es su opinión, él se equivoca. Es la guerra en los modos propios del siglo 21. Se lo mandó a decir Vladímir Putin, vía la vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova: "Es un hecho extremadamente importante, que lleva la situación a un plano completamente distinto. Nos enfrentamos a una nueva realidad: la eliminación de un representante del Gobierno de un Estado soberano, un funcionario público, sin una correlación de estas acciones con alguna base jurídica", le explicó al canal Rossiya 24.


Los conflictos abiertos son muy costosos de financiar y tanto Irak como Libia y Afganistán han demostrado que el triunfo puede resultar una derrota.

Los conflictos del siglo 21 son acciones de una intensidad diferente: lo hace a menudo Israel contra sus milenarios enemigos palestinos, lo demostró Putin en Chechenia, lo acaba de ejecutar Trump en Bagdad contra un general cuya unidad de combate, Quds, se especializa en guerra no convencional fuera de las fronteras de Irán.

Es inevitable un mayor conflicto, que tendrá formas de terrorismo.

La escalada reciente fue frenética. Iraquíes apoyados por iraníes dispararon cohetes contra una base del Gobierno iraquí, matando a un contratista estadounidense. USA bombardeó las posiciones de esos iraquíes aliados de Irán. El paso siguiente fue el ataque de una turba a la embajada de USA en Bagdad, la más grande del mundo. El gobierno de Trump mató al general Soleimani, diciendo -sin pruebas, tal como ocurrió con el armamento de destrucción masiva que nunca se encontró a Saddam- que él estaba ayudando a planificar más ataques contra los intereses estadounidenses.

Sin embargo, ninguna de las partes quiere la guerra convencional. Hasta ahora, ambos se detuvieron siempre antes de la línea de no retorno, tal como sucedió cuando se conoció que Trump, cuando sospechó que los iraníes habían atacado 2 petroleros en el Golfo Pérsico, ordenó un bombardeo de Irán, pero con los aviones ya en el aire él decidió abortar la operación.

La pregunta es dónde se ubica en enero de 2020 la línea de no retorno de Trump y del líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei.

Ya no se trata de una guerra global desencadenada por un asesinato político en los Balcanes. Según Emile Hokayem, quien audita Medio Oriente en el Instituto Internacional de Estudios de Seguridad, con sede en Londres, lo explicó así: "Cientos de miles han estado muriendo en la región durante los últimos 10 años, incluso a manos de Soleimani. USA e Irán ya están en guerra".


Desde que es presidente, Donald Trump se ha empeñado en llevar a posiciones dura al moderado Hassan Rohani.

Lo que viene

Desde la invasión a Irak en 2003, el general Soleimani desafió el poder estadounidense consolidando a las milicias chiítas en Irak, Líbano, Siria y Yemen. Luego los usó para una guerra híbrida contra USA y sus aliados regionales, sin provocar una respuesta directa de Washington DC.

Ni George W. Bush ni Barack Obama se arriesgaron a una escalada. En esta ocasiónes Irán quien tendrá que sopesar los riesgos de su respuesta. Según el secretario de Defensa de USA, Mark Esper, "El juego ha cambiado".

Depende, siempre depende.

Suzanne Maloney, subdirectora de Política Exterior de la Brookings Institution, afirmó: "Teherán tiene mucha práctica en calibrar las represalias en torno a sus intereses reales, que en última instancia conciernen a la supervivencia del régimen".

Esa calibración fue una especialidad del general Soleimani.


Durante estos años, Irán ha estado tratando de demostrar que puede causar dolor y absorber el daño ajeno.

También ha tratado de internacionalizar su disputa con Washington DC con la esperanza de que la comunidad global intervenga. Ese fue el motivo de interferir el suministro de petróleo tanto en los estrechos de Ormuz como de Omán.

Además, Irán
  • se ha involucrado en una política militar indirecta: sus aliados en Yemen lanzaron misiles a las instalaciones petroleras sauditas,
  • aparentemente los iraníes lanzaron ataques encubiertos contra esos buques tanque en el Golfo Pérsico sin reclamar crédito, y
  • las milicias respaldadas por Irán atacaron a las fuerzas estadounidenses en Irak.

E Irán le ha provocado daños a USA en Irak, donde Trump no se decide a retirar las fuerzas estadounidenses porque Irán expandiría su influencia política y económica.

Irak es el gran conflicto presente.

Después que Irán ejecute su previsible venganza, también es una obviedad que habrá un nuevo ataque que anticipa Mike Pompeo, secretario de Estado de Trump, al ordenar el despliegue preventivo de 3.000 comandos en Medio Oriente. Antes, es esperable que el Legislativo de Irak reclame a las tropas estadounidenses el abandono de su territorio.

El 1er. ministro iraquí y musulmán chií, Adel Abdul-Mahdi, representante del Legislativo en el Ejecutivo, condenó el ataque nocturno y lo calificó como una violación de los términos que respaldan la presencia de las fuerzas estadounidenses en el país.

Abdul-Mahdi, quien fue criticado días antes por manifestantes que cuestionan las consecuencias de la influencia de Irán sobre Irak, geopolítica de la que Abdul-Mahdi parece un rostro visible, presentó una solicitud formal para que el Legislativo sesione el sábado 04/01 acerca del futuro de la relación con USA.

Irak y el Golfo Pérsico es el área de combate en esta nueva fase de confrontación. USA cuenta como aliados a Israel, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

Sin duda, los que más sufrirán las consecuencias no deseadas serán los civiles de a pié, los que USA identifica como "daños colaterales".

Pero todos saben que USA tiene un talón de Aquiles: su territorio. Desde el 11/09/2001, es evidente que cualquier acción dentro de USA provoca mucho más que histeria colectiva. Pero ¿daría ese paso el Islam chií o prefiere permanecer chocando en Irak y el Golfo?

Habrá que ver dónde Irán puede activar las redes terroristas que ha desarrollado.


Qassem Soleimani, en el centro. Para muchos iraníes, un héroe nacional. Para USA, un terrorista.

Los límites

El líder supremo iraní Ali Khamenei amenazó con "represalias severas" contra USA por el asesinato del comandante militar más destacado del país, pero él enfrenta algunas restricciones.

El bloqueo financiero-comercial estadounidense ha provocado un empobrecimiento de la economía iraní, que tiene menores recursos, inclusive militares. Sin duda, Irán se mira en el espejo de Saddam Hussein: no le conviene avanzar hacia un conflicto convencional y precisa mantenerse en la ejecución de acciones de alcance puntual, tal como lo fue, curiosamente, el ataque de Trump.

Si no hay conflicto abierto, Irán podrá seguir contando con el eventual aporte de inteligencia satelital y cibernética y la provisión encubierta de equipos de parte de Rusia y China, quienes también se ofrecerán como mediadores ante USA.

"No creo que ni USA ni Irán quieran una guerra total", dijo Sir Tom Beckett, un ex teniente general británico ex asesor del Foreign Office para Oriente Medio y África del Norte. "USA necesitaba reafirmar su decisión de tomar medidas militares compatible con su ejucución de la máxima presión económica".

Alguno dirá que es probable cierto voluntarismo en Sir Beckett, porque resultaría terrible para el Reino Unido del Brexit participar de una acción bélica abierta a la que sería convocado por USA, tal como es la costumbre.

Pero es cierto que la estrategia de Teherá, desde que el presidente Trump retiró a USA del histórico acuerdo nuclear de 2015 que había logrado un acercamiento entre Irán y Occidente, sugiere que la represalia tiene que ser lo suficientemente significativa como para reflejar la estatura de Soleimani, aunque no lo suficiente como para invitar a un conflicto abierto con la superpotencia militar.

A su vez, Trump teme el impacto en la opinión pública estadounidense de la venganza iraní, si es que provoca la muerte de muchos estadounidenses. Por ese motivo afirmó: "USA tiene, por mucho, el mejor Ejército del mundo. Tenemos la mejor Inteligencia del mundo. Si los estadounidenses están amenazados en algún lugar, tenemos todos esos objetivos ya completamente identificados, y yo estoy dispuesto y preparado para tomar las medidas necesarias".

En parte, es cierto pero en parte no: USA no sólo no consiguió ganar la Guerra de Corea sino que perdió la de Vietnam, la invasión a Afganistán es un desastre y la 2da. invasión a Irak terminó con el país en manos de Irán, una realidad que es parte del conflicto presente.


Golfo de Omán: Hace unos días, escenario de ejercicios navales conjuntos entre Irán, China y Rusia.

Las elecciones en USA

Sin duda alguna, Trump autorizó el ataque porque creyó que él puede demostrarle a los del Partido Demócrata, que intenta llevarlo a un juicio político, que es la antítesis de Barack Obama, y que puede ejercer "presión máxima" sobre Irán.

Mucho tiene que ver el año político en USA con todo lo que está sucediendo. Pero lo que ejecute Irán, también impactará en la política de USA, y habrá que ver si será tan favorable a Trump como él lo cree.

Antes del misil desde el drone en el cielo de Bagdad, Trump intentó obligar a Irán a regresar a nuevas negociaciones nucleares, y hay información bastante confiable de que buscó sin éxito un encuentro con el presidente Hassan Rohani, un moderado a quien Trump ha forzado a girar hacia posiciones más belicosas. ¿O no fue el gran tema de la mas reciente cumbre del G20, cuando el iraní fue llevado por Emmanuel Macron hasta unos metros de donde estaba Trump?

A su vez, Irán ha evitado los ataques militares directos, eligiendo métodos no convencionales. Una pregunta es si se podrá mantener esa 'moderación' y si el ayatolá Khamenei tiene control total sobre las fuerzas aliadas y las redes terroristas.

Del mismo modo, Trump habla de extraer a USA de conflictos "interminables" en Oriente Medio. Sin embargo, con más tropas estadounidenses en Oriente Medio, ese objetivo puede resultar difícil de alcanzar.

Nicholas Burns, quien fue subsecretario de Estado del presidente George W. Bush, es escéptico: “¿Ha pensado Trump en los próximos 20 movimientos en el tablero con Teherán? Supongo que no lo ha hecho."

El Pentágono se pregunta si Khamenei optará por atacar con una sola acción dramática o múltiples ataques más pequeños que dificultarían que USA escale.

Nadie cree que los líderes iraníes arremeterán a tontas y a ciegas. Y aprovecharán la ocasión para cerrar grietas en su frente interno impulsando el nacionalismo.

La consultora de riesgo político Eurasia Group dice que la respuesta inmediata de Irán involucraría enfrentamientos de nivel bajo a moderado dentro de Irak, con milicias respaldadas por Irán que atacan bases estadounidenses, acoso renovado de envíos en el Golfo y otros ataques en todo el mundo, difíciles de prever. El ataque cibernético también es una opción. Pero es la guerra, que ya comenzó.

sábado, 15 de abril de 2017

Japón da logística a las tropas americanas

Japón amplió su normativa para proveer munición y logística a las tropas de los Estados Unidos
La Cámara Baja aprobó en concreto la revisión del pacto de colaboración bilateral entre el Ejército de EEUU y las Fuerzas de Auto Defensa niponas, en línea con otras modificaciones legislativas realizadas en el país a raíz de la reinterpretación del artículo pacifista de la Constitución
Infobae



Avión F-15 de las Fuerzas de Auto Defensa niponas en la base de Naha, Okinawa. (REUTERS)

Japón podrá proveer munición y otros suministros a las tropas de Estados Unidos con más facilidad, según una normativa adoptada este viernes por el Parlamento nipón en el actual contexto de aumento de la tensión en la vecina península de Corea.

La Cámara Baja aprobó en concreto la revisión del pacto de colaboración bilateral entre el Ejército de EEUU y las Fuerzas de Auto Defensa niponas, en línea con otras modificaciones legislativas realizadas en el país a raíz de la reinterpretación del artículo pacifista de la Constitución.

La normativa hasta ahora en vigor sólo permitía a Japón proveer munición a las tropas estadounidenses en caso de que el país asiático fuera directamente atacado, así como ofrecer al Ejército de EEUU combustible, alimentos y otros suministros en casos de maniobras conjuntas u operaciones de emergencia.

Con la revisión aprobada hoy, las Fuerzas de Auto Defensa niponas podrán ofrecer munición y otros suministros a EEUU cuando Japón se encuentre en "una situación que pueda amenazar a su supervivencia" o cuando uno de sus aliados sea atacado.


El primer ministro japonés Shinzo Abe durante una sesión en el parlamento en Tokyo, Japón. (Reuters)

La medida ha sido aprobada dentro de la estrategia impulsada por el primer ministro nipón, Shinzo Abe, para reforzar la alianza de seguridad con Estados Unidos ante los constantes ensayos nucleares y de misiles realizados por Corea del Norte, percibidos en Japón con inquietud creciente.

El artículo 9 de la Constitución nipona impide al país el uso de la fuerza para resolver conflictos internacionales y limita las actividades de las tropas niponas a la defensa en caso de agresión bélica.

El año pasado, el Ejecutivo de Abe aprobó una serie de reformas basadas en una reinterpretación de este artículo y dirigidas a expandir las actividades de las Fuerzas de Auto Defensa a nivel internacional y a permitirles intervenir en conflictos para ayudar a sus aliados.

Esta controvertida iniciativa legislativa salió adelante pese a un mayoritario rechazo ciudadano reflejado en manifestaciones multitudinarias, y, según sus detractores, amenaza al pacifismo que ha caracterizado a Japón desde el final de la II Guerra Mundial.

viernes, 14 de abril de 2017

¿Mmmhhh, vamos a la guerra con Corea del Norte este finde largo?

Are We Going to War With North Korea This Weekend?

By Joshua Keating | Slate


Kim Jong-un inspects military forces at an undisclosed location in North Korea.

Tensions are rising on the Korean peninsula this weekend with speculation mounting over whether North Korea is about to test a nuclear weapon and questions of what President Trump is preparing to do in response.

Saturday is a holiday in North Korea, the birthday of the country’s founder and the current leader’s grandfather, Kim Il-sung. North Korea has conducted nuclear and missile tests on important national holidays in the past—though not this particular one. On Friday, the country told foreign journalists visiting for the holiday to prepare for a “big and important event.” As Reuters notes, though, similar announcements have been busts in the past. Still, satellite images show signs that North Korea is preparing another nuclear test.

Meanwhile, a U.S. Navy strike group led by the aircraft carrier Carl Vinson is headed toward North Korea as a show of force. This sort of scenario—beefed up U.S. naval presence combined with a North Korean weapons test—has happened before, quite recently in fact. The difference now, of course, is that Trump is president and nobody really knows what his North Korea policy is (or what might be going on in his head).

NBC reported on Thursday that the U.S. was preparing to launch a pre-emptive strike against North Korea if the military was convinced the isolated state was about to conduct a nuclear weapons test. Using pre-emptive military force to counter a test would be a major shift in strategy. The NBC report suggested the strike could be a tomahawk missile barrage, the same weapon used against Bashar al-Assad’s air force in Syria last week, but it’s not quite clear what the target would be. A Trump administration official called the report “flat wrong.”

Trump has said that he wants China to do more to rein in North Korea’s nuclear program, but that the U.S. will act unilaterally if it does not:



In an interview with the Wall Street Journal this week, however, Trump also saidthat he had come to realize through conversations with President Xi Jinping that China’s leverage over North Korea is limited—something he maybe should have learned from briefings before such a conversation. China has taken some additional steps to put pressure on North Korea in recent days including turning back ships carrying North Korean coal—the country’s main export—and canceling Air China service to Pyongyang.

North Korea almost certainly doesn’t have the capability to attack the U.S. mainland, but if things escalate it could retaliate with an attack on U.S. forces stationed in South Korea or on South Korean civilian targets. The South Korean government and media appear remarkably blasé about the situation today, which is one possible indication that war is unlikely to start this week. (Or restart, technically. North Korea only signed a truce after the Korean War ended in 1953, not a peace treaty.)

An important detail in the NBC story is that “[i]mplementation of the preemptive U.S. plans, according to multiple U.S. officials, depends centrally on consent of the South Korean government.” South Korean politics are, to put it mildly, in flux right now, since the impeachment of President Park Geun-hye last month. Her likely replacements mostly favor a more conciliatory approach to North Korea and have been critical of the previous government’s decision to allow the U.S. to deploy a missile defense system in the country—a move that has enraged Beijing. Even if it doesn’t lead to all-out war, any U.S. move seen as recklessly endangering South Korea’s safety could push the country further toward Beijing’s orbit. Leading candidate Moon Jae-in said in a recent Facebook post, “The safety of South Korea is as important as that of the United States. There should never be a preemptive strike without South Korean consent.”

It’s also not clear that North Korea plans to make good on its threats this weekend. It seems likely that another test is coming at some point, but it’s hard to say for sure when that will happen. A senior North Korean official told the Associate Press it would be “[a]t a time and at a place where the headquarters deems necessary, it will take place.”

The North Korean media has been hyping a major new construction project in Pyongyang as a symbol of national strength equivalent to “100 nuclear bombs.” I don’t want to give the North Korean regime too much credit, but it would be quite a troll of Trump if the “big important event” they were boasting about turned out to be a real estate development.

Though sometimes viewed as just a “crazy, fat kid,” North Korean despot Kim Jong-un has generally behaved in a manner to ensure his own survival. Testing a nuke right at this moment seems like an awfully risky move, especially considering the unpredictable new leader in the White House.

That being said, recent events in Syria show how quickly these situations can escalate, and in the age of Trump, it’s hard to be certain that normal geopolitical rules will apply. Unlike in the case of Syria, though, the presence of nuclear weapons makes the stakes are a lot higher.

sábado, 28 de enero de 2017

Gorbachov teme una guerra nuclear

Gorbachov: "El mundo se está preparando para una guerra"
El líder de la Unión Soviética advirtió sobre los peligros de la amenaza armamentista y pidió a Donald Trump y Vladimir Putin que actúen para evitar una catástrofe.
Perfil


Mijaíl Gorbachov

Mikhail Gorbachov, el último líder de la Unión Soviética, publicó hoy una columna de opinión en la revista Time y allí advirtió sobre la amenaza armamentista que existe en la actualidad: "El mundo se está preparando para una guerra", sentenció. Además llamó, a los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin a evitar una catástrofe.

"La situación actual es demasiado peligrosa. Más tropas, tanques y personal armado están siendo traídos a Europa. Mientras los presupuestos estatales están luchando para financiar las necesidades sociales esenciales de la gente, los gastos militares están creciendo", expresó Gorbachov.

"Los políticos parecen confundidos y perdidos", agregó. Al mismo tiempo aseveró que: "El problema más urgente hoy en día es la militarización de la política y la nueva carrera armamentística. Parar y dar marcha atrás a esta carrera ruinosa debe ser nuestra principal prioridad".

Para el galardonado con el Premio Nobel en 1990, el rearme en marcha pone en peligro los logros obtenidos durante la década de los 80, cuando él lideraba la Unión Soviética y Ronald Reagan ocupaba la Casa Blanca: "Junto a los Estados Unidos, iniciamos un proceso para reducir las armas nucleares y disminuir la amenaza nuclear", precisó.

"El 80 % de las armas nucleares acumuladas fueron desmanteladas y destruidas. La seguridad no se vio disminuida y el peligro a que se iniciase una guerra nuclear como resultado de un fallo técnico o un accidente se redujo. Hoy, sin embargo, la amenaza nuclear parece real una vez más. Las relaciones entre grandes potencias han ido de mal en peor desde hace varios años. Los defensores de la acumulación de armas y el complejo militar-industrial se frotan las manos", detalló.

Ante este contexto, Gorbachov opinó: "El foco debe estar una vez más en la prevención de la guerra, la eliminación gradual de la carrera armamentística y la reducción de los arsenales. Creo que la iniciativa de adopción de tal resolución debe provenir de Donald Trump y Vladimir Putin, los presidentes de dos naciones que tienen más del 90% de los arsenales nucleares del mundo y por tanto, una responsabilidad especial". Para concluir afirmó en su texto: "El tiempo para decidir y actuar es ahora".