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domingo, 8 de marzo de 2020

El negacionismo de la decadencia del gobierno criminal argentino

El verdadero negacionismo es negar la decadencia

Por Darío Lopérfido || Infobae


 Alberto Fernández pidió "dar vuelta la página" y fue acusado de negacionista (Presidencia)

La velocidad con la que la política argentina presenta hechos mediocres o miserables es notable. Uno no termina de sorprenderse u horrorizarse por un hecho que aparece uno nuevo peor al anterior. La estupidez y la inmoralidad son las verdaderas bases sobre las que se asienta el Gobierno. La oposición da algunos signos vitales, pero aún carece de la firmeza férrea para enfrentar los atropellos republicanos que se presentan a diario.

El Presidente estuvo hace algunos días en un acto con militares y dijo algo muy sensato: “Quiero darles la bienvenida a los nuevos jefes y manifestar mi alegría por el hecho de que hoy todos los oficiales y suboficiales son hombres de la democracia, egresaron de sus escuelas en democracia y esto amerita que de una vez por todas demos vuelta la página y celebremos”. Algo normal y empíricamente demostrable, si uno tiene en cuenta el paso de los años desde la última dictadura. La respuesta que recibió de Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo fue lapidaria: “Yo lamento y rechazo totalmente todas las expresiones del Presidente. No tenía ninguna necesidad de expresarse así, por obligación. Por eso pienso que es un negacionista, y lo lamento mucho”. Debo admitir que la declaración de Cortiñas me pareció un esperpento. Al mismo tiempo, me hizo algo de gracia que desde la decadencia que impera en los organismos mal llamados de “derechos humanos” lo calificaran a Alberto Fernández de la misma manera que me habían llamado a mí por decir que los desaparecidos son los que figuran en la Conadep y no los del “número simbólico” de 30 mil.

El supuesto “progresismo” argentino es una fuente inagotable de sandeces que combina perfectamente con el bajo nivel intelectual y la violencia política de los integrantes de ese grupo amorfo. Una de las bobadas que pusieron de moda en los últimos tiempos es llamar “negacionismo” a cualquier cosa. Ni soy negacionista yo cuando digo que los crímenes de los 70 fueron espantosos y que la dictadura tuvo una conducta altamente reprochable (creo que la cantidad de desaparecidos que figuran en la Conadep es escalofriante) ni lo es el Presidente por decir algo que tiene que ver con la edad de los miembros de la fuerzas armadas. Cuando ocurrió mi episodio pude comprobar el pobrísimo nivel intelectual y la falta de conocimiento de la historia por parte de muchos que, además, se negaban a debatir conmigo cuando se los proponía. Es sabido que los comisarios políticos no debaten y que sólo tienen vocación de eso, de comisarios políticos. Nunca se me ocurrió retractarme porque creo que la política es el territorio de las ideas. Cuando llegaron al extremo del ridículo y me amenazaron con hacerme un juicio, los insté a que procedieran y les aseguré que estaría encantado de debatir ahí. Me pidieron dinero para no ir a juicio, a lo cual, claro está, me rehusé totalmente y sigo pensando lo mismo. Por supuesto, me hizo gracia compartir la denominación “negacionista” con el Presidente, con quien no tengo nada en común.

Pero Fernández, nunca sabremos si porque se asustó o porque se lo ordenaron, pidió unas extrañísimas y larguísimas disculpas (intuyo que se lo ordenaron, por supuesto), además de desopilantes porque, repito, el hecho de que todos los militares hoy se forman en democracia es un hecho indiscutible. El autoritarismo de Cortiñas es igualmente indiscutible. Haber sido víctima de una dictadura debe despertar solidaridad y comprensión ante un hecho aberrante como es la pérdida de un ser querido, pero si esa víctima se convierte en una persona violenta y autoritaria es menester marcarle esas malas costumbres. Fernández podría haberle dicho, en buen tono, que él dijo algo lógico, que nada de lo expresado podía ser considerado “negacionista” y pedirle amablemente a Cortiñas que se retractara. Hubiese sido un extraordinario gesto de respeto hacia toda la sociedad que no quiere más patoterismo. A pesar de ello, eligió comportarse como un pusilánime y perder la oportunidad. Fernández no tiene ideas. Les dice a los demás aquello que quieren escuchar.

Pasado el hecho, exculparon al Presidente por sus dichos, y todo concluyó con una reunión en la que estuvieron Cortiñas y Pérez Esquivel entre otras personas. Está confirmado que en el encuentro no recordaron aquellos tiempos en los que Fernández era menemista y apoyaba los indultos a terroristas y militares. Ni el año 2000, cuando nuestro actual Presidente militó integrando conjuntamente una lista de diputados con Elena Cruz, gran admiradora de Videla y organizadora de marchas en su apoyo. O sea, integraban el mismo espacio con Alberto. La relatividad moral: un clásico del peronismo y de la izquierda.

En lo que respecta a la oposición, esta semana hubo un episodio llamativo en un acto de apoyo al proyecto de ley a favor del aborto. En el acto estaban algunas diputadas de Cambiemos (Silvia Lospennato, Camila Crescimbeni, Josefina Mendoza, Carla Carrizo y Brenda Austin) en un escenario frente a la gente congregada al grito de “les cortamos las rutas y les quemamos la Catedral”, en caso de que no saliese la ley. Cabe destacar lo bajísimo del nivel. Subir a algunos escenarios tiene su riesgo. Esto provocó bastante polémica y las diputadas se excusaron diciendo que no estaban cantando (se las ve a algunas de ellas arengando con el brazo y siguiendo el ritmo). Nada de esto hubiese escalado si se hubieran disculpado. Terminado el tema. Nadie cuestiona, además, el derecho de las diputadas a votar lo que crean más oportuno. El tema es la colonización en las formas. No se es más feminista por levantar consignas violentas al estilo kirchnerista. El kirchnerismo envenenó las formas políticas. Uno espera que el sector republicano se imponga en las formas y no que sea colonizado por los que intoxican el discurso. No le viene bien a Cambiemos tener clones de lo peor de la política. Le conviene, en cambio, marcar la diferencia, tanto en el fondo como en las formas.

Pero todo pasa rápido y todo puede ser peor en Argentina, que es el sitio donde la decadencia no descansa y se supera día a día. El episodio del embajador Scioli votando una ley que habla de eliminar privilegios, pero que tiene un trasfondo peligroso de vaciamiento de la Justicia, supera los peores pronósticos. Sabemos que la manipulación de la Justicia es el gran objetivo de los sectores más radicalizados del kirchnerismo. Tienen una obsesión con eso. Scioli haciendo la V con los dedos después de haber votado y siendo embajador (tiene el plácet concedido por Brasil), creyendo que por eso es pícaro, es una postal de la decadencia política argentina. No sabía ni qué votaba: lo llamaron y fue. Cuando un periodista le preguntó en detalle por la ley sólo balbuceó tonterías.

Cree que es una broma de asado después de sus partidos de fútbol. Tenemos algunos de los peores políticos del mundo. El sindicato del crimen es también tilingo.

Seguir viendo estos episodios y analizarlos como si fuera un país normal forma parte de la enfermedad argentina.

miércoles, 14 de junio de 2017

Un escarnio inmerecido a las FF.AA. de parte de inútiles

Un escarnio inmerecido
La Nueva Provincia - 03/06/2017
Escribe Carlos R. Baeza




Sostiene el escritor israelí Yuval Harari que “la estupidez humana es una de las fuerzas más poderosas de la historia”. Y una prueba de ello han sido las declaraciones de tres insignes pensadores nacionales como lo son Julia Mengolini, Griselda Siciliani y Marcelo Tinelli, acerca del desfile conmemorativo del pasado 25 de Mayo. La primera de las nombradas afirmó que: “No sé ustedes, pero a mí los aviones de combate sobrevolando la ciudad me da muy 55. Escalofríos”, en tanto la restante sostuvo: “Todo bien con las tradiciones pero esto no lo entiendo…¿Militares marchando?” Finalmente Tinelli dijo: “¡Qué sorpresa! ¡Tenemos aviones de combate!”

La primera conclusión a la que cabe arribar es que estas lúcidas mentes acaban de descubrir algo que los argentinos ignorábamos: que los aviones pueden sobrevolar las ciudades; que los militares en los desfiles, marchan, y que entre esos aviones los hay de combate. Pero hurgando un poco más en esta lección de civismo es posible encontrar otros aspectos. Veamos.

Julia Mengolini nació el 2 de mayo de 1982 por lo cual es obvio que la mención al año 1955 se la deben haber contado. Sin embargo, es difícil entender la asociación que pretende hacer entre los aviones que bombardearon Buenos Aires el 16 de junio de 1955 con los que surcaron el aire en un desfile patriótico en 2017, máxime que por ser abogada debe haber estudiado nuestra historia institucional y por ende, conocer otros episodios similares. Así, por ejemplo, no parece sufrir “escalofríos” al recordar cuando el entonces capitán Juan D. Perón, como integrante del Comando de Operaciones encabezado por el Gral. Uriburu, derrocaran al presidente Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930, afirmando que “solo un milagro pudo salvar a la revolución” y que ese milagro “lo realizó el pueblo de Buenos Aires que en forma de una avalancha humana se desbordó en las calles al grito de ‘¡viva la revolución!”

Tampoco aparenta padecer “escalofríos” al evocar al mismo Perón quien integrando el G.O.U, intervino activamente en el golpe del 4 de junio de 1943 que derrocara al presidente Castillo, ni menos aún que el nombrado, dentro de ese gobierno usurpador, ocupara la titularidad de la Secretaría de Trabajo y Previsión siendo igualmente designado como Ministro de Guerra y finalmente Vicepresidente; y tampoco que al pretender justificar ese movimiento afirmara que “Las fuerzas armadas de la Nación, intérpretes del clamor del pueblo, sin regir la responsabilidad que asumían ante el pueblo mismo y ante la historia, el 4 de junio de 1943 derribaron cuanto significaba una renuncia a la verdadera libertad, a la auténtica fraternidad entre los argentinos”. Y si bien al producirse el golpe del 28 de junio de 1966 que destituyera al presidente Illia, Perón se encontraba exiliado, Mengolini no dijo haber experimentado “escalofríos” cuando aquél diera su expreso apoyo a ese gobierno usurpador al decir que “el golpe de estado era la única salida para acabar con el régimen corrupto imperante en Argentina en los últimos tres años”.

En cuanto a la sagaz Siciliani, resulta al menos desconcertante que se pregunte por qué en el desfile hubo “militares marchando”. Precisamente el término “desfile” designa a un grupo de personas que marchan a pie, a caballo o motorizados, con un recorrido concreto en una celebración pública y que puede tener carácter militar o civil. Habla de tradiciones pero no entiende el hecho que los militares desfilen en un acto patrio y aquí cabe una preocupante reflexión: siendo alumna del primario ¿nunca participó o al menos tomó conocimiento que en las fechas patrias se realizaban importantes desfiles cívico-militares con la participación de todas las fuerzas, junto a alumnos de establecimientos educacionales y otros sectores de la sociedad? ¿Por qué en este caso en particular llamó su atención que los militares marcharan? ¿Cree, quizá, que quienes conformaron ese desfile, tienen alguna vinculación con hechos protagonizados por militares hace 40 años en nuestro país? ¿Qué fue, entonces, lo que motivó sus expresiones o igualmente le hubieran llamado la atención los desfiles de nuestros ejércitos libertadores o de los cientos de manifestaciones similares habidas en nuestra historia? Cabría preguntarle a nuestra inquieta pensadora la causa por la cual -al igual que Mengolini- pretende asociar un desfile militar conmemorativo de una fecha patria y en plena vigencia de un régimen democrático con épocas pasadas en las cuales los militares -y civiles ansiosos que golpeaban las puertas de los cuarteles- derrocaban gobiernos constitucionales.

Finalmente, el conductor televisivo y fracasado aspirante a manejar el fútbol nacional, ha ofendido la memoria de los aviadores caídos en combate en la guerra de Malvinas así como la de todos los demás que participaron en esa gesta arriesgando sus vidas en defensa de la patria. Todos ellos, precisamente, tripulaban aviones de combate que -por si lo ignoraba- son las aeronaves que por razones lógicas intervienen en conflictos bélicos. De allí que no se advierte que recién se entere que Argentina tuvo y tiene aviones de combate, hecho público y notorio para cualquier habitante que aún recuerda los sangrientos episodios de 1982. Pero quizá Tinelli nunca se enteró de estos hechos ya que siempre estuvo muy ocupado dedicándose a elaborar los engendros televisivos que -una vez más- también forman parte de la estupidez humana.

Desde el fondo de nuestra historia patria los héroes militares que la hicieron posible –San Martín, Belgano, Güemes, Lavalle y tantos otros- no merecen el escarnio que estos “representantes de nadie” han pretendido infligir a sus memorias.

lunes, 29 de mayo de 2017

Tenembaum confunde Israel con la República Argentina

Nota del administrador: Ernesto Tenembaum, como lamentablemente otros miembros de la colectividad judía en Argentina, confunden Argentina con Israel de una manera directa y sin escalas. La "simbología del desfile" a la que alude solo afecta a una minoría muy extremista que gobernó 12 años y socavó cada estamento de los poderes del Estado con corrupción y conductas inmorales. Si eso afecta a Tenembaum, bien haría en explayarlo más directamente y NO con tangentes de los campos de concentración y judíos que NADA tienen que ver con Argentina y su situación frente a una amenaza comunista en los 70s ni con la Argentina y la recuperación de la democracia desde 2015.

Desfile militar por los 207 años de la Patria (Foto: DyN) 

Griselda Siciliani y el desfile del "como si nada hubiera pasado"


Por Ernesto Tenembaum | Infobae




El sábado por la tarde, la talentosa actriz Griselda Siciliani expresó, de manera moderada y respetuosa, su incomodidad ante el desfile militar que se realizaba en la Avenida del Libertador. Inmediatamente, recibió centenares de insultos destemplados -un clásico de las redes sociales-, como si su reacción mereciera algún tipo de castigo.

Pues bien.

Tal vez sea una obviedad, o un desatino.


Pero estoy entre las personas a las cuales la reacción de Siciliani le pareció apropiada y pertinente. Porque el desfile militar del sábado fue insensible e irrespetuoso. Y creo que mucha gente compartirá esa idea si se detiene unos minutos a pensar más allá de la bendita grieta.


La pelotuda de Griselda Siciliani generó un fuerte debate con su tuit. Una flor de inútil que sólo alcanzó la belleza tras diversas operaciones y que tiene difusión por haberse acostado con el productor Adrián Suar.

La Argentina es una sociedad muy inclinada a discutir alrededor de símbolos, sobre todo después de la última dictadura: qué feriados se deben festejar, qué monumentos se deben erigir o desplazar, qué números se deben aplicar, de qué manera se deben llamar a las cosas. Sin embargo, cualquiera que conozca algo de la historia judía reciente, sabe que no se trata de un rasgo excepcional.

Valen dos ejemplos. Mucho antes de que se discutiera si fueron o no treinta mil los desaparecidos, el mundo entero debatió si los judíos asesinados durante el holocausto fueron o no seis millones. No hay una investigación histórica concluyente que determine un número exacto de víctimas. Sin embargo, en el mundo occidental hay cierto consenso de no discutir el tema porque hiere a sobrevivientes, familiares y a todos los que han hecho propio su dolor.

Tal vez ese consenso haya sido irracional.

Tal vez se haya vulnerado así la verdad histórica o la libertad de expresión.

Pero es lo que ocurrió. Y no fue un gesto de estalinismo, sino de cuidado, de piedad, de comprensión.

El segundo ejemplo es aún más profundo. Todavía hoy, más de setenta años después del final del holocausto, en Israel se discute si se debe o no tocar libremente música de Wagner y de Strauss, pese a los reiterados pedidos de geniales músicos judíos de todo el mundo, que se han destacado incluso en Israel, como Zubin Metah o el argentino israelí Daniel Baremboim (1). Wagner murió antes de la llegada de Hitler al poder pero su música sonaba en algunos campos de concentración. Strauss fue nazi. Está claro que la ejecución de sus composiciones, per se, no va a producir un nuevo holocausto. Y que la prohibición implícita de hacerlo vulnera la libertad artística. Pero, en el medio de todo esto, están las victimas, su dolor lacerante que, por momentos, produce consecuencias autoritarias: de eso no se habla, eso no se discute, eso no se mira, no se escucha, no se toca. Así, las cosas, desde 1938 que la música de Wagner no se interpreta en el Estado Judío sin que el episodio esté rodeado de una polémica muy agresiva.

Esos dos dilemas no necesariamente fueron bien resueltos. En realidad, eso está en la lógica intrínseca de un dilema: no tienen solución sin costo. ¿Quién sabe cuánto se debe respetar el dolor y cuánto debe primar la libertad de que cada uno escuche la música que quiera? ¿Cuál es el punto exacto donde se respeta al máximo a los unos y a los otros?

Por eso, dado que los símbolos en casos tan sensibles generan dilemas, mejor administrarlos de manera inteligente, sobre todo cuando alguien ocupa la conducción de un país. Naturalmente, vivimos en libertad y cada cual puede organizar el show que le plazca. Pero ese derecho merece algo de reflexión cuando quien lo ejerce está a la cabeza del Estado. No se trata de prohibir nada a nadie pero a veces, aunque parezca contranatura, el poder debe tener corazón. Y eso no es lo que ocurrió el sábado.


Desfile militar por los 207 años de la Patria (Foto: Gustavo Gavotti)

Desfile militar por los 207 años de la Patria (Foto: Gustavo Gavotti)

Un desfile militar, para la sociedad argentina, no es un hecho cualquiera. Es cierto que se trata de una larga tradición, y que todos los mayores de cincuenta hemos sido llevados alguna vez a un desfile de la mano de nuestros padres o como alumnos el día de la Bandera. Pero desde 1983 no se realizaban. Y eso ocurría por una razón obvia. Entre la época en que nos llevaban de la mano a ver los desfiles y la llegada de Macri al poder, ocurrió la peor tragedia de la historia argentina: la represión ilegal.

Dado ese antecedente, es todo un detalle que en los desfiles militares organizados por el macrismo todo ocurra como si nada hubiera pasado, como si, alegremente, todo podría volver a ser como era entonces, cuando presuntamente eramos tan felices porque nuestros padres nos llevaban a ver a los militares desfilar con banderitas de plástico en las manos.

La sociedad argentina se debe aun un debate, que tal vez no sea prioritario, sobre el rol de las Fuerzas Armadas. Desde la guerra de la Independencia no está muy claro para qué sirven. Participaron de dos guerras absurdas: Malvinas y la guerra del Paraguay. Luego fueron una espada de Damocles para la democracia, hasta que en los noventa Carlos Menem directamente las eliminó como fuerza de presión política. Fueron claves en la conquista del Desierto y en la represión de los setenta. Como mínimo, no se entiende para qué sirvieron. Por si fuera poco, no tuvieron ninguna relación con la conformación de la Primera Junta de Gobierno, ya que el Ejército se fundó después. Más aún: la Revolución de Mayo fue de las pocas que no produjeron muertos, se formó un gobierno patrio sin disparar un tiro. Es difñicil de entender la razón del desfile militar en ese día.

Pero, si por la razón que fuese, un Gobierno cree que deben volver los desfiles, en medio de ese símbolo tan polémico debería estar registrada la historia reciente, contemplado el dolor de las víctimas, lo que ocurrió entre ese pasado supuestamente feliz y la decisión de suspender estas demostraciones. ¿Hubo un minuto de silencio por los desaparecidos? ¿Hubo alguna expresión de autocrítica por lo que ocurrió? ¿Hubo un cartel que dijera Nunca Más en medio de las trompetas?¿En qué momento del desfile su pudo apreciar que las Fuerzas Armadas registraron que algo pasó, al menos para serenar cualquier duda? Con ese solo gesto simbólico, el problema estaría salvado.

Y si nada de eso ocurre, uno puede preguntarse por qué. ¿Qué quiere decir ese silencio? ¿Que repudiar la represión ilegal es aun un tema conflictivo para la familia militar? ¿Y entonces? ¿Qué estamos festejando? ¿Cambiaron o no cambiaron? En síntesis ¿no hay motivos para sentirse incómodo ante ese símbolo polémico, manejado de manera tan frívola por el Gobierno?

En los 33 años que lleva la democracia argentina, sus logros en relación con lo ocurrido durante la dictadura, son gigantescos. En principio, este es el período más largo de libertad política de la historia. Además, la mayoría de los torturadores y asesinos están presos, en un ejemplo único en el mundo de que la libertad no debe canjearse por impunidad. Ya no existe el poder militar. Ningún ciudadano está obligado a servir a las Fuerzas Armadas. Más de 120 niños robados a los han recuperado su identidad y sus apropiadores fueron condenados. Y hay una sólida condena social a ese período histórico.

En ese contexto, la década kirchnerista añadió un elemento muy agresivo: su utilización para callar voces, su manipulación para tratar de definir conflictos menores del presente y, además, una reivindicación velada de los movimientos guerrilleros que funcionaron entre 1973 y 1976. Era natural que el cambio de Gobierno introdujera una visión más abierta e inclusiva, que la de sus antecesores. Sin embargo, esa visión matizada, tal vez sanadora, parece muchas veces retroceder frente a hechos poco entendibles como la discusión apasionada sobre el número de 30.000 desaparecidos, la falta de colaboración para que el esclarecimiento sobre lo ocurrido en la dictadura llegue a las escuelas, las declaraciones presidenciales sobre "el curro de los derechos humanos" o el célebre "no tengo idea de cuántos fueron", el manoseo del feriado del 24 de marzo, la permanencia en su cargo de un funcionario que negó la existencia de un plan criminal, el desmontaje de reparticiones que colaboraban con la búsqueda de la verdad o el primer respaldo, luego retirado, al fallo del 2 por 1. Esos gestos del gobierno nacional no fueron reproducidos, afortunadamente, por las administraciones de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires y en la capital del país.

En este contexto, es muy lógico que muchos argentinos se sientan tan incómodos frente al desfile como se sintieron insultados por la designación de César Milani al frente del Ejército o indignados ante el escándalo de Sueños Compartidos. No se trata, una vez más, de ser kirchnerista o antikirchneristas: el bien y el mal muchas veces están por encima de esas categorías tan efímeras.

Es cierto que el uniforme de los generales lo usó San Martín. Pero también lo usó Videla. Contar la mitad de la historia es, siempre, sesgado. Y eso ocurrió el sábado, en la Avenida del Libertador, en el desfile del "como si nada hubiera pasado".

Postdata: Tenenbaum, andate a la puta madre que te parió.

domingo, 23 de abril de 2017

Político israelí: ¡Hay que bombardear Irán!

Iran Is a Bigger Threat Than Syria and North Korea Combined
Damascus and Pyongyang violated their agreements. Tehran can comply and still threaten millions.



Iran’s supreme leader, Ayatollah Ali Khamenei, in the northeastern city of Mashhad, March 21. PHOTO: ASSOCIATED PRESS
By Michael Oren | Wall Street Journal

The U.S. has signed agreements with three rogue regimes strictly limiting their unconventional military capacities. Two of those regimes—Syria and North Korea—brazenly violated the agreements, provoking game-changing responses from President Trump. But the third agreement—with Iran—is so inherently flawed that Tehran doesn’t even have to break it. Honoring it will be enough to endanger millions of lives.

The framework agreements with North Korea and Syria, concluded respectively in 1994 and 2013, were similar in many ways. Both recognized that the regimes already possessed weapons of mass destruction or at least the means to produce them. Both assumed that the regimes would surrender their arsenals under an international treaty and open their facilities to inspectors. And both believed that these repressive states, if properly engaged, could be brought into the community of nations.

All those assumptions were wrong. After withdrawing from the Nuclear Non-Proliferation Treaty, Pyongyang tested five atomic weapons and developed intercontinental missiles capable of carrying them. Syrian dictator Bashar Assad, less than a year after signing the framework, reverted to gassing his own people. Bolstered by the inaction of the U.S. and backed by other powers, North Korea and Syria broke their commitments with impunity.

Or so it seemed. By ordering a Tomahawk missile attack on a Syrian air base, and a U.S. Navy strike force to patrol near North Korea’s coast, the Trump administration has upheld the frameworks and placed their violators on notice. This reassertion of power is welcomed by all of America’s allies, Israel among them. But for us, the most dangerous agreement of all is the one that may never need military enforcement. For us, the existential threat looms in a decade, when the agreement with Iran expires.

Like the frameworks with North Korea and Syria, the Joint Comprehensive Plan of Action of 2015 assumed that Iran would fulfill its obligations and open its facilities to inspectors. The JCPOA assumed that Iran would moderate its behavior and join the international community. Yet unlike its North Korean and Syrian allies, Iran was the largest state sponsor of terror and openly vowed to destroy another state—Israel. Unlike them, Iran systematically lied about its unconventional weapons program for 30 years. And unlike Damascus and Pyongyang, which are permanently barred from acquiring weapons of mass destruction, Tehran can look forward to building them swiftly and legitimately in the late 2020s, once the JCPOA expires.

This, for Israel and our neighboring Sunni states, is the appalling flaw of the JCPOA. The regime most committed to our destruction has been granted a free pass to develop military nuclear capabilities. Iran could follow the Syrian and North Korean examples and cheat. Or, while enjoying hundreds of billions of dollars in sanctions relief, it can adhere to the agreement and deactivate parts of its nuclear facilities rather than dismantle them. It can develop new technologies for producing atomic bombs while testing intercontinental ballistic missiles. It can continue massacring Syrians, Iraqis and Yemenis, and bankrolling Hamas and Hezbollah. The JCPOA enables Iran to do all that merely by complying.

A nuclear-armed Iran would be as dangerous as “50 North Koreas,” Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu told the U.N. in 2013, and Iran is certainly many times more dangerous than Syria. Yet Iran alone has been granted immunity for butchering civilians and threatening genocide. Iran alone has been guaranteed a future nuclear capability. And the Iranian regime—which brutally crushed a popular uprising in 2009—has amassed a million-man force to suppress any future opposition. Rather than moderating, the current regime promises to be more radical yet in another 10 years.


How can the U.S. and its allies pre-empt catastrophe? Many steps are possible, but they begin with penalizing Iran for the conventions it already violates, such as U.N. restrictions on missile development. The remaining American sanctions on Iran must stay staunchly in place and Congress must pass further punitive legislation. Above all, a strong link must be established between the JCPOA and Iran’s support for terror, its pledges to annihilate Israel and overthrow pro-American Arab governments, and its complicity in massacres. As long as the ayatollahs oppress their own population and export their tyranny abroad, no restrictions on their nuclear program can ever be allowed to expire.

In responding forcibly to North Korean and Syrian outrages, President Trump has made a major step toward restoring America’s deterrence power. His determination to redress the flaws in the JCPOA and to stand up to Iran will greatly accelerate that process. The U.S., Israel and the world will all be safer.

Mr. Oren is Israel’s deputy minister for diplomacy and a Knesset member for the Kulanu Party.

viernes, 3 de abril de 2015

Los japoneses no desean un Japón militarmente poderoso

Abe Push for Quick Action on Defense Laws Facing Opposition

by Isabel Reynolds


 
Air servicemen of the Japan Self-Defense Force walk past a F-15J/DJ fighter aircraft on a runway prior to a review ceremony at the Japan Air Self-Defense Force's Hyakuri air base in Omitama, Ibaraki prefecture on Oct. 26, 2014. Photographer: Kazuhiro Nogi/AFP/Getty Images


(Bloomberg) -- A majority of Japanese oppose Prime Minister Shinzo Abe’s plan to pass legislation to expand the military’s role in the current parliamentary session, an opinion poll indicated.

Fifty-one percent of respondents to a Nikkei newspaper survey released Monday said the bills shouldn’t be passed in the session due to end in June, while 31 percent said they should.

The poll appears to signal that many voters are unwilling to see a rapid broadening of the remit of the country’s Self Defense Forces, even amid a territorial dispute with an increasingly assertive China. While Abe’s proposed legal changes and reinterpretation of the 68-year-old pacifist constitution have been welcomed by the U.S., neighboring China and South Korea are wary of any return to militarization.


“The international security situation is constantly changing, with the spread of weapons of mass destruction and the threat of terrorism,” Abe told graduating students at the National Defense Academy on Sunday, according to Kyodo News. “In order to make our pledge against war a reality, we need to learn from our predecessors, make decisions and take action.”

Abe’s ruling Liberal Democratic Party agreed a basic outline of legislative changes with its Buddhist-backed coalition partner Komeito last week. The government plans to draft bills next month and pass them in the current session of parliament, which may necessitate extending it beyond the current cut-off point of June 24.

The outline includes a call for changes to laws on “gray zone” situations that do not amount to an attack on Japan; on providing support to foreign militaries overseas; the use of weapons in peace-keeping operations overseas; and the use of force to defend other countries under certain circumstances.

Gender Divide

“Since the war, our country has in principle not used force overseas,” Katsuya Okada, the leader of the main opposition Democratic Party of Japan, said of the legislation on his blog on Saturday. “The content of Prime Minister Abe’s proactive pacifism policy means a great change to that thinking.”

Okada also called for a party leaders’ debate to discuss the proposals.

The Nikkei poll found a marked difference in opinion between male and female respondents. While 45 percent of men supported the passage of the laws in the current session, only 20 percent of women agreed. The paper polled 1,043 people by phone March 20-22.

Support for Abe’s cabinet rose one percentage point to 51 percent from a similar poll in February.

martes, 28 de febrero de 2012

Siria: No a la guerra sectaria

MARTES 28 DE FEBRERO DE 2012

No a la guerra sectaria
Texto original: Al-Quds al-Arabi

Autor: Elías Khoury

Fecha: 28/02/2012
 



La tragedia de Baba Amro en Homs es un resumen conciso de las políticas del régimen sirio: bombardeos, disparos a quemarropa, asesinato y pisoteo de todos los valores humanos sin piedad. Desde hace tres semanas, el barrio está bajo las balas y estas no cesan. 

Está claro que la masacre de Baba Amro se ha convertido en un nuevo punto de inflexión de la situación en siria. El bombardeo de este barrio no es un intento de atemorizar al resto de ciudades, ni de llegar a zanjar el asunto militarmente. El régimen es consciente de que el miedo ha caído y que la revolución se traslada de ciudad en ciudad. También sabe que la lógica del terror ya no sirve. En lo que respecta al hecho de zanjar militarmente la situación, ello tampoco está ya en sus manos, ya es tarde, por no decir que desde el principio era ya una ilusión: nadie puede zanjar con balas y fuego una revolución que se ha extendido por todos los rincones de Siria. Entonces, ¿por qué Baba Amro? 

¿Acaso algunas cabezas del régimen siguen pensando que es posible aplastar la revolución como se hizo en Hama? ¿O tal vez estás cabezas dirigen al país, consciente o inconscientemente, y lo más probable es que sea conscientemente, a una guerra civil? Hemos visto cómo la dictadura al estilo baasista se convierte en un anuncio de suicidio, pero se trata de un suicidio acompañado del sacrificio y la destrucción de la nación. Es decir, la única estrategia de la dictadura es probar que el dictador es capaz de destruir y dividir la nación en el momento de su caída. En este sentido Baba Amro no es un antecedente de que la revolución vaya a ser zanjada, sino que es la puerta que las autoridades han abierto hacia el infierno. Es decir, la continuación del salvaje bombardeo no es más que un indicio de que el único plan del régimen es perder a Siria en los derroteros de una guerra civil. 

El régimen quiere decir hoy que su caída no se parecerá a la del resto de dictadores árabes, sino que implicará la caída del estado y que anunciará la entrada de Siria en una etapa de fragmentación. El pueblo sirio no podrá enfrentarse a este peligro encomendándose al apoyo de los “amigos de Siria” porque a pesar del apoyo moral a la revolución que ha insuflado la conferencia en Túnez, los sirios no se librarán del derramamiento de sangre al que los conduce la dictadura si no es por sus propios medios y con sus propias manos. 

Está claro que las estrategias de las grandes potencias no tienen nada que ver con exigencias. Ni Rusia apoya la independencia de Siria, ni EEUU apoya la democracia. Ello es parte de la hipocresía del lenguaje político en las relaciones internacionales. Ciertamente, una democracia naciente en Siria no reporta ningún beneficio a Israel, porque lo primero que hará un gobierno sirio elegido será comenzar a trabajar en la liberación del Golán. 

El régimen sirio ha conseguido implicar al Hezbollah libanés para que lo apoye, del mismo modo que ha podido encomendarse a las ayudas iraníes, lo que ha situado a la revolución Siria en el centro de la lucha entre los estados del Golfo e Irán, y es ahí donde reside el peligro de que Siria se convierta en un campo (de batalla). ¿Acaso la guerra civil en siria es un destino del que no se puede escapar? 

Deslizarse a una guerra civil significa que la revolución entre en un túnel sin salida, o al menos, en un túnel muy costoso, que puede llevar a Siria a la destrucción. Lo peligroso es que el régimen ya no amenaza con la guerra civil para atemorizar al pueblo, sino que el fracaso de la política del terror ha hecho al régimen legitimar la fundamentación efectiva y palpable de la lógica de la guerra civil. La revolución siria está hoy ante un punto de inflexión entre las posibilidades de la guerra civil y su total eliminación. Se trata además de un punto extremadamente importante porque no pueden permitirse el fracaso y cualquier error puede ser mortal. Por tanto, es lícito preguntar a los amigos en el Consejo Nacional Sirio (CNS) que han hecho y qué van a hacer. 

¿Es lógico que no nos llegue más que el eco de las diferencias políticas y las amenazas en torno a los puestos mientras la gente está siendo asesinada en las calles? El CNS que recibió un apoyo popular sin precedentes cuando fue fundado parece hoy como si disipara ese apoyo por medio de su inmovilismo político y el haberse convertido en algo así como una palestra mediática. La aparición en los medios es solo una pequeña parte de la misión de quien representa al pueblo sirio, mientras que su misión política se compone de tres puntos básicos: 

Primero: la elaboración de un discurso político claro para la revolución siria, que delimite el significado del horizonte democrático, y se dirija a todos los sectores del pueblo, especialmente a los que aún se mantienen dudosos. También ha de ser claro en su discurso sobre la cuestión de las minorías religiosas y nacionales. ¿Qué significa un estado civil democrático? ¿Cómo puede la idea de ciudadanía con igualdad de derechos y deberes disipar los temores? No es lógico ni aceptable que tales cuestiones se apoyen meramente en declaraciones a periódicos y televisiones que muchas veces parecen contradecirse. Apagar la mecha de la guerra civil supone estar profundamente concienciado de la necesidad de evitar el sectarismo y rechazar todas sus formas y prácticas, reafirmando el lema de la unidad del pueblo sirio que el pueblo ha elevado en sus manifestaciones. 

Segundo: construir las instituciones de apoyo a la resistencia de la gente, llevando a cabo la tarea de crear instituciones populares creíbles y transparentes. La situación actual ya no puede aceptarse, pues la tragedia crece a diario y ello exige una coordinación entre el interior y el exterior para desarrollar medios constructivos de trabajo. 

Tercero: Hasta hoy la tarea del Ejército Sirio Libre (ESL) era proteger a los manifestantes y conformar el marco de la resistencia popular, pero la falta de coordinación entre los comités locales y este ejército puede amenazar con que las cosas se vayan de las manos. 
En cuarto y último lugar, debe reafirmarse que el horizonte democrático en Siria es la base sobre la que se construirán las instituciones del estado y que la democracia es la antesala del compromiso con la cuestión de la liberación del Golán, que guarda una estrecha relación con la cuestión palestina y el derecho palestino. 

Estas cuatro acciones son lo primero que ha de acometerse para hacer fracasar el plan del régimen de ahogar a Siria en el caos de la guerra civil. Es hora de que la oposición siria sea consciente de lo peligroso de la situación para actuar en consecuencia y en respuesta a la llamada de la sangre en Homs, Daraa, Idleb, Hama, Zabadani, Alepo, Damasco y Deir Ezzor. 

No hay más opción que la revolución y la resistencia, y no existe más horizonte que la conciencia de que el camino del cambio lo construyen la conciencia, la sabiduría y la paciencia. 

Fuente: Blog Traducción Siria

miércoles, 25 de enero de 2012

¡Despierten cucarachas!

Armada anglo-sajona: ¿Hasta cuando vamos a seguir comiendo sapos? 
Por Ricardo da Rocha Paulo Paiva - Manaus 

 

Han pasado tres décadas y el Reino Unido se decidió de añadir un plan para la defensa de las islas del Atlántico Sur. No pasó mucho y el Daily Mail publicó recientemente que fuentes del Ministerio de Defensa informaron la noticia de que un submarino nuclear de la Marina Real se encuentra en espera sólo en las proximidades de la costa de "sus" Islas Malvinas. En cuanto a los débiles abusados del Mercosur, a su vez, decidieron, al parecer, pero sin el poder para hacerlo, busque la sarna pica: 
"Atención cucarachas luso-hispanas, vamos a hacer un acuerdo que prohíbe el paso de barcos con banderas ilegales de Malvinas, que absurda, de las islas que son ocupadas por piratas desde 1833 de Su Majestad." 

El hecho, como ya se ya han servido para avivar el espíritu bucanero del antiguo lobo de mar inglés que, sin dudarlo, calificó de escandalosa la decisión de las atrevidas "cucarachas". Parece que veo el graduado marinero, veterano de la Guerra de las Malvinas, cuando se hinchó el pecho lleno de medallas y sugirió que "el submarino debe mostrar su mástil y dejar en claro que está ahí." Sí, es bueno que no se olviden los ufanadores de los programas paliativos , a muy largo plazo, la modernización de las fuerzas navales en América del Sur, que fue suficiente un sumergible como éste para negarle a la Armada Argentina la superioridad en el mar, y cuando lo hizo, dio lo que dio: ¡el crucero Belgrano fue hundido! 

Uno se pregunta si ya tenemos poder para ser audaces en este nivel. Debo referirme ahora a nuestro país. Y prestar atención, porque no voy a culpar o criticar a nuestras fuerzas armadas por su tajada actual. Todo el mundo sabe muy bien quiénes son los responsables de nuestra absoluta incapacidad para defenderse de las grandes potencias militares que amenazan a la propiedad de nuestros recursos naturales. ¡Oh! Sin embargo, Brasil está viendo aumentar su poder naval. Entonces, ¿qué? Mi gente, nada en contra de la compra de barcos, submarinos, portaaviones, aviones de combate o helicópteros, después de todo, todavía no fabricamos nada y tienen que empezar de cero! Pero importa, si, que comprar con transferencia de tecnología es un proceso muy lento y nuestros oponentes no van a esperar la década de 2020 para aventurarse en el Amazonas verde y azul que queremos hacer. ¡Alerta! ¡Debemos adquirir la capacidad de disuadir ahora!

Es decir, en la actualidad, nueve fragatas (de fabricación "británica" para variar), cinco submarinos diesel y un portaaviones comprado a Francia no representan nada en términos de poder naval para aquellos que nos amenazan. Para tener una idea, estos buques de guerra comienzan a incrementarse con sólo un submarino convencional en 2016, y la gente experta en estos temas planteaba la necesidad de una defensa efectiva del medio ambiente pre-sal (nota del T: plataforma submarina brasileña rica en petróleo), y para la cuenca amazónica que tiene costa de 7.941 kilómetros de largo, se requeriría de, de ni más ni menos que: seis submarinos nucleares, 20 convencionales más una flota que se basaría en el noreste, lo que se lograría, es alucinante, sólo a partir de 2030. Resulta que la "banda de los cinco" no sufre el mismo "amateurismo anti-estratégico" de nuestros líderes y los políticos acerca de que esperar otros 20 años para apoderarse de nuestras vías fluviales. 

 
El "Cluster" Pré-Sal. 

Los máximos responsables de nuestra integridad territorial y marítima debe estar convencidos de que la grandes potencias militares no respetan los límites de tiempo para las pruebas de la defensa nacional. 

Siendo esto así, Brasil y Argentina, que ya han dominado el proceso de enriquecimiento de uranio durante algún tiempo sin desconfianza mutua, debe ser capaces de un tratado militar escrito en conjunto para desarrollar un proyecto de defensa nuclear, binacional, con arsenales comunes, lo que disminuya el gasto en compras de material de guerra en los "mercaderes de la muerte arraigados en la CDS/Naciones Unidas." Y atención hermanos, es bueno para nosotros que partamos de esta línea de acción lo más pronto posible, ya que, como otra fuente militar de Su Majestad dijo, "en el momento en que ellos (Argentina) crucen la línea de costa, descenderemos desde el aire. Sería una caza del pavo ", a la que agrego:" el momento en que (los brasileños) aborden el pre-sal, bajaremos desde el aire. Sería una cacería de "loros". 

¡Despierta cucaracha! 

Ricardo da Rocha Paulo Paiva es coronel de Infantería y personal. 

Fuente: Correo de Brasil 

Poder Naval