Honduras podrá derribar avionetas para combatir al narcotráfico
El Congreso del país centroamericano autoriza al Ejército a disparar contra aeronaves civiles sospechosas
JOSÉ MELÉNDEZ San José (Costa Rica)
Un soldado del ejército de Honduras, en enero de 2014 / ORLANDO SIERRA (AFP)
El combate al contrabando aéreo de cocaína de Colombia y Venezuela hacia México y Estados Unidos por rutas del Caribe sufrirá una trascendental modificación: el Congreso de Honduras aprobó una ley que, más allá de compromisos aeronáuticos internacionales asumidos desde 1947 por el Estado hondureño, autoriza al ejército de ese país a derribar aeronaves que, sin importar que sean civiles, entren al rango de sospechosas de participar en las masivas operaciones de tráfico de drogas.
Cargadas de cocaína, numerosas avionetas civiles pequeñas despegan casi a diario de puntos clandestinos de tierras colombianas y venezonalas,cerca del Caribe, y se dirigen a norteamérica en un recorrido con escala nocturna y de madrugada en sitios remotos de la conflictiva región oriental caribeña de Honduras, convertida en una base clave de las narcomafias mexicanas y colombianas en alianza con poderosas redes locales. Para eludir los controles policiales y militares, las aeronaves vuelan a baja altura, se acercan a las costas del Caribe de Centroamérica y, en muchas ocasiones, aterrizan en Panamá y Costa Rica para entregar droga y reabastecerse de combustible.
Pero el escenario empieza a cambiar. El Congreso de Honduras aprobó en enero pasado la Ley de Protección de la Soberanía del Espacio Aéreo, que faculta a las autoridades de la Fuerza Aérea Hondureña—una de las ramas insignes de la institución castrense de ese país—a atacar las avionetas sobre las que se tengan indicios ciertos de que están traficando drogas.
Los diputados hondureños evaluaron inicialmente imponer una restricción aérea de 12 horas—de las 18.00 a las 06.00—y solo en algunos de los departamentos con mayor movimiento del narcotráfico. No obstante, los legisladores decidieron que el gubernamental Consejo de Defensa y Seguridad tendrá atribuciones para definir las zonas de exclusión y los horarios, a sabiendas de que las operaciones de los carteles casi siempre son sorpresivas y sujetas a cambios.
La decisión, sin embargo, ha sido recibida con cautela por Estados Unidos, que en el segundo semestre de 2012 castigó a Honduras con la suspensión del suministro de informes de radar porque aviones militares hondureñas abatieron dos avionetas que presuntamente transportaban drogas sobre el mar Caribe y violaron un pacto que Tegucigalpa suscribió con Washington en 2004 para abstenerse de atacar aeroplanos sospechosos de narcotráfico.
“Nadie quiere ver derribados aviones o avionetas de inocentes”, advirtió el subsecretario de Estado de Estados Unidos para Antinarcóticos y Seguridad, William Brownfield, durante una visita a Tegucigalpa el 11 y 12 de este mes. Venezuela derribó una avioneta mexicana en noviembre de 2013 en extrañas circunstancias y nunca quedó claro quién viajaba ahí ni si hubo víctimas. El país sudamericano y México vivieron un conflicto diplomático a raíz de este incidente.
“En otras palabras, nadie quiere errores en ese sentido. Esos son dos puntos de coincidencia bastante importantes” con las autoridades de Honduras, explicó.
Aparte de la nueva legislación, las Fuerzas Armadas de Honduras compraron dos radares a Israel que llegarán en los primeros días de marzo próximo. “Es una tecnología para poder detectar aparatos que sobrevuelan suelo hondureño”, informó el general Freddy Díaz, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armada, al explicar que un radar es de 50 millas de alcance y otro de 250.
De manera paralela, hay un plan para recuperar la flotilla aérea militar, que por décadas ha sido una de las más importantes de Centroamérica.
La ley fue aprobada pese a que Honduras es firmante del Convenio sobre Aviación Internacional y sus Anexos o Tratado de Chicago, suscrito el 7 de diciembre de 1944 y en vigencia desde el 4 de abril de 1947. Los congresistas hondureños hallaron trillos legales en el Convenio, que impone reglas aeronáuticas aunque reconoce la potestad de los estados a que, por interés militar y seguridad nacional, limiten y prohíban los movimientos aéreos en su territorio y bajo diversas excepciones internacionales.
La ley define un protocolo para indagar, interceptar, persuadir y neutralizar a las aeronaves que eludan registrarse mediante vías fijadas por mecanismos internos y externos de navegación al ingresar al espacio aéreo hondureño.
Zonas sensibles
El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras ha informado que las zonas más sensibles con el narcotráfico son el oriental y caribeño departamento de Gracias a Dios y la parte insular del Caribe. El contrabando de drogas tiene un efecto dominó en la violencia en ese país, hundido en una crisis de inseguridad que exhibe cifras que oscilan de 85 a 92 asesinatos por cada 100 mil personas que le confirman como una de las naciones con las mayores tasas mundiales de homicidios.
Honduras ha destruido 90 campos clandestinos de aviación desde 2012, cuando comenzó a dinamitar pistas del narcotráfico en Gracias a Dios y en otros departamentos del Caribe, como Atlántida, Colón y Cortés, y en algunos alejados de regiones litorales, como Yoro, El Paraíso y Olancho. De 2003 a 2012, cuatro naves procedentes de Colombia y Venezuela fueron derribadas en Honduras, tres por el ejército y una por la DEA, agencia antidroga estadounidense.
En su visita a Honduras, Brownfield aclaró “hay mucho menos tránsito aéreo de droga ilícita por Honduras hoy que hace dos o tres años, pero el problema no ha desaparecido”.
En la actualidad, aseguró, hay “una reducción de más del 80%” de vuelos de naves del narcotráfico sobre el espacio aéreo de Honduras. “La entrada del producto por mar es un problema mayor y eso hasta cierto punto es el desafío para los gobiernos hondureño y estadounidense para atacar durante el año 2014”, explicó.
No obstante, el periódico La Prensa, uno de los principales de Honduras, reveló a principios de este mes, basado en “fuentes de Inteligencia”, que “de 2011 a la fecha el tráfico ilegal de drogas por aire aumentó significativamente” por los cielos hondureños “en un promedio de 114 y 120 vuelos anuales. En base a esos datos se estima que el 89% de las narco--avionetas que proceden de Suramérica violaron el espacio aéreo y la soberanía hondureña”.
El Comando Sur del Ejército de Estados Unidos, acuartelado en Florida, ha revelado que cerca de 900 toneladas de cocaína pasan al año por Centroamérica por la ruta caribeña y cerca del 80% se trafica por Honduras hacia México y Estados Unidos.
Estados Unidos mantiene desde 1983 en Honduras la base aérea de Palmerola, en el sector central de territorio hondureño, y la preserva como su principal instalación militar en Centroamérica, por lo que es crucial para sus operaciones de combate al narcotráfico.
El País