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sábado, 2 de abril de 2022
lunes, 20 de enero de 2020
La eterna dictadura de la mentira terrorista argentina
El autoritarismo de los pañuelos blancos
Por Darío Lopérfido | InfobaeEl presidente títere Alberto Fernández junto a Taty Almeida, madre de un desaparecido en la democracia peronista, el impresentable ministro Agustín Rossi y Horacio Pietragalla (@alferdez)
La decadencia intelectual de conspicuos integrantes de organismos de derechos humanos es imparable. Ante cada escándalo, parece que más bajo no pueden caer y sucede algo nuevo que supera nuestro asombro. Aquellas personas que habían logrado, hace mucho tiempo, respeto, están terminando sus carreras con patéticas arremetidas autoritarias que harán que pasen a la historia como miembros de una secta dogmática y no como humanistas, que es lo que uno espera de gente que dice defender los derechos humanos.
La señora Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo, fue junto a un grupo a la Casa Rosada a reunirse con el Presidente y al término de la reunión afirmó: “Parece mentira volver a esta casa que estuvo tomada por cuatro años”. El desprecio por el funcionamiento de las instituciones democráticas que representa esa frase es monumental. La gestión del anterior gobierno puede gustarle más o menos a cualquier ciudadano, pero decir que esa administración tuvo “tomada” a la Casa Rosada cuando fue un gobierno que tuvo un nacimiento y desarrollo legítimo, otorgado por la voluntad popular, es una expresión digna de alguien que no tiene un mínimo de sentido democrático. Entre las muchas expresiones de rechazo que esto generó sobresale la de Matías Reggiardo, que expresó: “Como nieto restituido por Abuelas de Plaza de Mayo, quiero señalar mi profundo rechazo y pesar por los dichos de Taty Almeida que pretende desconocer la legitimidad de un presidente constitucional democráticamente elegido por el voto popular”.
Como soy un amante de los datos históricos, no puedo sustraerme al hecho de que el hijo de Taty Almeida desapareció en 1975 durante un gobierno del mismo signo político que el actual. Al poder estaba el gobierno peronista, en un momento donde el país era rehén (una vez más) de la violencia de esa organización política. Alejandro Martín Almeida no desapareció durante la dictadura militar. Entre 1973 y 1976 gobernaba el peronismo (Cámpora, Perón e Isabel Perón). Este gobierno es claramente del mismo signo que aquel que gobernaba cuando sucedió la desgracia de la señora Almeida. Como dato de color podríamos agregar que hasta había un Cafiero por esos tiempos en ese gobierno y ahora hay otro. O sea, a esta señora le da mucha felicidad que esté en el gobierno la fuerza política que estaba cuando desapareció su hijo. Por otro lado, desprecia a una fuerza política (el gobierno anterior) que no tuvo nada que ver con ese hecho. Ese tipo de deformaciones históricas y de fanatismo irracional son una de las peores cosas (entre otras muy perversas) que el peronismo histórico instaló en la Argentina y que en su etapa última (kirchnerismo) se han visto exacerbadas hasta límites impensables. Hay un libro fantástico de Aleksandr Solzhenitsyn llamado Un día en la vida de Iván Denisovich que me hizo acordar a este episodio. Los prisioneros de los campos de concentración de Stalin no saben por qué se encuentran allí, pero piensan que, seguramente, Stalin y el Partido tienen razón en haberlos enviado a ese lugar: el síndrome de Estocolmo de los autoritarismos. Ese mismo que padece mucha gente en Argentina con el peronismo. En 1974 y 1975, durante el gobierno del mismo signo político que el actual, hubo más de 2000 desaparecidos en Argentina: los desaparecidos y tantísimos exilados del peronismo. A su vez, hubo gente asesinada por Montoneros y la Triple A, organizaciones con lazos con el gobierno imposibles de esconder. La coalición Cambiemos, que para Taty Almeida “tomó” la Casa Rosada, nada tuvo que ver con esos hechos desgraciados.
Si seguimos buscando datos, encontraremos algunos que hacen aun más inexplicable la alegría de la señora Almeida. Ese mismo gobierno justicialista fue el que dictó dos decretos en los que ordenaba a las Fuerzas Armadas “aniquilar” a los “elementos subversivos”. Usaron la palabra “aniquilar” en los decretos. Era un gobierno constitucional como el de ahora y perteneciente al mismo signo político que el actual. Esta semana Graciela Fernández Meijide (la gran y digna dirigente de derechos humanos de la Argentina) recordó que el peronismo no quiso integrar la Conadep (el organismo que presidió Ernesto Sabato en la vuelta de la democracia y que reunía la información sobre las personas desaparecidas). Mientras, el Presidente puso una foto en sus redes con Taty Almeida y escribió: “La memoria no se puede robar, siempre la mantendremos viva”. Creo que no le conviene la memoria. Algunos nos acordamos de todas esas cosas. También nos acordamos de que cuando Alberto Fernández era funcionario de Menem le parecía bien el indulto que el ex Presidente dictó para militares y terroristas. Pero a los fanáticos todas esas cosas no les importan. El gran escritor israelí Amos Oz dice que “el fanatismo es el gen maldito de la humanidad”. Toda esta gente está tan llena de odio que le es difícil ver. Alguien dijo alguna vez: “La diferencia entre un ciego y un fanático es que el ciego sabe que no ve.”
Los dichos de Taty Almeida fueron después de una reunión con algunos de estos referentes de “derechos humanos”, entre la que se encontraba Estela de Carlotto, quien afirmó: “Se habló de Milagro Sala. Se pidió especialmente por este tema”. Esta semana el Tribunal Superior de Jujuy confirmó la condena de 13 años de prisión por defraudación al Estado. Independientemente de la condena, esta semana la periodista jujeña Rosario Agostini recordó: “Luca Arias recibió una golpiza tremenda de parte de Milagro Sala y sus ‘muchachos’ tupaqueros. Murió 6 meses después. Pato Conodorí murió atravesado por una bala cuando ‘orgas’ de Sala intentaban tomar tierras en Humahuaca. Y sigue la lista de jujeños cuyas muertes siguen impunes”. Tiene que ser muy difícil ser víctima de Milagro Sala y que, en Buenos Aires, la secta de los derechos humanos te ignore y apañe a tu victimario frente al Presidente y que nadie se ocupe de las verdaderos damnificados.
Del mismo modo, a los fanáticos no les importaron los derechos humanos de las familias de los soldados (conscriptos-civiles) muertos en Formosa en 1975 (en el reg. 29 de Monte) por un ataque terrorista de la organización Montoneros realizado en democracia. Hay una causa en la justicia federal por estafa, ya que hay grandes indicios de que les pagaron a familiares de terroristas cifras millonarias como si estos hubieran sido víctimas del Estado, cuando en realidad fueron los agresores. Incluso los nombres de estos terroristas fueron colocados en los muros del Parque de la Memoria. La mezcla que surge define muy bien al peronismo: violencia política y corrupción. Como siempre, hay un silencio atronador de la secta en la que se han convertido Carlotto, Bonafini, Almeida, Pérez Esquivel, Verbitsky y tantos otros. La causa en cuestión está en el juzgado de Daniel Rafecas. Hay que tener cuidado porque es un juez amigo de la secta, sancionado por cerrar la causa Nisman sin mirarla, aquel que hizo una payasada en la causa sobre las presuntas coimas en el Senado durante el gobierno de De la Rúa (el juicio oral demostró que todo era una operación política) y el que juzgaba a Boudou en una causa y chateaba con él acerca de la misma. Lamentablemente, le ofrecen ahora el cargo de Procurador por ser un empleado disciplinado del PJ.
En 2010 visitó la Argentina Tzvetan Todorov. Fue un extraordinario filósofo y semiólogo humanista. Padeció el comunismo en Bulgaria y fue crítico de cosas del conservadurismo extremo. Un hombre brillante, libre y honesto. También se dedicó a estudiar campos de concentración. En ese viaje fue invitado a conocer el Parque de la Memoria y la ESMA, y cuando los kirchneristas pensaban que obtendrían la aprobación de un gran referente mundial se encontraron con lo contrario e intentaron acallar su visita. Luego de su visita, Todorov escribió una extraordinaria carta llamada “Un Viaje a Argentina”, cuya lectura recomiendo y que se encuentra fácilmente en Internet. En su introducción dice: “Una sociedad necesita conocer la Historia, no sólo tener memoria. En el caso argentino, un terrorismo revolucionario precedió al terrorismo de Estado de los militares y no se puede comprender el uno sin el otro”. En otra parte explica: “La memoria colectiva es subjetiva: refleja las vivencias de uno de los grupos constitutivos de la sociedad, por eso puede ser utilizada por ese grupo como un medio para adquirir o reforzar una posición política”. En 2010, con un par de días en Argentina, Todorov entendió que algo estaba mal. Se había construido un relato y se negaban los hechos. La decadencia actual se explica con sus dichos. Si no se entiende esto la decadencia será imparable.
sábado, 28 de diciembre de 2019
Opinión: Frederic busca desarmar a la policía en una visión terraplanista de la Seguridad
“La ministra Frederic está dando el primer paso para desarmar a la policía”
Pensándolo BienLa doctora en filosofía Diana Cohen Agrest criticó la derogación de los protocolos policiales y afirmó que “estamos en un contexto terraplanista” en materia de seguridad.
En Radio Mitre, la filósofa Diana Cohen Agrest aseguró que, en materia de seguridad, “se ven cosas preocupantes” ya que “los pocos pasos orientados en una dirección correcta que se habían dado en la administración anterior están siendo derogados uno a uno pese a las buenas consecuencias”.
La ensayista hacía alusión a la derogación -por parte de la ministra de Seguridad Sabina Frederic- de los protocolos establecidos por la gestión de Patricia Bullrich.
“Entre ellos está la portación de táser, que es un arma menos letal. Se reserva para ciertas ocasiones especiales como pueden ser una toma de rehenes o un secuestro extorsivo. Es una mirada totalmente sesgada, porque hay tanto peligro en una de esas situaciones como en la calle. Está dando el primer paso para desarmar a la policía”, dictaminó Cohen Agrest.
Frederic también dispuso la disolución del Servicio Cívico Voluntario en Valores, un proyecto de Bullrich para la formación de jóvenes que generó controversia por utilizar a la gendarmería como capacitadora.
“Realmente había sido una excelente medida. Implementó un sistema en el que los jóvenes de entre 16 a 20 años pudieran formarse. No se trataba solo de una formación en valores sino de cosas tan elementales como que los chicos pudieran tener una contención, hábitos de higienes y a leer y a escribir”, se lamentó la titular de Usina de Justicia.
A su vez, Diana Cohen Agrest señaló que se anuló el protocolo para el uso de armas de fuego, que “constaba de una serie de pasos por los cuales se pretendía no solo proteger a la población sino también a los agentes de seguridad”.
“Para gran parte del progresismo argentino, una persona que trabaja en un servicio de seguridad no tiene derecho a proteger su propia vida. En el gobierno anterior bajó el número de homicidios. Antes los diarios chorreaban sangre y ahora no es lo mismo”, remarcó.
En esa línea, la entrevistada sostuvo que Sabina Frederic “se especializó en gendarmería y fuerzas policiales y entonces esa es la lente con la que mira toda la realidad”.
“Estamos en un contexto terraplanista. Muchas de las medidas que se están tomando son una especie de delirios que suponen una realidad que no es tal”, sentenció.
Con respecto a la legalización de las drogas blandas planteada por Frederic, Cohen Agrest destacó que la autorización legal requiere “una sociedad muy bien organizada con las normas absolutamente internalizadas”.
Por último, la articulista cargó contra el pensamiento de Eugenio Raúl Zaffaroni al argumentar que “nunca se fue” y “la realidad es que si uno va a la facultad de Derecho, todo el mundo es zaffaroniano”.
“La mirada zaffaroniana sobre las clases bajas es denigratoria porque criminaliza a los pobres. La teoría de Zaffaroni se recita como un dogma y no se piensa críticamente. Entra de contradicción en contradicción y sus efectos devastadores se ven en la realidad”, concluyó.
martes, 12 de noviembre de 2019
Análisis: La falsa dicotomía fraude-golpe en Bolivia
La columna de Pagni sobre excesos de Evo Morales y la rebelión militar que triplicó el rating de LN+
Por Urgente24
El periodista Carlos Pagni dedicó su primera media hora de Odisea Argentina al abuso de poder de Evo Morales durante su segundo y tercer mandato, el fraude electoral que cometió el domingo 20/10 y el posterior golpe de Estado que sufrió el domingo 10/11. Luego de un repaso sobre la historia reciente de Bolivia abrió el debate sobre el naciente Grupo de Puebla: "Los que le preguntan a las FF.AA. bolivianas que participaron de un golpe, cuando miran políticamente la escena, ¿qué le recomendarían al ejército boliviano? ¿Reprimir a mansalva? Entonces está muy bien lo que está haciendo el presidente de Chile, Sebastián Piñera. ¿O lo que vale en Chile no vale porque Piñera es de derecha y eso que es repudiable en Chile es plausible o recomendable en Bolivia? Es una pregunta muy interesante para hacerle por ejemplo a todas las fuerzas del Grupo de Puebla, empezando por Alberto Fernández como dirigente del peronismo, que dicen: "Cuidado porque Piñera se está excediendo y violando los Derechos Humanos y le pedimos al Ejército boliviano que haga lo mismo pero siguiendo las órdenes de alguien que, como es amigo, no violaría los DD.HH."
Carlos Pagni, periodista
La profunda crisis política y social en que está sumida Bolivia, al borde de la guerra civil, abrió un interesante debate en Argentina sobre los excesos de los gobiernos democráticos que intentan eternizarse en el poder, la voz de las urnas y el temor constante a un golpe de Estado.
Venezuela, Chile, Ecuador, Perú y ahora Bolivia están sacudiendo a la región y abriendo heridas que parecían cerradas.
En medio de una discusión entre la oposición y el oficialismo argentino sobre si se trató o no de un golpe de Estado en Bolivia, el periodista Carlos Pagni hizo un breve repaso de la historia reciente del país vecino, concluyendo: "La cuestión es tan compleja que genera un antecedente para Venezuela, es decir, qué pasaría -porque hasta ahora no fue puesto a prueba el Ejército venezolano- si hay un desborde o si Maduro piensa que hay un desborde de las manifestaciones en su contra por parte de la oposición venezolana (que el 16 tendrá manifestaciones) y decide pedirle al Ejército que reprima y el Ejército se niega a reprimir. Qué es lo que estuvo esperando buena parte de la opinión política progresista tanto en América Latina como en Europa para evitar lo que está en la cabeza de muchos funcionarios americanos, que es una intervención externa. ¿Habría un golpe en Venezuela? Técnicamente sí y habría que defender entonces la legitimidad de Nicolás Maduro, aunque Maduro sea un presidente acusado como Morales de ser un presidente fraudulento, que surgió de un proceso electoral viciado. Quiere decir que no es tan fácil poner blanco o negro, no hay por qué elegir entre el fraude y el golpe, existen las dos cosas en Bolivia y las dos cosas eventualmente en Venezuela".
viernes, 1 de febrero de 2019
Venezuela puede ser Cuba (aún más)
Venezuela puede ser una nueva Cuba
Maduro resiste con el apoyo de fuerzas paramilitares, brazo armado de una represión que ya ha causado 35 muertos
Xavier Mas de Xaxàs, Barcelona | La Vanguardia
El arsenal de un miembro de la FAES durante una operación contra grupos criminales en Petare (Luis Robayo / AFP)
Durante los peores años de la guerra fría, Cuba fue un aliado esencial de la Unión Soviética en su pulso geoestratégico con Estados Unidos por el control de América. La Cuba comunista de Fidel Castro, sometida a un estricto embargo comercial por parte de EE.UU., sobrevivió gracias a la ayuda soviética. A cambio de este apoyo vital, Castro aceptó que el Kremlin instalara misiles con cabezas nucleares en la isla. El mundo nunca ha estado tan cerca de una guerra atómica.
Venezuela va camino de ser una nueva Cuba. Ante el aislamiento económico y diplomático de Estados Unidos, la mayoría de países latinoamericanos y la Unión Europea, el régimen del presidente Nicolás Maduro ha optado por resistir y reprimir.
El Kremlin convertirá Venezuela en una cabeza de puente para amenazar a EE.UU.
Rusia, heredera de la Unión Soviética, liderada por un Vladímir Putin que quiere reeditar el imperio perdido, ya ha acudido en su ayuda, ofreciendo créditos y armas, así como asesoría militar y policial. A cambio, el Kremlin convertirá Venezuela en una cabeza de puente para amenazar a EE.UU.
Cuba, gran valedora de la revolución bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela, recuperó las relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 2015. Ahora es la Venezuela de Maduro la que ha roto relaciones con Estados Unidos y la que, por tanto, está en una mejor posición para servir a los intereses del Kremlin. El colapso de la economía y la consiguiente carestía de alimentos y medicinas, penuria que ha llevado a tres millones de venezolanos al exilio, le impiden renunciar al abrazo del oso ruso.
Autoridades locales desalojan un campamento de venezolanos en Bogotá el martes,15 de enero (Mauricio Dueñas Castañeda / EFE)
Maduro ha anunciado unas maniobras militares masivas para dentro de un par de semanas, unos ejercicios para preparar las defensas del país ante una posible invasión, en los que se utilizará armamento, básicamente, ruso y chino.
El apoyo de Moscú y Pekín garantiza a Maduro que sobrevivirá al ostracismo internacional, igual que lo hicieron Irán y Corea del Norte. Las sanciones económicas y diplomáticas no acabaron con la teocracia iraní ni con la dictadura norcoreana.
Crisis en Venezuela
A Maduro quien puede echarlo de verdad es la cúpula militar, pero los generales, de momento, se mantienen fieles
A Maduro quien puede echarlo de verdad es la cúpula militar, pero los generales, de momento, se mantienen fieles. El presidente, aún así, ha tomado sus precauciones para no exponerlos demasiado. De la represión no se encargan ellos, sino grupos paramilitares, los llamados “colectivos” y una unidad policial denominada Fuerza de Acciones Especiales (FAES). Son mucho más fiables que la tropa y la base de la Guardia Nacional Bolivariana, jóvenes que están desertando por los bajos sueldos y el desencanto con la revolución.
La represión, en todo caso, está siendo dura. Las organizaciones que velan por los derechos humanos, como el Foro Penal y Provea, calculan que en la última semana ha habido más de 35 muertos y 850 detenidos, entre ellos 77 menores de edad. Los presos políticos han vuelto a superar la cifra de 600.
Un miembro de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de Venezuela participa en una operación contra grupos criminales en la barriada de Petare, Caracas (Luis Robayo / AFP)
FAES es un cuerpo que depende directamente de Maduro y del que se desconoce quién lo dirige. Está formado por unos 1.500 agentes, formados en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, como se llama la academia de las fuerzas de seguridad bolivarianas y donde los cadetes reciben, por encima de todo, una formación ideológica. Estos policías visten uniformes negros, sin identificaciones, llevan cascos y máscaras para ocultar su identidad, patrullan en motocicletas y empuñan fusiles de asalto.
Una unidad de FAES se personó ayer en el domicilio de Juan Guaidó , el líder de la oposición que se ha proclamado presidente y ha provocado la peor crisis a la que se ha enfrentado Maduro hasta ahora. Guaidó no estaba en casa, sino en una concentración pública. A los policías los atendió su esposa. En el apartamento estaba también su hija de 20 meses.
Represión
Los presos políticos han vuelto a superar la cifra de 600
Si el objetivo de la visita a Guaidó era advertir e intimidar, la FAES está actuando con mucha más contundencia en los barrios populares, como Petare –la mayor concentración de barracas de América Latina-, base imprescindible del chavismo.
Estos días, por primera vez, ha habido manifestaciones contra el régimen en Petare y Maduro, que no puede perder el apoyo hasta ahora incondicional de estos camisas rojas, ordena a la FAES que patrulle de noche y se lleve a los “traidores”. El lema de la nueva campaña, que se repite sin cesar en las emisoras de radio, es “Traidores nunca, leales siempre”. Agentes del Sebin, el servicio bolivariano de inteligencia, se encargan de identificar a las víctimas.
La barriada de Petare en Caracas (Ignacio Marin / Bloomberg)
Los miembros de FAES son responsables de haber causado más de 500 muertos en una ofensiva contra el crimen organizado lanzada en el 2017 en estas barriadas marginales. Ahora, sin haber sido entrenados para contener manifestaciones pacíficas, se han convertido en la primera fuerza de choque del régimen. Ellos han causado la mayoría de los 35 muertos de la última semana.
El primer objetivo de Guaidó es deponer a Maduro. Sin una traición del Estado Mayor o una revuelta masiva de los cuadros intermedios del ejército, parece imposible. La FAES y el Sebin, por ahora, apuntalan una dictadura que va camino de ser todavía mucho más despiadada. Putin se frota las manos.
Putin se frota las manos
La FAES y el Sebin, por ahora, apuntalan una dictadura que va camino de ser todavía mucho más despiadada
lunes, 23 de enero de 2017
Trump: El pelotudo más poderoso del Mundo
Un hombre bebé en la Casa Blanca
Es un hombre de 70 años con el desarrollo emocional de, bueno, quizá no de un recién nacido, pero sí de un chico malcriado de primaria
John Carlin - El País
Cuando el español medio sufre uno de sus habituales ataques de indignación la primera exclamación que suele salir de su boca es “¡no es normal!”, seguida con reiterativo énfasis por un, “¡esto no es normal, joder!”. La frase, curiosa, ya que parte de la noción de un acuerdo unánime sobre lo que es la normalidad, no se oye tanto en los demás países de habla hispana ni, que yo sepa, en otras lenguas. Pero quizá haya llegado la hora de que el inglés la incorpore a su léxico, especialmente en Estados Unidos. El ascenso de Donald Trump a la presidencia es lo menos normal que ha ocurrido en la historia de ese país. Quizá sea lo menos normal que haya ocurrido en una democracia, o en una supuestamente madura democracia, en la historia de la humanidad.
Calígula llegó a la cima del poder en la antigua Roma, es verdad; como también lo hicieron Idi Amín en Uganda, o el general Galtieri en Argentina, o Stroessner en Paraguay. La diferencia es que Trump fue electo comandante en jefe por voluntad libre de la ciudadanía.
Lo anormal no tiene tanto que ver con las opiniones o políticas que Trump propone. Lo más anormal de su llegada a la Casa Blanca no es su admiración por Vladímir “los rusos tenemos las mejores prostitutas del mundo” Putin, o su desprecio por la OTAN y la Unión Europea, o su hostilidad hacia China, o que se vaya a rodear en el Despacho Oval de asesores de la derecha más rancia, o su deseo declarado de construir un muro en la frontera con México, o de romper el acuerdo nuclear con Irán o de dinamitar el sistema de sanidad pública de su país.
Lo más anormal es su personalidad; que el país más rico, más poderoso y más influyente del planeta vaya a tener como presidente a un hombre bebé, a un “man baby”, como lo definió con aterradora lucidez el humorista político estadounidense Jon Stewart. Trump es un hombre de 70 años con el desarrollo emocional de, bueno, quizá no de un recién nacido, pero sí de un chico malcriado de primaria.
He seguido con interés a los presidentes de Estados Unidos durante muchos años. Recuerdo mi desilusión cuando Richard Nixon llegó al poder; mi sensación de ridículo cuando lo reemplazó Gerald Ford, un hombre, como decían, “incapaz de mascar chicle y caminar en línea recta al mismo tiempo”; mi rabia cuando el mediocre actor Ronald Reagan ganó las elecciones dos veces; mi decepción cuando George Bush padre le tomó el relevo y mi horror cuando Bush hijo fue reelegido, tras la invasión de Irak, en 2004.
Pero la elección de Donald Trump es de otro orden. Ford, Reagan, los Bush e incluso Nixon, hasta su caída, eran personajes que, por lo menos en público, se comportaban con la seriedad y la dignidad que el cargo exige. Estaba en desacuerdo con ellos en casi todo, me ponía de mal humor cuando les veía en televisión, pero no sentía que eran personas fundamentalmente frívolas o inmaduras; nunca me asustaba que tuvieran el dedo en el botón nuclear.
Ahora, como escribía esta semana el columnista más conservador de The New York Times, David Brooks, los estadounidenses han elegido como presidente a “un rey bufón”. Yo iría más lejos. Trump es un enfermo. Viendo sus mensajitos en Twitter y oyendo sus declaraciones no solo en el cínico frenesí de la campaña electoral sino que, desde que venció a Hillary Clinton en noviembre, la única conclusión posible es que ofrece un caso clásico de trastorno de personalidad narcisista.
Es un llorón con un ego gigante y frágil a la vez, como un enorme huevo de porcelana. La virtud adulta de la empatía es ajena a sus funciones cerebrales. Como su tuitorrea crónica indica, tiene una necesidad tan desesperada como infantil de ser siempre el centro de atención. El criterio de Trump, el trol en jefe, para juzgar a la gente se reduce a si hablan bien o mal de él; ergo, Meryl Streep es “una actriz sobrevalorada”, Hillary Clinton merece ir a la cárcel y Putin es un gran líder, muy superior a Barack Obama.
La presidencia de Trump será Donald en el país de las maravillas. Como la Alicia de Lewis Carroll, hemos pasado al otro lado del espejo y entrado en otra dimensión. Solo que Trump no interpretará el papel de la sensata Alicia sino el del Sombrerero Loco; solo que no, no será el presidente de Estados Unidos en un delirante cuento de ficción, sino que lo será de verdad. Aún cuesta creerlo pero, en pocas horas, Donald Trump será el presidente de Estados Unidos en el mundo normal.
Es un hombre de 70 años con el desarrollo emocional de, bueno, quizá no de un recién nacido, pero sí de un chico malcriado de primaria
John Carlin - El País
Cuando el español medio sufre uno de sus habituales ataques de indignación la primera exclamación que suele salir de su boca es “¡no es normal!”, seguida con reiterativo énfasis por un, “¡esto no es normal, joder!”. La frase, curiosa, ya que parte de la noción de un acuerdo unánime sobre lo que es la normalidad, no se oye tanto en los demás países de habla hispana ni, que yo sepa, en otras lenguas. Pero quizá haya llegado la hora de que el inglés la incorpore a su léxico, especialmente en Estados Unidos. El ascenso de Donald Trump a la presidencia es lo menos normal que ha ocurrido en la historia de ese país. Quizá sea lo menos normal que haya ocurrido en una democracia, o en una supuestamente madura democracia, en la historia de la humanidad.
Calígula llegó a la cima del poder en la antigua Roma, es verdad; como también lo hicieron Idi Amín en Uganda, o el general Galtieri en Argentina, o Stroessner en Paraguay. La diferencia es que Trump fue electo comandante en jefe por voluntad libre de la ciudadanía.
Lo anormal no tiene tanto que ver con las opiniones o políticas que Trump propone. Lo más anormal de su llegada a la Casa Blanca no es su admiración por Vladímir “los rusos tenemos las mejores prostitutas del mundo” Putin, o su desprecio por la OTAN y la Unión Europea, o su hostilidad hacia China, o que se vaya a rodear en el Despacho Oval de asesores de la derecha más rancia, o su deseo declarado de construir un muro en la frontera con México, o de romper el acuerdo nuclear con Irán o de dinamitar el sistema de sanidad pública de su país.
Lo más anormal es su personalidad; que el país más rico, más poderoso y más influyente del planeta vaya a tener como presidente a un hombre bebé, a un “man baby”, como lo definió con aterradora lucidez el humorista político estadounidense Jon Stewart. Trump es un hombre de 70 años con el desarrollo emocional de, bueno, quizá no de un recién nacido, pero sí de un chico malcriado de primaria.
He seguido con interés a los presidentes de Estados Unidos durante muchos años. Recuerdo mi desilusión cuando Richard Nixon llegó al poder; mi sensación de ridículo cuando lo reemplazó Gerald Ford, un hombre, como decían, “incapaz de mascar chicle y caminar en línea recta al mismo tiempo”; mi rabia cuando el mediocre actor Ronald Reagan ganó las elecciones dos veces; mi decepción cuando George Bush padre le tomó el relevo y mi horror cuando Bush hijo fue reelegido, tras la invasión de Irak, en 2004.
Pero la elección de Donald Trump es de otro orden. Ford, Reagan, los Bush e incluso Nixon, hasta su caída, eran personajes que, por lo menos en público, se comportaban con la seriedad y la dignidad que el cargo exige. Estaba en desacuerdo con ellos en casi todo, me ponía de mal humor cuando les veía en televisión, pero no sentía que eran personas fundamentalmente frívolas o inmaduras; nunca me asustaba que tuvieran el dedo en el botón nuclear.
Ahora, como escribía esta semana el columnista más conservador de The New York Times, David Brooks, los estadounidenses han elegido como presidente a “un rey bufón”. Yo iría más lejos. Trump es un enfermo. Viendo sus mensajitos en Twitter y oyendo sus declaraciones no solo en el cínico frenesí de la campaña electoral sino que, desde que venció a Hillary Clinton en noviembre, la única conclusión posible es que ofrece un caso clásico de trastorno de personalidad narcisista.
Es un llorón con un ego gigante y frágil a la vez, como un enorme huevo de porcelana. La virtud adulta de la empatía es ajena a sus funciones cerebrales. Como su tuitorrea crónica indica, tiene una necesidad tan desesperada como infantil de ser siempre el centro de atención. El criterio de Trump, el trol en jefe, para juzgar a la gente se reduce a si hablan bien o mal de él; ergo, Meryl Streep es “una actriz sobrevalorada”, Hillary Clinton merece ir a la cárcel y Putin es un gran líder, muy superior a Barack Obama.
La presidencia de Trump será Donald en el país de las maravillas. Como la Alicia de Lewis Carroll, hemos pasado al otro lado del espejo y entrado en otra dimensión. Solo que Trump no interpretará el papel de la sensata Alicia sino el del Sombrerero Loco; solo que no, no será el presidente de Estados Unidos en un delirante cuento de ficción, sino que lo será de verdad. Aún cuesta creerlo pero, en pocas horas, Donald Trump será el presidente de Estados Unidos en el mundo normal.
viernes, 23 de diciembre de 2016
Nuevo Comandante en Jefe Pakistaní: Perspectivas más diplomáticas
A more prudent Pakistan Army is now led by a man who once served under a former Indian Army chief
Over to you, general. (Pakistan Inter Services Public Relations/Handout via Reuters)
By Johann Chacko
Quartz India
A smooth change of guard in Pakistan’s leadership is a rarity, particularly in its military circles.
Nonetheless, last month, prime minister Nawaz Sharif appointed general Qamar Javed Bajwa Pakistan’s new chief of army staff (COAS). There is optimism in some quarters that the country is on the path to eventual civilian supremacy given that his predecessor, general Raheel Sharif, quietly retired on time. The outgoing general also seemed unable to influence the prime minister’s choice.
On the other hand, the army’s control over defence, foreign, and internal security policy actually deepened and broadened under the command of Raheel Sharif, Pakistan’s most popular COAS in decades. So how do we square these two contradictory facts, and what does it mean for the region?
The short answer is that there is no contradiction. The Pakistan Army’s greatest source of power is its popularity, which it has continued to cultivate through a number of means. The first has been avoiding public clashes with institutions that have popular support such as the judiciary or, for that matter, some extremist groups. The other has come from boosting its image and attacking that of its rivals with the help of an increasingly powerful Inter-Services Public Relations (ISPR).
But it’s not just clever perception management that has improved the army’s position. After a decade-and-a-half of successive crises, the military seems to be showing a much higher degree of realism in its decision-making. The recklessly triumphant mindset that emerged in the late 1980s from the nuclear programme’s success and the Soviet retreat in Afghanistan has been replaced by relative sobriety. This is something that neighbouring countries, especially India, need to think about with equal seriousness if regional stability is to improve. Neither confrontation nor engagement will work unless it is shaped by a grasp of the Pakistan Army’s far more modest strategic objectives.
Like a boss. (Pakistan Inter Services Public Relations (ISPR)/Handout via Reuters)
Instead, between 2013 and 2015, Bajwa commanded X Corps, the largest of all Pakistani field formations, which is responsible for the capital and the Line of Control (LoC) separating India and Pakistan in Kashmir. This came on top of multiple previous tours along the LoC in both command and staff positions. However, it shouldn’t be assumed that these postings bred an anti-India focus.
Bajwa served as a brigade commander under a former Indian COAS, general Bikram Singh, as part of the UN peacekeeping mission in the Congo between 2007 and 2008, earning the Indian general’s high praise for his professional performance in South Kivu. Shortly after his UN stint, Bajwa took charge of Force Command Northern Areas (FCNA) overseeing vast mountainous areas of Gilgit-Baltistan, including the Siachen Glacier, the highest battlefield in the world, and former flashpoints like Kargil and Dras.
This seamless transition from fighting under and alongside the Indian Army to fighting against it says something about the flexibility that the Pakistan Army’s senior officers have had to develop. This is because not even those on the LoC can afford to solely focus on the Indian military anymore. Gilgit-Baltistan, for example, has seen an increase in extremist activity among the region’s Sunni minority, aimed at tourists, Shi’ites, and the Pakistan Army itself. And protecting the ever-increasing levels of Chinese investment in the area is an absolute top priority for FCNA.
Of course, Bajwa’s most important responsibility as X Corps’ general officer commanding-in-chief was the Islamabad-Rawalpindi twin city area. In that capacity, he had the power to either end or defend the sitting government at any point. Things were particularly critical in late 2014 when cricketer-turned-politician Imran Khan led an attempt to bring down the Nawaz Sharif government through mass demonstrations. The prime minister, for his part, was said to be deeply impressed by Bajwa’s neutral stance in the army brass’s debates over whether to help the demonstrators.
Howdy partner! (PID/Handout via Reuters)
Eventually, Sharif selected Bajwa for much the same reasons he appointed Raheel Sharif to the top job back in November 2013: a lack of overt political ambition, and a reputation for quiet competence rather than either outspokenness or sycophancy. And the prime minister is likely to get more of the same again, i.e. a general unlikely to seize power for himself, but one who also ferociously defends the Pakistan Army’s institutionally defined interests.
The extent of the army chief’s personal ambition really does matter in Pakistan. There are few states at the moment that have such a concentration of political power in the hands of a single appointed professional military officer. This power does not come from either a constitutionally defined role or pure coercive means at his disposal. It is a product of the army’s status as the most trusted institution in the country by far.
The other source of a COAS’s authority is his public reputation, something the ISPR closely manages through social media campaigns, commissioned music videos, films, and partnerships with “friendlier” journalists and editors. ISPR’s importance in managing national opinion is reflected in the inflation of its director-general rank from brigadier to major-general under Pervez Musharraf, and then to lieutenant-general under Raheel Sharif.
Things have come a long way since the days of the 1999 Kargil operation when ISPR and the army general headquarters were horrified to find Pakistanis hungrily consuming Indian satellite TV news for want of a more compelling alternative. It’s not yet quite the status of heading the Inter-Services Intelligence (ISI) or the Strategic Plans Division (the nuclear custodians), but if current trends continue, it is not out of the question that a future ISPR head might one day become COAS.
In Pakistan’s political culture, like the rest of the subcontinent, there is a hunger for heroes and a tendency for cults of personality. A name and a face give people something they can attach themselves to. This ability to turn army chiefs into national heroes is a threat that any Pakistani prime minister must take into account.
Last month, for instance, a Leftist union leader (normally an anti-military demographic) committed suicide after failing in a month-long campaign outside the Karachi press club to pressure the government into granting an extension to Raheel Sharif. It is remarkable given that Sharif was unknown to the public four years ago, but ISPR has made sure credit for improvements in security from high-profile operations in unsettled areas like Karachi went to the COAS.
There won’t be an overnight transfer of affections to Bajwa, but the infrastructure is in place, the popular demand for saviours remains, and all that’s missing is an opportunity to demonstrate leadership. The Narendra Modi government’s determination to take a “defensive offensive” position against Pakistan, as Ajit Doval, India’s national security advisor, described it, is likely to provide those opportunities sooner rather than later.
This is in part because the Pakistan Army seems far less prone to severe overreach. The indications are that the army’s regional goals are far less ambitious and more sustainable than they were in the two decades between general Zia-ul-Haq’s death in 1988 and Musharraf’s ouster in 2008.
The last 15 years of escalating domestic conflict with the Pakistani Taliban has cost the army thousands of casualties, shaken its cohesion with defections and resignations, and tied down a third of its forces. Meanwhile, India’s defence budgets and global standing have continued to grow. The Pakistan Army’s officer corps survived those pressures to come out stronger than ever, but the experience has naturally knocked out many ideological fantasies in favour of much harder-nosed realpolitik.
The army no longer has the arrogance of the force that by the late 1980s believed it had defeated a superpower with god’s help and was convinced it could rule Afghanistan through its equally god-fearing clients. Instead, the generals admit today that a total Taliban victory is unlikely, and would pose risks to Pakistan as far south as Karachi. They also acknowledge that India is not going to dissolve like Yugoslavia or the Soviet Union. There is a recognition that they cannot retard the growth of Indian power through “unconventional warfare,” and recognise that Pakistan must catch up economically in order to exercise diplomatic influence.
Most importantly, the army has lost the easy confidence it held until the late 2000s that the ISI could easily manipulate its jihadi “boys” at will. There’s also a high level of caution in handling the vast “disposal” problem, burdened by the belated recognition that most extremist organisations’ desire for resources, revenge, and above all power make them just as likely to ally with Islamabad’s enemies if they are mishandled.
The army’s priorities seem to have re-centred on defending its control over national security affairs (at the expense of the civilians), ensuring internal stability, maintaining international alliances, and supporting Pakistan’s GDP growth. However, none of this is to suggest that the proxy conflicts between India and Pakistan are anywhere near over. There’s far too little trust between the two countries to engage in such wishful thinking.
On the other hand, neither country is satisfied with the status quo, which provides a spark of hope. The Pakistan Army, through painful experience, has finally gained a far more realistic institutional assessment of itself and its situation—perhaps its most realistic view in history. So the increasingly ideological government of India would be well-served by recognising its opponent not as it was, but as it is.
Otherwise, India may find itself in the position the Pakistan Army so often did in the past: overconfident, out of touch and in flagrante delicto.
Over to you, general. (Pakistan Inter Services Public Relations/Handout via Reuters)
By Johann Chacko
Quartz India
A smooth change of guard in Pakistan’s leadership is a rarity, particularly in its military circles.
Nonetheless, last month, prime minister Nawaz Sharif appointed general Qamar Javed Bajwa Pakistan’s new chief of army staff (COAS). There is optimism in some quarters that the country is on the path to eventual civilian supremacy given that his predecessor, general Raheel Sharif, quietly retired on time. The outgoing general also seemed unable to influence the prime minister’s choice.
On the other hand, the army’s control over defence, foreign, and internal security policy actually deepened and broadened under the command of Raheel Sharif, Pakistan’s most popular COAS in decades. So how do we square these two contradictory facts, and what does it mean for the region?
The short answer is that there is no contradiction. The Pakistan Army’s greatest source of power is its popularity, which it has continued to cultivate through a number of means. The first has been avoiding public clashes with institutions that have popular support such as the judiciary or, for that matter, some extremist groups. The other has come from boosting its image and attacking that of its rivals with the help of an increasingly powerful Inter-Services Public Relations (ISPR).
Bajwa served under a former Indian COAS general Bikram Singh as part of the UN peacekeeping mission.
But it’s not just clever perception management that has improved the army’s position. After a decade-and-a-half of successive crises, the military seems to be showing a much higher degree of realism in its decision-making. The recklessly triumphant mindset that emerged in the late 1980s from the nuclear programme’s success and the Soviet retreat in Afghanistan has been replaced by relative sobriety. This is something that neighbouring countries, especially India, need to think about with equal seriousness if regional stability is to improve. Neither confrontation nor engagement will work unless it is shaped by a grasp of the Pakistan Army’s far more modest strategic objectives.
Meet the new boss
Many in Pakistan Army’s fraternity wanted the new COAS to be someone who had already demonstrated aggressive leadership in the war against the Pakistani Taliban. Of the names shortlisted for the top job, generals Nadeem Ishfaq or Zubair Hayat had been closely associated with major operations in the Federally Administered Tribal Areas (FATA).Like a boss. (Pakistan Inter Services Public Relations (ISPR)/Handout via Reuters)
Instead, between 2013 and 2015, Bajwa commanded X Corps, the largest of all Pakistani field formations, which is responsible for the capital and the Line of Control (LoC) separating India and Pakistan in Kashmir. This came on top of multiple previous tours along the LoC in both command and staff positions. However, it shouldn’t be assumed that these postings bred an anti-India focus.
Bajwa served as a brigade commander under a former Indian COAS, general Bikram Singh, as part of the UN peacekeeping mission in the Congo between 2007 and 2008, earning the Indian general’s high praise for his professional performance in South Kivu. Shortly after his UN stint, Bajwa took charge of Force Command Northern Areas (FCNA) overseeing vast mountainous areas of Gilgit-Baltistan, including the Siachen Glacier, the highest battlefield in the world, and former flashpoints like Kargil and Dras.
This seamless transition from fighting under and alongside the Indian Army to fighting against it says something about the flexibility that the Pakistan Army’s senior officers have had to develop. This is because not even those on the LoC can afford to solely focus on the Indian military anymore. Gilgit-Baltistan, for example, has seen an increase in extremist activity among the region’s Sunni minority, aimed at tourists, Shi’ites, and the Pakistan Army itself. And protecting the ever-increasing levels of Chinese investment in the area is an absolute top priority for FCNA.
The civil-military tug-of-war
Of course, Bajwa’s most important responsibility as X Corps’ general officer commanding-in-chief was the Islamabad-Rawalpindi twin city area. In that capacity, he had the power to either end or defend the sitting government at any point. Things were particularly critical in late 2014 when cricketer-turned-politician Imran Khan led an attempt to bring down the Nawaz Sharif government through mass demonstrations. The prime minister, for his part, was said to be deeply impressed by Bajwa’s neutral stance in the army brass’s debates over whether to help the demonstrators.Howdy partner! (PID/Handout via Reuters)
Eventually, Sharif selected Bajwa for much the same reasons he appointed Raheel Sharif to the top job back in November 2013: a lack of overt political ambition, and a reputation for quiet competence rather than either outspokenness or sycophancy. And the prime minister is likely to get more of the same again, i.e. a general unlikely to seize power for himself, but one who also ferociously defends the Pakistan Army’s institutionally defined interests.
The extent of the army chief’s personal ambition really does matter in Pakistan. There are few states at the moment that have such a concentration of political power in the hands of a single appointed professional military officer. This power does not come from either a constitutionally defined role or pure coercive means at his disposal. It is a product of the army’s status as the most trusted institution in the country by far.
The PR factor
The other source of a COAS’s authority is his public reputation, something the ISPR closely manages through social media campaigns, commissioned music videos, films, and partnerships with “friendlier” journalists and editors. ISPR’s importance in managing national opinion is reflected in the inflation of its director-general rank from brigadier to major-general under Pervez Musharraf, and then to lieutenant-general under Raheel Sharif.Things have come a long way since the days of the 1999 Kargil operation when ISPR and the army general headquarters were horrified to find Pakistanis hungrily consuming Indian satellite TV news for want of a more compelling alternative. It’s not yet quite the status of heading the Inter-Services Intelligence (ISI) or the Strategic Plans Division (the nuclear custodians), but if current trends continue, it is not out of the question that a future ISPR head might one day become COAS.
There won’t be an overnight transfer of affections to Bajwa, but the infrastructure is in place.
In Pakistan’s political culture, like the rest of the subcontinent, there is a hunger for heroes and a tendency for cults of personality. A name and a face give people something they can attach themselves to. This ability to turn army chiefs into national heroes is a threat that any Pakistani prime minister must take into account.
Last month, for instance, a Leftist union leader (normally an anti-military demographic) committed suicide after failing in a month-long campaign outside the Karachi press club to pressure the government into granting an extension to Raheel Sharif. It is remarkable given that Sharif was unknown to the public four years ago, but ISPR has made sure credit for improvements in security from high-profile operations in unsettled areas like Karachi went to the COAS.
There won’t be an overnight transfer of affections to Bajwa, but the infrastructure is in place, the popular demand for saviours remains, and all that’s missing is an opportunity to demonstrate leadership. The Narendra Modi government’s determination to take a “defensive offensive” position against Pakistan, as Ajit Doval, India’s national security advisor, described it, is likely to provide those opportunities sooner rather than later.
The learning curve
For those in New Delhi who want to pile the pressure on Pakistan over Kashmir, the reality they must confront is that Islamabad’s civilian government will most likely bear the brunt of it, leaving the army’s position stronger than ever.This is in part because the Pakistan Army seems far less prone to severe overreach. The indications are that the army’s regional goals are far less ambitious and more sustainable than they were in the two decades between general Zia-ul-Haq’s death in 1988 and Musharraf’s ouster in 2008.
The army no longer has the arrogance of the force that by the late 1980s believed it had defeated a superpower with god’s help.
The last 15 years of escalating domestic conflict with the Pakistani Taliban has cost the army thousands of casualties, shaken its cohesion with defections and resignations, and tied down a third of its forces. Meanwhile, India’s defence budgets and global standing have continued to grow. The Pakistan Army’s officer corps survived those pressures to come out stronger than ever, but the experience has naturally knocked out many ideological fantasies in favour of much harder-nosed realpolitik.
The army no longer has the arrogance of the force that by the late 1980s believed it had defeated a superpower with god’s help and was convinced it could rule Afghanistan through its equally god-fearing clients. Instead, the generals admit today that a total Taliban victory is unlikely, and would pose risks to Pakistan as far south as Karachi. They also acknowledge that India is not going to dissolve like Yugoslavia or the Soviet Union. There is a recognition that they cannot retard the growth of Indian power through “unconventional warfare,” and recognise that Pakistan must catch up economically in order to exercise diplomatic influence.
Most importantly, the army has lost the easy confidence it held until the late 2000s that the ISI could easily manipulate its jihadi “boys” at will. There’s also a high level of caution in handling the vast “disposal” problem, burdened by the belated recognition that most extremist organisations’ desire for resources, revenge, and above all power make them just as likely to ally with Islamabad’s enemies if they are mishandled.
The army’s priorities seem to have re-centred on defending its control over national security affairs (at the expense of the civilians), ensuring internal stability, maintaining international alliances, and supporting Pakistan’s GDP growth. However, none of this is to suggest that the proxy conflicts between India and Pakistan are anywhere near over. There’s far too little trust between the two countries to engage in such wishful thinking.
On the other hand, neither country is satisfied with the status quo, which provides a spark of hope. The Pakistan Army, through painful experience, has finally gained a far more realistic institutional assessment of itself and its situation—perhaps its most realistic view in history. So the increasingly ideological government of India would be well-served by recognising its opponent not as it was, but as it is.
Otherwise, India may find itself in the position the Pakistan Army so often did in the past: overconfident, out of touch and in flagrante delicto.
lunes, 3 de octubre de 2016
Análisis: Las FARC se rendían en Colombia
¿Quién se arrodilló en Colombia?
El domingo se celebra un plebiscito en el que los colombianos tendrán que votar a favor o en contra de un acuerdo de paz negociado a lo largo de cuatro años
JOHN CARLIN - El País
Asistentes a la última conferencia revolucionaria de las FARC.
El presidente, Juan Manuel Santos, no se ha pronunciado, más allá de declarar que toda Colombia ha salido ganando. Álvaro Uribe, el líder de la campaña por el no —es decir, para el sí a la continuación de una guerra que ha durado 52 años— no tiene ninguna duda: el Gobierno de Santos se ha “arrodillado” ante las FARC.
Cuesta mucho creer que los líderes de las FARC compartan esta opinión, por más que les gustara hacerlo. El aire político que se respira en Colombia contiene una mezcla tóxica de exageraciones y mentiras, lo cual ha generado una tremenda confusión entre gran parte de la población. Pero, tomando un poco de distancia, se pueden extraer cuatro verdades irrefutables del acuerdo que han suscrito el Gobierno colombiano y las FARC.
Una, que las FARC han acordado abandonar las armas, su principal instrumento de persuasión.
Dos, que el enemigo más directo y letal de las FARC, el Ejército colombiano, se quedará con todo su arsenal.
Tres, que las FARC renuncian a una guerra que ellos iniciaron sin conquistar su objetivo histórico de imponer el comunismo en Colombia.
Cuatro, que el sistema capitalista colombiano queda intacto.
Todo lo cual nos conduce a la gran verdad contenida en el corazón del acuerdo de paz: las FARC se han rendido.
No incondicionalmente, eso sí. Si algo han logrado en las negociaciones llevadas a cabo en La Habana desde 2012 es evitar la total humillación. Tendrán que confesar sus crímenes ante sus víctimas, quizá en algunos casos se someterán a una especie de exilio interno bajo la custodia del Ejército, pero no irán a la cárcel. Por otro lado, podrán participar en elecciones al Congreso nacional.
Los uribistas piden que se vote no al acuerdo porque consideran que estas dos concesiones significan pagar un precio demasiado alto por la rendición de las FARC y el fin de la guerra. Dado que los guerrilleros jamás firmarían un acuerdo que no incluyera estas concesiones, está claro que los líderes de la campaña por el no están en contra de cualquier tipo de negociación con las FARC, lo que revela a su vez el miedo que les tienen. Como advierten una y otra vez Uribe y su gente, un sí en el plebiscito significaría “entregar el país a las FARC” y convertir Colombia al modelo “castrochavista” de Venezuela.
Lo cual es manifiestamente irracional, ya que la enorme mayoría de los colombianos detestan a las FARC y nunca les darían su voto. La verdad es que si gana el sí en el plebiscito los futuros guerrilleros desmovilizados de las FARC tendrán mucha más razón para sentir miedo que cualquier otro sector de la población. No solo tendrán que convivir con la dolorosa realidad de que su antigua razón de ser ha quedado obsoleta, sino que sabrán que en adelante deberán encomendar su seguridad personal a la buena fe del mismo Ejército contra el que combatieron durante años.
Si gana el sí y las FARC se incorporan a la vida civil, la mejor esperanza que tendrán de protección residirá, precisamente, en el compromiso unánime de sus viejos enemigos de la cúpula militar colombiana con el acuerdo de paz. Los generales saben mejor que nadie cuál es la respuesta correcta a la pregunta de quién ganó las negociaciones, quién ganó la guerra. Saben con certeza científica, basada en los hechos y no en el ruido y la furia de la confrontación política, que no fueron las FARC.
El domingo se celebra un plebiscito en el que los colombianos tendrán que votar a favor o en contra de un acuerdo de paz negociado a lo largo de cuatro años
JOHN CARLIN - El País
Asistentes a la última conferencia revolucionaria de las FARC.
¿Quién ganó las negociaciones de paz de Colombia, el Gobierno o las FARC, el sistema político establecido o la guerrilla revolucionaria?
Es importante tener claridad en la respuesta, ya que el domingo se celebra un plebiscito en el que los colombianos tendrán que votar a favor o en contra de un acuerdo de paz negociado a lo largo de cuatro años, y firmado en una solemne ceremonia el lunes en Cartagena de Indias.El presidente, Juan Manuel Santos, no se ha pronunciado, más allá de declarar que toda Colombia ha salido ganando. Álvaro Uribe, el líder de la campaña por el no —es decir, para el sí a la continuación de una guerra que ha durado 52 años— no tiene ninguna duda: el Gobierno de Santos se ha “arrodillado” ante las FARC.
Cuesta mucho creer que los líderes de las FARC compartan esta opinión, por más que les gustara hacerlo. El aire político que se respira en Colombia contiene una mezcla tóxica de exageraciones y mentiras, lo cual ha generado una tremenda confusión entre gran parte de la población. Pero, tomando un poco de distancia, se pueden extraer cuatro verdades irrefutables del acuerdo que han suscrito el Gobierno colombiano y las FARC.
Una, que las FARC han acordado abandonar las armas, su principal instrumento de persuasión.
Dos, que el enemigo más directo y letal de las FARC, el Ejército colombiano, se quedará con todo su arsenal.
Tres, que las FARC renuncian a una guerra que ellos iniciaron sin conquistar su objetivo histórico de imponer el comunismo en Colombia.
Cuatro, que el sistema capitalista colombiano queda intacto.
Todo lo cual nos conduce a la gran verdad contenida en el corazón del acuerdo de paz: las FARC se han rendido.
No incondicionalmente, eso sí. Si algo han logrado en las negociaciones llevadas a cabo en La Habana desde 2012 es evitar la total humillación. Tendrán que confesar sus crímenes ante sus víctimas, quizá en algunos casos se someterán a una especie de exilio interno bajo la custodia del Ejército, pero no irán a la cárcel. Por otro lado, podrán participar en elecciones al Congreso nacional.
Los uribistas piden que se vote no al acuerdo porque consideran que estas dos concesiones significan pagar un precio demasiado alto por la rendición de las FARC y el fin de la guerra. Dado que los guerrilleros jamás firmarían un acuerdo que no incluyera estas concesiones, está claro que los líderes de la campaña por el no están en contra de cualquier tipo de negociación con las FARC, lo que revela a su vez el miedo que les tienen. Como advierten una y otra vez Uribe y su gente, un sí en el plebiscito significaría “entregar el país a las FARC” y convertir Colombia al modelo “castrochavista” de Venezuela.
Lo cual es manifiestamente irracional, ya que la enorme mayoría de los colombianos detestan a las FARC y nunca les darían su voto. La verdad es que si gana el sí en el plebiscito los futuros guerrilleros desmovilizados de las FARC tendrán mucha más razón para sentir miedo que cualquier otro sector de la población. No solo tendrán que convivir con la dolorosa realidad de que su antigua razón de ser ha quedado obsoleta, sino que sabrán que en adelante deberán encomendar su seguridad personal a la buena fe del mismo Ejército contra el que combatieron durante años.
Si gana el sí y las FARC se incorporan a la vida civil, la mejor esperanza que tendrán de protección residirá, precisamente, en el compromiso unánime de sus viejos enemigos de la cúpula militar colombiana con el acuerdo de paz. Los generales saben mejor que nadie cuál es la respuesta correcta a la pregunta de quién ganó las negociaciones, quién ganó la guerra. Saben con certeza científica, basada en los hechos y no en el ruido y la furia de la confrontación política, que no fueron las FARC.
viernes, 18 de septiembre de 2015
Siria: Entrevista a Al Assad
Al Assad: "Occidente llora por los refugiados con un ojo y con el otro les apunta la pistola"
Entrevista del presidente sirio Bashar al Assad a medios rusos (versión completa) REUTERS/SANA
"La cuestión no es que Europa deba o no acoger a los refugiados, sino la necesidad de abordar las causas fundamentales del problema", señaló el presidente de Siria, Bashar al Assad, en una entrevista concedida a RT y otros medios de información rusos. "Si a los europeos les preocupa el destino de los refugiados, que dejen de apoyar a los terroristas".
Actualidad RT
"Como ustedes saben, estamos en una guerra contra el terrorismo, que cuenta con el apoyo de fuerzas externas. Esto significa que se lleva a cabo una guerra total", recordó. "Yo creo que cualquier sociedad, todos los patriotas, todas los partidos que en realidad piensan en el pueblo en estas condiciones se unen contra un enemigo común: sin importar si se trata de terrorismo interno o externo".
"Si hoy en día preguntamos a cualquier ciudadano sirio qué quiere ahora, la primera respuesta será la seguridad y la estabilidad para todos. Por lo tanto, nosotros —tanto las fuerzas políticas dentro del Gobierno como quienes están fuera del poder— estamos obligados a consolidarnos en torno a las demandas del pueblo sirio", ha instado Al Assad. "Y esto ha sucedido ya: algunos grupos antes luchaban contra el Gobierno sirio, y ahora se oponen al terror de nuestro lado".
Al Assad aprovechó la entrevista para reiterar su llamamiento a todas las fuerzas para que se unan en la lucha contra el terrorismo.
"Debemos superar el terrorismo, y no solo el del EI. Estoy hablando de terrorismo, porque hay muchas organizaciones, principalmente el EI y el Frente Al Nusra, que el Consejo de Seguridad de la ONU ha declarado como terroristas".
"En lo que se refiere a la cooperación de Occidente con el Frente Al Nusra, esto es un hecho comprobado. Todos sabemos que Turquía, que tiene estrechas relaciones con Occidente, abastece de armas, dinero y voluntarios tanto al Frente Al Nusra como al Estado Islámico". En opinión de Al Assad, tanto el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como el primer ministro del país, Ahmet Davutoglu, "no hacen ni un paso sin coordinarlo, en primer lugar, con EE.UU., y también con otros países occidentales".
"El Frente Al Nusra y el EI deben darle las gracias por el aumento de su poder en la región al proteccionismo de Occidente, que percibe el terrorismo como un comodín que puede sacarse de la manga periódicamente", explicó el mandatario sirio. "Son la tercera ola de organizaciones políticas creadas por Occidente para difundir su venenosa ideología. Persiguen fines políticos. La primera ola, a inicios del siglo pasado, trajo a los Hermanos Musulmanes. La segunda ola, a Al Qaeda, que luchó contra la URSS en Afganistán. Y la tercera ola son el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y otras organizaciones similares (...) Son un proyecto extremista de Occidente".
"Se dice que cuando se vaya el presidente las cosas irán mejor, pero ¿qué significa eso en realidad? Para Occidente significa que mientras yo siga siendo presidente ellos seguirán apoyando el terrorismo, porque han convertido en una prioridad el cambio de dirigente de los llamados 'regímenes' de Siria, Rusia y otros países. Y es que Occidente no admite socios ni Estados soberanos. (...) Les gustaría quitar a una persona y poner en su lugar a otra que actúe en interés de Occidente, y no en el de su propia patria".
El mandatario sirio ha destacado que Damasco y Teherán son aliados desde hace más de 35 años. "Nos une la relación de aliados y una gran confianza mutua. Por eso creemos que Irán desempeña un papel importante".
"Irán defiende a Siria y a su pueblo. Este país apoya al Estado sirio en la política, en la economía y en el ámbito militar", admitió Al Assad.
"Lo que algunos medios de comunicación occidentales intentan vender como el envío a Siria de grupos militares iraníes es mentira", sostuvo. "Teherán nos suministra material bélico. Desde luego, mantenemos un intercambio de especialistas militares entre Siria e Irán, pero este intercambio siempre ha existido. Por supuesto, este tipo de cooperación bilateral se intensifica en condiciones de guerra. Sí, la ayuda de Teherán es un elemento clave que contribuye a la solidez de Siria de cara a esta guerra difícil y bárbara".
En lo que se refiere a las relaciones de Siria con Egipto, el líder sirio ha aclarado que en estos momentos no existe con El Cairo ningún tipo de relaciones políticas, pero sí a nivel de instituciones gubernamentales de seguridad. "La batalla que estamos llevando a cabo ahora es una batalla contra un enemigo común. Actualmente esto resulta evidente para todo el mundo, por supuesto, porque el terrorismo se ha extendido a Libia, Egipto, Yemen, Siria, Irak y otros países […] Así que ahora puedo decir que tenemos con Egipto una visión común".
"El grupo terrorista del EI trata de adoptar la forma de Estado para atraer a sus filas a la mayor cantidad de voluntarios que viven de las ilusiones del pasado, sueñan con crear un Estado que exista por el bien de la religión. Este es un enfoque idealista que no tiene nada que ver con la realidad, es una equivocación. Un Estado no se puede tomar de la nada y obligar a la sociedad a aceptarlo. El Estado debe ser resultado del desarrollo natural de la sociedad, ser su imagen o copia, aunque no siempre sea exacta".
Al Assad afirma que el Estado Islámico no tiene nada en común con el pueblo sirio. "Tenemos grupos terroristas, pero ellos no definen el carácter de nuestra sociedad", dijo a los medios rusos. "Por lo tanto, el hecho de que intentaran imprimir su propia moneda, sellos, expedir pasaportes y adquirir otro tipo de competencias de un Estado no significa que sean un Estado".
A las potencias occidentales el Estado Islámico "se les ha escapado de control". "Sin embargo, esto no significa que quieran liquidar al Estado Islámico. Si quisieran, ya lo hubieran hecho. Para nosotros el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y otros grupos armados similares que asesinan a la población civil son extremistas".
"Originalmente Occidente dijo que los acontecimientos sirios eran 'protestas pacíficas', después 'acciones de la oposición moderada' y ahora admite la existencia del terrorismo bajo el nombre del EI o el Frente Al Nusra, pero atribuye la culpa al Gobierno sirio, al 'régimen' sirio y al presidente sirio. Por lo tanto, mientras continúe esta línea de propaganda no tendrán más remedio que aceptar a más refugiados", pronosticó Al Assad. "La cuestión no es que Europa deba o no acoger a los refugiados, sino la necesidad de abordar las causas fundamentales del problema. Si a los europeos les preocupa el destino de los refugiados, que dejen de apoyar a los terroristas".
"Con respecto al problema de los refugiados quiero decir que la postura de Occidente y de la campaña de información que están llevando a cabo, sobre todo la última semana, supone que estas personas huyen del Gobierno sirio, al que los medios de comunicación occidentales tachan de régimen. Sin embargo, los países occidentales lloran por los refugiados con un solo ojo, mientras que con el otro los observan por la mira de pistola", se expresó.
"La realidad es que estas personas abandonaron Siria principalmente por culpa de los terroristas y por el miedo a la muerte, así como por las consecuencias del terrorismo", aseveró Al Assad. "Occidente está llorando por los refugiados, pero ha apoyado a los terroristas desde el principio de la crisis".
"Cualquier persona que abandone Siria es, sin lugar a dudas, una pérdida para la patria, no importan su ideología o sus capacidades. Con excepción de los terroristas, naturalmente", recalcó el presidente sirio. "Por eso, para nosotros esta emigración supone una gran pérdida".
"Ahora Europa trata de presentar la cuestión como si ella solo fuera culpable de no haber puesto los medios o de no haber podido garantizar una inmigración organizada, razón por la cual los refugiados se ahogan al tratar de atravesar el Mediterráneo". "Lo sentimos por todas las víctimas inocentes, pero ¿acaso la vida de los que se ahogan en el mar es más valiosa que la de los que mueren en Siria? —se preguntó Al Assad—. ¿Por qué ha de ser su vida más valiosa que las de los que mueren degollados a manos de los terroristas? ¿Cómo es posible compadecerse del niño que murió en el mar y no reparar en los miles de niños, ancianos, mujeres y hombres que se han convertido en víctimas de los terroristas en Siria?"
"Ha habido varias rondas de conversaciones en Siria, Moscú y Ginebra. De hecho, en la única ronda de diálogos en la que hemos tenido éxito ha sido en la segunda ronda en Moscú", recordó el presidente sirio. "Pero al mismo tiempo, este paso quedó incompleto. Y esto es natural, porque la crisis es de gran escala. No es posible encontrar una solución en un par de horas o días. Sin embargo, es un paso adelante y estamos a la espera de una tercera ronda de diálogos en Moscú".
"Desde el principio hemos dicho que estamos dispuestos a llevar a cabo cualquier tipo de diálogo si eso permite reducir la amenaza terrorista y, como consecuencia, mejorar la estabilidad. Naturalmente, esto se aplica a las fuerzas políticas, es decir, estamos en diálogo con todos, excepto con el EI, el Frente Al Nusra y organizaciones similares. Por una simple razón: estas organizaciones se basan en la ideología del terror. [...] Por lo tanto el diálogo con ellos no puede conducir a ningún resultado real".
El líder sirio ha mencionado que su Administración está cooperando con países como Rusia, Irán e Irak. "En cuanto a otros países, estamos abiertos a colaborar con cualquiera de ellos si tienen un verdadero deseo de luchar contra el terrorismo. No lo vemos en el caso de la llamada coalición antiterrorista liderada por EE.UU.", destacó Al Assad.
El presidente sirio aclaró que entre el Gobierno nacional, el Ejército sirio y EE.UU. no hay ningún tipo de coordinación o contacto. "Eso es así porque no pueden admitir ni aceptar el hecho de que nosotros somos la única fuerza que lucha contra el EI en tierra. Desde su punto de vista, quizás, la cooperación con el Ejército sirio sería admitir nuestra eficacia. Por desgracia, esta actitud refleja la miopía y la terquedad de la Administración estadounidense", ha subrayado el líder sirio.
"Si un encuentro o un apretón de manos con alguien puede beneficiar al pueblo sirio, yo estoy obligado a hacerlo, me guste o no", aseguró el presidente en la entrevista. "Así que sí, estamos dispuestos a hacer todo lo que pueda beneficiar al pueblo sirio".
"Es nuestra obligación unirnos con el fin de oponer resistencia al Estado Islámico", cree Al Assad. "Una vez que acabemos con el EI, el Frente Al Nusra y otros grupos terroristas, podremos hablar de las reivindicaciones de los kurdos y de algunos partidos kurdos en el formato nacional".
"En lo que atañe al presidente, llega al poder con la conformidad de su pueblo, por medio de un proceso electoral, y si se va lo hace a petición de su pueblo, y no por decisión de EE.UU., del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de la Conferencia de Ginebra o del memorando de Ginebra. Si el pueblo desea que se quede, el presidente se quedará, y en caso contrario tendrá que irse sin pérdida de tiempo", concluyó el mandatario.
Entrevista del presidente sirio Bashar al Assad a medios rusos (versión completa) REUTERS/SANA
"La cuestión no es que Europa deba o no acoger a los refugiados, sino la necesidad de abordar las causas fundamentales del problema", señaló el presidente de Siria, Bashar al Assad, en una entrevista concedida a RT y otros medios de información rusos. "Si a los europeos les preocupa el destino de los refugiados, que dejen de apoyar a los terroristas".
Actualidad RT
Lucha contra el terrorismo
La crisis en Siria cumple cuatro años y medio, pero desde su comienzo el Gobierno nacional ha abogado por un diálogo, declaró el mandatario a los medios rusos, entre los cuales estaba presente RT. "Creo que simultáneamente a la lucha contra el terrorismo, se debe continuar el diálogo entre las partes y formaciones políticas sirias para llegar a una opinión unánime sobre el futuro de nuestro país"."Como ustedes saben, estamos en una guerra contra el terrorismo, que cuenta con el apoyo de fuerzas externas. Esto significa que se lleva a cabo una guerra total", recordó. "Yo creo que cualquier sociedad, todos los patriotas, todas los partidos que en realidad piensan en el pueblo en estas condiciones se unen contra un enemigo común: sin importar si se trata de terrorismo interno o externo".
"Si hoy en día preguntamos a cualquier ciudadano sirio qué quiere ahora, la primera respuesta será la seguridad y la estabilidad para todos. Por lo tanto, nosotros —tanto las fuerzas políticas dentro del Gobierno como quienes están fuera del poder— estamos obligados a consolidarnos en torno a las demandas del pueblo sirio", ha instado Al Assad. "Y esto ha sucedido ya: algunos grupos antes luchaban contra el Gobierno sirio, y ahora se oponen al terror de nuestro lado".
Al Assad aprovechó la entrevista para reiterar su llamamiento a todas las fuerzas para que se unan en la lucha contra el terrorismo.
"Debemos superar el terrorismo, y no solo el del EI. Estoy hablando de terrorismo, porque hay muchas organizaciones, principalmente el EI y el Frente Al Nusra, que el Consejo de Seguridad de la ONU ha declarado como terroristas".
Apoyo occidental al terrorismo en Oriente Medio
"En lo que se refiere a la cooperación de Occidente con el Frente Al Nusra, esto es un hecho comprobado. Todos sabemos que Turquía, que tiene estrechas relaciones con Occidente, abastece de armas, dinero y voluntarios tanto al Frente Al Nusra como al Estado Islámico". En opinión de Al Assad, tanto el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como el primer ministro del país, Ahmet Davutoglu, "no hacen ni un paso sin coordinarlo, en primer lugar, con EE.UU., y también con otros países occidentales".
"El Frente Al Nusra y el EI deben darle las gracias por el aumento de su poder en la región al proteccionismo de Occidente, que percibe el terrorismo como un comodín que puede sacarse de la manga periódicamente", explicó el mandatario sirio. "Son la tercera ola de organizaciones políticas creadas por Occidente para difundir su venenosa ideología. Persiguen fines políticos. La primera ola, a inicios del siglo pasado, trajo a los Hermanos Musulmanes. La segunda ola, a Al Qaeda, que luchó contra la URSS en Afganistán. Y la tercera ola son el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y otras organizaciones similares (...) Son un proyecto extremista de Occidente".
"Se dice que cuando se vaya el presidente las cosas irán mejor, pero ¿qué significa eso en realidad? Para Occidente significa que mientras yo siga siendo presidente ellos seguirán apoyando el terrorismo, porque han convertido en una prioridad el cambio de dirigente de los llamados 'regímenes' de Siria, Rusia y otros países. Y es que Occidente no admite socios ni Estados soberanos. (...) Les gustaría quitar a una persona y poner en su lugar a otra que actúe en interés de Occidente, y no en el de su propia patria".
Aportación de Irán y Egipto
El mandatario sirio ha destacado que Damasco y Teherán son aliados desde hace más de 35 años. "Nos une la relación de aliados y una gran confianza mutua. Por eso creemos que Irán desempeña un papel importante".
"Irán defiende a Siria y a su pueblo. Este país apoya al Estado sirio en la política, en la economía y en el ámbito militar", admitió Al Assad.
"Lo que algunos medios de comunicación occidentales intentan vender como el envío a Siria de grupos militares iraníes es mentira", sostuvo. "Teherán nos suministra material bélico. Desde luego, mantenemos un intercambio de especialistas militares entre Siria e Irán, pero este intercambio siempre ha existido. Por supuesto, este tipo de cooperación bilateral se intensifica en condiciones de guerra. Sí, la ayuda de Teherán es un elemento clave que contribuye a la solidez de Siria de cara a esta guerra difícil y bárbara".
En lo que se refiere a las relaciones de Siria con Egipto, el líder sirio ha aclarado que en estos momentos no existe con El Cairo ningún tipo de relaciones políticas, pero sí a nivel de instituciones gubernamentales de seguridad. "La batalla que estamos llevando a cabo ahora es una batalla contra un enemigo común. Actualmente esto resulta evidente para todo el mundo, por supuesto, porque el terrorismo se ha extendido a Libia, Egipto, Yemen, Siria, Irak y otros países […] Así que ahora puedo decir que tenemos con Egipto una visión común".
¿Qué es el Estado Islámico?
"El grupo terrorista del EI trata de adoptar la forma de Estado para atraer a sus filas a la mayor cantidad de voluntarios que viven de las ilusiones del pasado, sueñan con crear un Estado que exista por el bien de la religión. Este es un enfoque idealista que no tiene nada que ver con la realidad, es una equivocación. Un Estado no se puede tomar de la nada y obligar a la sociedad a aceptarlo. El Estado debe ser resultado del desarrollo natural de la sociedad, ser su imagen o copia, aunque no siempre sea exacta".
Al Assad afirma que el Estado Islámico no tiene nada en común con el pueblo sirio. "Tenemos grupos terroristas, pero ellos no definen el carácter de nuestra sociedad", dijo a los medios rusos. "Por lo tanto, el hecho de que intentaran imprimir su propia moneda, sellos, expedir pasaportes y adquirir otro tipo de competencias de un Estado no significa que sean un Estado".
A las potencias occidentales el Estado Islámico "se les ha escapado de control". "Sin embargo, esto no significa que quieran liquidar al Estado Islámico. Si quisieran, ya lo hubieran hecho. Para nosotros el Estado Islámico, el Frente Al Nusra y otros grupos armados similares que asesinan a la población civil son extremistas".
Refugiados sirios en Europa
"Originalmente Occidente dijo que los acontecimientos sirios eran 'protestas pacíficas', después 'acciones de la oposición moderada' y ahora admite la existencia del terrorismo bajo el nombre del EI o el Frente Al Nusra, pero atribuye la culpa al Gobierno sirio, al 'régimen' sirio y al presidente sirio. Por lo tanto, mientras continúe esta línea de propaganda no tendrán más remedio que aceptar a más refugiados", pronosticó Al Assad. "La cuestión no es que Europa deba o no acoger a los refugiados, sino la necesidad de abordar las causas fundamentales del problema. Si a los europeos les preocupa el destino de los refugiados, que dejen de apoyar a los terroristas".
"Con respecto al problema de los refugiados quiero decir que la postura de Occidente y de la campaña de información que están llevando a cabo, sobre todo la última semana, supone que estas personas huyen del Gobierno sirio, al que los medios de comunicación occidentales tachan de régimen. Sin embargo, los países occidentales lloran por los refugiados con un solo ojo, mientras que con el otro los observan por la mira de pistola", se expresó.
"La realidad es que estas personas abandonaron Siria principalmente por culpa de los terroristas y por el miedo a la muerte, así como por las consecuencias del terrorismo", aseveró Al Assad. "Occidente está llorando por los refugiados, pero ha apoyado a los terroristas desde el principio de la crisis".
"Cualquier persona que abandone Siria es, sin lugar a dudas, una pérdida para la patria, no importan su ideología o sus capacidades. Con excepción de los terroristas, naturalmente", recalcó el presidente sirio. "Por eso, para nosotros esta emigración supone una gran pérdida".
"Ahora Europa trata de presentar la cuestión como si ella solo fuera culpable de no haber puesto los medios o de no haber podido garantizar una inmigración organizada, razón por la cual los refugiados se ahogan al tratar de atravesar el Mediterráneo". "Lo sentimos por todas las víctimas inocentes, pero ¿acaso la vida de los que se ahogan en el mar es más valiosa que la de los que mueren en Siria? —se preguntó Al Assad—. ¿Por qué ha de ser su vida más valiosa que las de los que mueren degollados a manos de los terroristas? ¿Cómo es posible compadecerse del niño que murió en el mar y no reparar en los miles de niños, ancianos, mujeres y hombres que se han convertido en víctimas de los terroristas en Siria?"
Refugiados en Europa
"Este bochornoso doble rasero de los europeos se ha hecho evidente para todos y ya no se acepta. Carece de lógica sentir compasión por algunas de las víctimas e ignorar a todas las demás. No existe entre ellas ninguna diferencia sustantiva", reafirmó. "Europa, desde luego, tiene responsabilidad en la medida en que ha apoyado y sigue apoyando y financiando el terrorismo".Con quién mantiene el diálogo Siria
"Ha habido varias rondas de conversaciones en Siria, Moscú y Ginebra. De hecho, en la única ronda de diálogos en la que hemos tenido éxito ha sido en la segunda ronda en Moscú", recordó el presidente sirio. "Pero al mismo tiempo, este paso quedó incompleto. Y esto es natural, porque la crisis es de gran escala. No es posible encontrar una solución en un par de horas o días. Sin embargo, es un paso adelante y estamos a la espera de una tercera ronda de diálogos en Moscú".
"Desde el principio hemos dicho que estamos dispuestos a llevar a cabo cualquier tipo de diálogo si eso permite reducir la amenaza terrorista y, como consecuencia, mejorar la estabilidad. Naturalmente, esto se aplica a las fuerzas políticas, es decir, estamos en diálogo con todos, excepto con el EI, el Frente Al Nusra y organizaciones similares. Por una simple razón: estas organizaciones se basan en la ideología del terror. [...] Por lo tanto el diálogo con ellos no puede conducir a ningún resultado real".
El líder sirio ha mencionado que su Administración está cooperando con países como Rusia, Irán e Irak. "En cuanto a otros países, estamos abiertos a colaborar con cualquiera de ellos si tienen un verdadero deseo de luchar contra el terrorismo. No lo vemos en el caso de la llamada coalición antiterrorista liderada por EE.UU.", destacó Al Assad.
Occidente juega con el terrorismo
"Es imposible apoyar a los terroristas y luchar contra ellos al mismo tiempo", explicó. "El terrorismo es como un escorpión: si te lo metes en el bolsillo siempre acabará picándote".El presidente sirio aclaró que entre el Gobierno nacional, el Ejército sirio y EE.UU. no hay ningún tipo de coordinación o contacto. "Eso es así porque no pueden admitir ni aceptar el hecho de que nosotros somos la única fuerza que lucha contra el EI en tierra. Desde su punto de vista, quizás, la cooperación con el Ejército sirio sería admitir nuestra eficacia. Por desgracia, esta actitud refleja la miopía y la terquedad de la Administración estadounidense", ha subrayado el líder sirio.
"Si un encuentro o un apretón de manos con alguien puede beneficiar al pueblo sirio, yo estoy obligado a hacerlo, me guste o no", aseguró el presidente en la entrevista. "Así que sí, estamos dispuestos a hacer todo lo que pueda beneficiar al pueblo sirio".
La sociedad siria, unida contra el EI
"Consideramos a los kurdos parte de la sociedad siria, no son ajenos, viven en esta tierra, igual que los árabes, los circasianos, los armenios y muchas otras naciones y congregaciones religiosas que conviven en Siria desde tiempos remotos", destacó el presidente sirio."Es nuestra obligación unirnos con el fin de oponer resistencia al Estado Islámico", cree Al Assad. "Una vez que acabemos con el EI, el Frente Al Nusra y otros grupos terroristas, podremos hablar de las reivindicaciones de los kurdos y de algunos partidos kurdos en el formato nacional".
"En lo que atañe al presidente, llega al poder con la conformidad de su pueblo, por medio de un proceso electoral, y si se va lo hace a petición de su pueblo, y no por decisión de EE.UU., del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de la Conferencia de Ginebra o del memorando de Ginebra. Si el pueblo desea que se quede, el presidente se quedará, y en caso contrario tendrá que irse sin pérdida de tiempo", concluyó el mandatario.
jueves, 13 de agosto de 2015
USA manda 6 F-16 a Turquía
EE.UU. envía aviones cazas F-16 a Turquía para combatir a Estado Islámico
Seis F-16 Fighting Falcons de la fuerza aérea y 300 efectivos serán desplegados en una base situada al sur del país; los bombardeos en Ankara ya dejaron 400 muertos rebeldes
ANKARA.- Estados Unidos desplegó por primera vez este domingo en Turquía aviones caza F-16 para apoyar los combates contra el grupo Estado Islámico (EI), mientras los bombardeos de Ankara contra la guerrilla kurda en Irak dejaron casi 400 muertos entre las filas rebeldes.
"Seis F-16 Fighting Falcons de la fuerza aérea de EEUU fueron desplegados en la base aérea de Incirlik, en Turquía, para apoyar la lucha contra el EI" escribió la misión estadounidense ante la OTAN en su cuenta de Twitter.
El ministerio estadounidense de Defensa anunció por su parte que se desplegó también un contingente de 300 militares en la base, situada en el sur del país.
Es la primera vez desde el lanzamiento de las operaciones de la coalición internacional liderada por EE.UU. contra los yihadistas del EI en Irak y en Siria, hace un año, en que los cazas estadounidenses podrán despegar desde esta estratégica base, en virtud de un acuerdo firmado con Ankara en julio.
Hasta ahora, Estados Unidos utilizaba la base de Incirlik para desplegar drones armados con los que atacaba posiciones del EI, mientras que los aviones de la US Air Force tenían que despegar de bases más alejadas, como desde Jordania o Kuwait.
Turquía, Estado miembro de la OTAN, rechazaba hasta hace poco participar en las operaciones de la coalición contra el EI, ante el temor de favorecer así a los kurdos sirios que combaten sobre el terreno contra los yihadistas cerca de su frontera.
Pero el atentado del 20 de julio en Suruç (sur), en el que murieron 32 personas y que fue atribuido al EI, llevó a Ankara a dar un giro en su estrategia.
El 24 de julio lanzó una "guerra contra el terrorismo" que apunta tanto a los rebeldes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como al EI en Siria. No obstante, los numerosos ataques aéreos posteriores al anuncio se centraron en la guerrilla kurda, y oficialmente sólo hubo tres bombardeos contra el EI.
Por su parte, el PKK siguió cometiendo ataques contra las fuerzas del orden, de las que al menos una veintena de efectivos murieron desde el inicio de este nuevo ciclo de violencia, según fuentes oficiales turcas.
Según la agencia de prensa Dogan, en la madrugada del domingo murió un policía y otro resultó herido en un ataque en la ciudad de Midyat, en la provincia de Mardin, en el sureste turco de mayoría kurda. El ataque se atribuye al PKK.
El líder del Partido democrático de los Pueblos (HDP, prokurdo), llamó de nuevo el sábado a los rebeldes del PKK y al gobierno a que pongan fin a las violencias, que hacen peligrar las negociaciones.
"El PKK debe retirar inmediatamente el dedo del gatillo y declarar que respeta el alto el fuego" que mantenía con el Estado turco desde hacía casi tres años, dijo ante la prensa Selahattin Demirtas en la ciudad de Van (este).
Al Ejecutivo de Ankara, Demirtas le pidió detener las operaciones de seguridad y declararse dispuesto al diálogo.
El HDP de Demirtas, considerado la plataforma política del PKK, consiguió el 13% de los votos en las elecciones legislativas del 7 de junio, haciéndose con 80 escaños de los 550 que componen el Parlamento turco.
El llamamiento del líder kurdo fue recibido positivamente por el primer ministro del país, el islamo-conservador Ahmet Davutoglu. "Es un llamamiento tardío pero apropiado", dijo ayer.
Agencias AFP y EFE.
Seis F-16 Fighting Falcons de la fuerza aérea y 300 efectivos serán desplegados en una base situada al sur del país; los bombardeos en Ankara ya dejaron 400 muertos rebeldes
Seis F-16 son enviados a Turquía para combatir la organización terrorista EI. Foto: Archivo |
ANKARA.- Estados Unidos desplegó por primera vez este domingo en Turquía aviones caza F-16 para apoyar los combates contra el grupo Estado Islámico (EI), mientras los bombardeos de Ankara contra la guerrilla kurda en Irak dejaron casi 400 muertos entre las filas rebeldes.
"Seis F-16 Fighting Falcons de la fuerza aérea de EEUU fueron desplegados en la base aérea de Incirlik, en Turquía, para apoyar la lucha contra el EI" escribió la misión estadounidense ante la OTAN en su cuenta de Twitter.
El ministerio estadounidense de Defensa anunció por su parte que se desplegó también un contingente de 300 militares en la base, situada en el sur del país.
Es la primera vez desde el lanzamiento de las operaciones de la coalición internacional liderada por EE.UU. contra los yihadistas del EI en Irak y en Siria, hace un año, en que los cazas estadounidenses podrán despegar desde esta estratégica base, en virtud de un acuerdo firmado con Ankara en julio.
Hasta ahora, Estados Unidos utilizaba la base de Incirlik para desplegar drones armados con los que atacaba posiciones del EI, mientras que los aviones de la US Air Force tenían que despegar de bases más alejadas, como desde Jordania o Kuwait.
Turquía, Estado miembro de la OTAN, rechazaba hasta hace poco participar en las operaciones de la coalición contra el EI, ante el temor de favorecer así a los kurdos sirios que combaten sobre el terreno contra los yihadistas cerca de su frontera.
Pero el atentado del 20 de julio en Suruç (sur), en el que murieron 32 personas y que fue atribuido al EI, llevó a Ankara a dar un giro en su estrategia.
El 24 de julio lanzó una "guerra contra el terrorismo" que apunta tanto a los rebeldes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como al EI en Siria. No obstante, los numerosos ataques aéreos posteriores al anuncio se centraron en la guerrilla kurda, y oficialmente sólo hubo tres bombardeos contra el EI.
REBELDES MUERTOS EN BOMBARDEOS
La agencia gubernamental turca Anatolia dijo hoy, en un nuevo balance, que 390 rebeldes kurdos han muerto y otros 400 resultaron heridos en dos semanas de campaña contra objetivos en el norte de Irak.Por su parte, el PKK siguió cometiendo ataques contra las fuerzas del orden, de las que al menos una veintena de efectivos murieron desde el inicio de este nuevo ciclo de violencia, según fuentes oficiales turcas.
Según la agencia de prensa Dogan, en la madrugada del domingo murió un policía y otro resultó herido en un ataque en la ciudad de Midyat, en la provincia de Mardin, en el sureste turco de mayoría kurda. El ataque se atribuye al PKK.
El líder del Partido democrático de los Pueblos (HDP, prokurdo), llamó de nuevo el sábado a los rebeldes del PKK y al gobierno a que pongan fin a las violencias, que hacen peligrar las negociaciones.
"El PKK debe retirar inmediatamente el dedo del gatillo y declarar que respeta el alto el fuego" que mantenía con el Estado turco desde hacía casi tres años, dijo ante la prensa Selahattin Demirtas en la ciudad de Van (este).
Al Ejecutivo de Ankara, Demirtas le pidió detener las operaciones de seguridad y declararse dispuesto al diálogo.
El HDP de Demirtas, considerado la plataforma política del PKK, consiguió el 13% de los votos en las elecciones legislativas del 7 de junio, haciéndose con 80 escaños de los 550 que componen el Parlamento turco.
El llamamiento del líder kurdo fue recibido positivamente por el primer ministro del país, el islamo-conservador Ahmet Davutoglu. "Es un llamamiento tardío pero apropiado", dijo ayer.
Agencias AFP y EFE.
viernes, 31 de octubre de 2014
Diario militar chino dice que el ELP no está preparado para ganar una guerra
China's Official Military Newspaper Says The Army Isn't Ready To Win A War
Reuters
Soldiers of People's Liberation Army (PLA) stand inside tanks at a drill during an organised media tour at a PLA engineering academy in Beijing
SHANGHAI (Reuters) - Weaknesses in China's military training pose a threat to the country's ability to fight and win a war, China's official military newspaper said on Sunday.
China's military authority has sent a document to military units detailing 40 weaknesses in current training methods, the People's Liberation Army (PLA) Daily said in a front-page story.
"These problems reflect shortcomings and weak-points in the makeup of our military fighting force. If they are not promptly dealt with, then they will certainly affect and hinder our army's ability to go to war," the paper said, citing the PLA general staff headquarters.
President Xi Jinping has been pushing to strengthen the fighting ability of China's 2.3 million-strong armed forces, the world's largest, and stepping up efforts to modernize forces that are projecting power across disputed waters in the East and South China Seas.
The country's armed forces came under fire earlier this year from serving and retired Chinese officers and state media who questioned whether the force was too corrupt to win a war.
The military newspaper said China needed to find a cure for the "peace disease" affecting its training regime to ensure the armed forces could master the ability to win a real conflict.
Military authorities identified issues for the country's army, navy and air force, including training standards and styles by commanders and military units. The problems were identified through supervision of drills, including joint exercises with foreign armed forces, the PLA Daily said.
China has developed stealth jets and has built one aircraft carrier.
(Reporting by Adam Jourdan; Editing by Richard Borsuk)
Business Insider
Reuters
Soldiers of People's Liberation Army (PLA) stand inside tanks at a drill during an organised media tour at a PLA engineering academy in Beijing
SHANGHAI (Reuters) - Weaknesses in China's military training pose a threat to the country's ability to fight and win a war, China's official military newspaper said on Sunday.
China's military authority has sent a document to military units detailing 40 weaknesses in current training methods, the People's Liberation Army (PLA) Daily said in a front-page story.
"These problems reflect shortcomings and weak-points in the makeup of our military fighting force. If they are not promptly dealt with, then they will certainly affect and hinder our army's ability to go to war," the paper said, citing the PLA general staff headquarters.
President Xi Jinping has been pushing to strengthen the fighting ability of China's 2.3 million-strong armed forces, the world's largest, and stepping up efforts to modernize forces that are projecting power across disputed waters in the East and South China Seas.
The country's armed forces came under fire earlier this year from serving and retired Chinese officers and state media who questioned whether the force was too corrupt to win a war.
The military newspaper said China needed to find a cure for the "peace disease" affecting its training regime to ensure the armed forces could master the ability to win a real conflict.
Military authorities identified issues for the country's army, navy and air force, including training standards and styles by commanders and military units. The problems were identified through supervision of drills, including joint exercises with foreign armed forces, the PLA Daily said.
China has developed stealth jets and has built one aircraft carrier.
(Reporting by Adam Jourdan; Editing by Richard Borsuk)
Business Insider
miércoles, 21 de mayo de 2014
Análisis sobre la situación actual en Irak
Delendus est Irak
JOSÉ ANTONIO YTURRIAGA (12-05-2014)
A finales de abril el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero publicó el artículo Irak y la fuerza de la democracia, para justificar la retirada de las tropas españolas de Irak, en el que afirmaba que decidió dicha retirada no tanto por considerar que era una intervención ilegal e injustificada, sino por sentirse vinculado a un mandato democrático que estaba a su alcance cumplir. Comparto su opinión sobre la ilegalidad de la intervención en Irak y reconozco la legitimidad de su decisión de conformidad con su compromiso electoral. Cuestión bien distinta es la forma en que la realizó y su actitud abiertamente hostil contra Estados Unidos.
George Bush Sr. comprendió la situación y mantuvo la integridad territorial del país y el Gobierno iraquí, si bien sometido a la tutela de la Organización. El Consejo de Seguridad (CS) le impuso la obligación de desarmarse y eliminar las armas de destrucción masiva, a cuyos efector creó una Comisión de Vigilancia, Verificación e Inspección presidida por Hans Blix. Saddam no colaboró y llegó a expulsar a los inspectores. La cuestión volvió al CS, que el 8 de noviembre de 2002 aprobó por unanimidad la resolución 1.441, calificada por Michael Glennon como “la madre de todas las ambigüedades”, ya que se prestaba a interpretaciones dispares. Constató que Irak había incumplido flagrantemente las obligaciones contraídas tras la Guerra del Golfo y le dio una “última oportunidad” para cumplirlas. Obligaba al Gobierno iraquí a que cooperara “inmediata, incondicional y activamente” con la Comisión, y se le advertía de que cualquier violación sería sometida al CS para su evaluación. Concluía afirmando que, de seguir Irak incumpliendo sus obligaciones, “se expondría a graves consecuencias”. El problema radicaba en la distinta interpretación dada al texto pues, mientras para Francia, Alemania, Rusia y China cualquier intervención exigiría una nueva resolución del CS, para Estados Unidos, España y Reino Unido bastaría su examen por el Consejo y no requiriría una resolución ad hoc.
Irak debía cumplir las resoluciones de la ONU, pero el incumplimiento parcial de las mismas no justificaba per se una intervención militar, para la que, en todo caso, se requeriría una resolución al efecto del CS. Señalaba que, por odioso que fuera un régimen, ningún Estado tenía derecho a derrocar su gobierno o a eliminar físicamente a sus dirigentes. Cualquier acción que se realizara contra Irak se debería llevar a cabo en el marco de la ONU y con la debida autorización del CS. Había que ofrecer algún aliciente a Irak para que cumpliera sus obligaciones -como la suavización del embargo-; privar a Saddam y al Partido Baaz del monopolio del patriotismo, y buscar alternativas de gobierno, especialmente a través de la parte menos politizada del Ejército. Convenía involucrar a los países árabes moderados en la obtención de una salida razonable y, para ello, era esencial que US adoptara una actitud más objetiva en el conflicto de Palestina.
Algunos responsables del Ministerio me hicieron saber que compartían mis puntos de vista, pero que la línea a seguir había sido marcada personalmente por el presidente José María Aznar. Éste y el primer ministro británico, Tony Blair, habían convencido a George Bush Jr. para que se solicitara una nueva resolución, y éste accedió a ello, aunque ya tenía decidido intervenir militarmente en Irak, con o sin el apoyo de la ONU. Para lograr la anuencia del Consejo, iniciaron entonces una frenética ofensiva à trois, descrita pormenorizadamente por el representante permanente de España, Inocencio Arias, en su libro Confesiones de un diplomático.
La UE se dividió: España, Gran Bretaña y EEUU presentaron el 24 de febrero de 2003 un proyecto de resolución, que contó con la oposición radical de Francia y Alemania. En él se pedía al CS que declarara que Irak no había aprovechado la última oportunidad que le había ofrecido la resolución 1.441. Ante la amenaza del veto francés y la falta de apoyo de los demás miembros del Consejo, los copatrocinadores retiraron su propuesta. El 16 de marzo se reunieron en las Azores Blair, Aznar y Bush, y éste último les anunció que “la suerte estaba echada”. El 19 de marzo se inició el ataque contra Irak, en el que España tuvo una participación militar más bien simbólica, pues -según Aznar, para quien España estuvo donde tenía que estar- había comprometido su apoyo político, no militar.
ZP cometió además los graves errores de realizar la retirada sin consultar con sus aliados, de instar a otros Estados a que siguieran su ejemplo y de aconsejar a los estadounidenses que cambiaran de presidente. Él mismo reconoció que mantuvo una tensa conversación telefónica con Bush en la que éste se mostró contrariado y decepcionado, pero que al final de su mandato había sido invitado a la reunión del G-20 en Washington. En el ínterin, estuvo en la 'lista negra' de la Casa Blanca, y las relaciones bilaterales quedaron en barbecho.
Concuerdo con ZP en que las miles de víctimas en Irak no sirvieron a la causa de la seguridad en la zona, ni a la disminución de la amenaza del terrorismo islamista, antes al contrario. La gestión de EEUU fue nefasta, pues desmanteló la administración y el ejército iraquíes, toleró el enfrentamiento interétnico, y permitió la implantación de las fuerzas de Al-Qaeda en las sojuzgadas zonas sunitas. Consiguió hacer de Irak un país escindido, sectario, poco democrático y, en definitiva, fallido. Delendus est Irak!
Voz Populi
JOSÉ ANTONIO YTURRIAGA (12-05-2014)
A finales de abril el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero publicó el artículo Irak y la fuerza de la democracia, para justificar la retirada de las tropas españolas de Irak, en el que afirmaba que decidió dicha retirada no tanto por considerar que era una intervención ilegal e injustificada, sino por sentirse vinculado a un mandato democrático que estaba a su alcance cumplir. Comparto su opinión sobre la ilegalidad de la intervención en Irak y reconozco la legitimidad de su decisión de conformidad con su compromiso electoral. Cuestión bien distinta es la forma en que la realizó y su actitud abiertamente hostil contra Estados Unidos.
Irak tras la Guerra del Golfo
En agosto de 1990 se produjo la agresión de Irak a Kuwait, que provocó la formación de una coalición liderada por EEUU bajo los auspicios de la ONU, de la que España formó parte. En mi calidad de antiguo embajador en Bagdad, envié al ministro de Asuntos Exteriores desde Irlanda unos informes, en los que señalaba que, tras el conflicto, había que configurar el futuro político y económico de Irak, que seguía siendo el principal valladar contra el expansionismo iraní. No era conveniente liquidar el Estado iraquí, indispensable para el equilibrio político-estratégico de Oriente Medio, ni crear en una zona tan sensible un vacío de poder que pudiera alentar las ansias expansionistas de los países vecinos. Había que formar un Gobierno de repuesto, para lo que se debería contar con los sectores moderados de la oposición chií y laica, sin descartar a personas que se habían visto obligadas a colaborar con el régimen de Saddam Hussein, incluidos miembros del Ejército profesional. Convenía evitar el revanchismo antisunita y conceder a los nacionalistas kurdos un razonable grado de autonomía. Era preciso impedir el colapso de la economía de Irak, arruinada tras la guerra, y procurar que la ONU contribuyera a su recuperación para hacer de él un Estado viable.George Bush Sr. comprendió la situación y mantuvo la integridad territorial del país y el Gobierno iraquí, si bien sometido a la tutela de la Organización. El Consejo de Seguridad (CS) le impuso la obligación de desarmarse y eliminar las armas de destrucción masiva, a cuyos efector creó una Comisión de Vigilancia, Verificación e Inspección presidida por Hans Blix. Saddam no colaboró y llegó a expulsar a los inspectores. La cuestión volvió al CS, que el 8 de noviembre de 2002 aprobó por unanimidad la resolución 1.441, calificada por Michael Glennon como “la madre de todas las ambigüedades”, ya que se prestaba a interpretaciones dispares. Constató que Irak había incumplido flagrantemente las obligaciones contraídas tras la Guerra del Golfo y le dio una “última oportunidad” para cumplirlas. Obligaba al Gobierno iraquí a que cooperara “inmediata, incondicional y activamente” con la Comisión, y se le advertía de que cualquier violación sería sometida al CS para su evaluación. Concluía afirmando que, de seguir Irak incumpliendo sus obligaciones, “se expondría a graves consecuencias”. El problema radicaba en la distinta interpretación dada al texto pues, mientras para Francia, Alemania, Rusia y China cualquier intervención exigiría una nueva resolución del CS, para Estados Unidos, España y Reino Unido bastaría su examen por el Consejo y no requiriría una resolución ad hoc.
Intervención militar en Irak de EEUU y sus aliados
Desde mi puesto en Oporto seguía con inquietud el desarrollo de los acontecimientos y el 6 de septiembre de 2002 había enviado al Ministerio unas 'Reflexiones sobre un posible ataque a Irak', en las que mantenía que Irak era un país soberano con el que España mantenía relaciones diplomáticas y que, de conformidad con el principio de no intervención, ningún Estado ni organización internacional podía decidir sobre el sistema de gobierno imperante en un país.Irak debía cumplir las resoluciones de la ONU, pero el incumplimiento parcial de las mismas no justificaba per se una intervención militar, para la que, en todo caso, se requeriría una resolución al efecto del CS. Señalaba que, por odioso que fuera un régimen, ningún Estado tenía derecho a derrocar su gobierno o a eliminar físicamente a sus dirigentes. Cualquier acción que se realizara contra Irak se debería llevar a cabo en el marco de la ONU y con la debida autorización del CS. Había que ofrecer algún aliciente a Irak para que cumpliera sus obligaciones -como la suavización del embargo-; privar a Saddam y al Partido Baaz del monopolio del patriotismo, y buscar alternativas de gobierno, especialmente a través de la parte menos politizada del Ejército. Convenía involucrar a los países árabes moderados en la obtención de una salida razonable y, para ello, era esencial que US adoptara una actitud más objetiva en el conflicto de Palestina.
Algunos responsables del Ministerio me hicieron saber que compartían mis puntos de vista, pero que la línea a seguir había sido marcada personalmente por el presidente José María Aznar. Éste y el primer ministro británico, Tony Blair, habían convencido a George Bush Jr. para que se solicitara una nueva resolución, y éste accedió a ello, aunque ya tenía decidido intervenir militarmente en Irak, con o sin el apoyo de la ONU. Para lograr la anuencia del Consejo, iniciaron entonces una frenética ofensiva à trois, descrita pormenorizadamente por el representante permanente de España, Inocencio Arias, en su libro Confesiones de un diplomático.
La UE se dividió: España, Gran Bretaña y EEUU presentaron el 24 de febrero de 2003 un proyecto de resolución, que contó con la oposición radical de Francia y Alemania. En él se pedía al CS que declarara que Irak no había aprovechado la última oportunidad que le había ofrecido la resolución 1.441. Ante la amenaza del veto francés y la falta de apoyo de los demás miembros del Consejo, los copatrocinadores retiraron su propuesta. El 16 de marzo se reunieron en las Azores Blair, Aznar y Bush, y éste último les anunció que “la suerte estaba echada”. El 19 de marzo se inició el ataque contra Irak, en el que España tuvo una participación militar más bien simbólica, pues -según Aznar, para quien España estuvo donde tenía que estar- había comprometido su apoyo político, no militar.
Destrucción de Irak
ZP padecía un cierto acné 'americanofóbico' juvenil, como puso de manifiesto cuando, aún jefe de la oposición, se negó a levantarse al paso de la bandera de EEUU en el desfile de las Fuerzas Armadas. Como ha señalado Arias, el nuevo Gobierno español tenía suficientes razones políticas para ordenar la retirada de las tropas de Irak, en base a su oposición a la intervención militar, a su promesa electoral o a su deseo de marcar distancias con EEUU, pero carecía de razones jurídicas. La alegación de que la presencia de nuestras tropas era ilegal no tenía fundamento, pues ya en octubre de 2003 el CS había adoptado la resolución 1.511 por la que autorizaba a una fuerza multinacional unificada a tomar las medidas necesarias para contribuir al mantenimiento de la seguridad y la estabilidad en Irak, e instaba a los Estados miembros a prestar asistencia, incluso de fuerzas militares.ZP cometió además los graves errores de realizar la retirada sin consultar con sus aliados, de instar a otros Estados a que siguieran su ejemplo y de aconsejar a los estadounidenses que cambiaran de presidente. Él mismo reconoció que mantuvo una tensa conversación telefónica con Bush en la que éste se mostró contrariado y decepcionado, pero que al final de su mandato había sido invitado a la reunión del G-20 en Washington. En el ínterin, estuvo en la 'lista negra' de la Casa Blanca, y las relaciones bilaterales quedaron en barbecho.
Concuerdo con ZP en que las miles de víctimas en Irak no sirvieron a la causa de la seguridad en la zona, ni a la disminución de la amenaza del terrorismo islamista, antes al contrario. La gestión de EEUU fue nefasta, pues desmanteló la administración y el ejército iraquíes, toleró el enfrentamiento interétnico, y permitió la implantación de las fuerzas de Al-Qaeda en las sojuzgadas zonas sunitas. Consiguió hacer de Irak un país escindido, sectario, poco democrático y, en definitiva, fallido. Delendus est Irak!
Voz Populi
viernes, 5 de julio de 2013
Pirámides de inestabilidad en Egipto
Egipto: Problemas persistentes socavan la estabilidad
Análisis
04 DE JULIO 2013 | 0501
Un manifestante lleva un cartel de los derrocados presidentes egipcios Mohammed Morsi y Hosni Mubarak en la plaza Tahrir. (GIANLUIGI GUERCIA / AFP / Getty Images)
Resumen
La crisis de Egipto es mucho más profunda que el reciente caos político. Con el líder de la Suprema Constitucional Corte haciéndose cargo de la presidencia en el orden de los militares, el nuevo gobierno probablemente representa a una coalición de intereses que enfrentan muchos de los mismos problemas que llevaron a la caída de Mohamed Morsi. La población de Egipto ha crecido mucho más allá que los medios del Estado para satisfacer sus necesidades, e incluso un estado fuerte tendrá que luchar para asegurar un suministro suficiente de insumos básicos, en particular de combustible y el trigo.
Análisis
Detrás de la pregunta de qué estructura política emergerá de la crisis de esta semana, el hecho fundamental es que Egipto se está quedando sin dinero. La disminución de las reservas internacionales apuntan a una balanza de pagos negativa que está minando los recursos del banco central. Al mismo tiempo, la dependencia de Egipto de los suministros extranjeros de combustible y trigo está creciendo solamente. La producción de petróleo de Egipto alcanzó su punto máximo en 1996 y el país se convirtió en un importador neto en 2007. Los subsidios a los combustibles del gobierno son una enorme carga para las finanzas del Estado y, a lo largo del año pasado, los fracasos para pagar a proveedores y la escasez de divisas para a los importadores ha causado escasez de suministros y aumentos de precios en todo el país.
El gobierno tiene varias opciones, como sacar las subvenciones , con la esperanza de que los precios más altos le ayudarán a reducir el consumo y por lo tanto reducir la pérdida neta para las finanzas del Estado. Esa ruta conlleva un alto riesgo de una reacción política, por lo que es más probable que el gobierno vaya a continuar, si no aumentar, su compromiso con el uso de fondos estatales para garantizar el suministro suficiente y los precios bajos.
El segundo gran desafío radica en la extrema vulnerabilidad de Egipto a los mercados internacionales de alimentos . A pesar de que advertencias de escasez de alimentos han sido frecuentes en los medios de comunicación, aún no han aparecido con una frecuencia significativa en Egipto. Sin embargo, esto no quiere decir que no van a aparecer con el tiempo. El pan es un alimento básico de la dieta egipcia y Egipto depende de las importaciones para más de la mitad de su consumo de trigo. A pesar de que las tierras agrícolas en Egipto se dedican cada vez más al cultivo de trigo, simplemente no hay suficiente tierra cultivable en el país para alimentar a su población.
De hecho, si bien Egipto es un país extenso geográficamente, la mayor parte es desierto inhabitable. El crecimiento demográfico se está acelerando en los centros urbanos densamente poblados de Egipto, amenazando con empeorar estos problemas subyacentes. El crecimiento de la población en 2012 alcanzó su nivel más alto desde 1991, llegando a 32 nacimientos por cada 1.000 personas y llevando la población del país a 84 millones, según las estimaciones iniciales del gobierno. Esto representa un aumento del 50 por ciento desde 1990, cuando la población era de 56 millones. La tasa de fertilidad de Egipto es actualmente de 2,9 hijos por mujer y se espera que se mantenga por encima de la tasa de variación de 2,1 por lo menos durante las próximas dos décadas. Como resultado de ello, la ONU proyecta que la población egipcia superará los 100 millones en 2030. Esto significa que Egipto tendrá un grupo creciente de jóvenes en edad de trabajar en las próximas décadas, creando importantes desafíos para el Estado egipcio para que les proporcione oportunidades económicas, o al menos bienes básicos suficientes.
El derrocado líder egipcio Hosni Mubarak se enfrentó a problemas similares, y el aumento de la pobreza y el desempleo son sin duda algunas de las causas profundas de la rebelión que lo derrocó en 2011 . La ola de protestas que desafió a Morsi, quien se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente en la historia del país, debe entenderse como una continuación de esta tendencia creciente. Mientras que los gobiernos anteriores en Egipto han sido capaces de aprovechar la renta estratégica de países extranjeros interesados en el mantenimiento de la estabilidad en Egipto, que es el eje entre el Medio Oriente y el Norte de África y el administrador del Canal de Suez, el país se ha vuelto cada vez más periférico a la estratégicas necesidades de las grandes potencias.
Como resultado, aunque Egipto ha sido capaz de asegurar una financiación limitada de los actores regionales, como Qatar, Irak, Arabia Saudita y Libia, permanece bloqueado en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional sobre un poco de alivio financiero más amplio y sostenible. Es posible que el nuevo gobierno se encuentre un nivel de estabilidad que el cada vez más aislado liderazgo de la Hermandad musulmana fue incapaz de sostener frente al aumento de las disputas con los antiguos socios de la coalición y un poder judicial firmemente obstruccionista. Sin embargo, la decisión de los militares para derrocar a Morsi subrayó la inestabilidad inherente al sistema político egipcio y puede hacer que sea aún más difícil para Egipto regresar a la buena voluntad de los mercados financieros o potencias occidentales. En cualquier caso, las crecientes presiones demográficas y económicas hacen que la tarea de gestionar los retos económicos de Egipto se convierta progresivamente más difícil con cada año que pasa y para cada facción que ocupa el palacio presidencial.
"Egipto: Problemas persistentes socavar la estabilidad" se reproduce con permiso de Stratfor.
Análisis
04 DE JULIO 2013 | 0501
Un manifestante lleva un cartel de los derrocados presidentes egipcios Mohammed Morsi y Hosni Mubarak en la plaza Tahrir. (GIANLUIGI GUERCIA / AFP / Getty Images)
Resumen
La crisis de Egipto es mucho más profunda que el reciente caos político. Con el líder de la Suprema Constitucional Corte haciéndose cargo de la presidencia en el orden de los militares, el nuevo gobierno probablemente representa a una coalición de intereses que enfrentan muchos de los mismos problemas que llevaron a la caída de Mohamed Morsi. La población de Egipto ha crecido mucho más allá que los medios del Estado para satisfacer sus necesidades, e incluso un estado fuerte tendrá que luchar para asegurar un suministro suficiente de insumos básicos, en particular de combustible y el trigo.
Análisis
Detrás de la pregunta de qué estructura política emergerá de la crisis de esta semana, el hecho fundamental es que Egipto se está quedando sin dinero. La disminución de las reservas internacionales apuntan a una balanza de pagos negativa que está minando los recursos del banco central. Al mismo tiempo, la dependencia de Egipto de los suministros extranjeros de combustible y trigo está creciendo solamente. La producción de petróleo de Egipto alcanzó su punto máximo en 1996 y el país se convirtió en un importador neto en 2007. Los subsidios a los combustibles del gobierno son una enorme carga para las finanzas del Estado y, a lo largo del año pasado, los fracasos para pagar a proveedores y la escasez de divisas para a los importadores ha causado escasez de suministros y aumentos de precios en todo el país.
El gobierno tiene varias opciones, como sacar las subvenciones , con la esperanza de que los precios más altos le ayudarán a reducir el consumo y por lo tanto reducir la pérdida neta para las finanzas del Estado. Esa ruta conlleva un alto riesgo de una reacción política, por lo que es más probable que el gobierno vaya a continuar, si no aumentar, su compromiso con el uso de fondos estatales para garantizar el suministro suficiente y los precios bajos.
El segundo gran desafío radica en la extrema vulnerabilidad de Egipto a los mercados internacionales de alimentos . A pesar de que advertencias de escasez de alimentos han sido frecuentes en los medios de comunicación, aún no han aparecido con una frecuencia significativa en Egipto. Sin embargo, esto no quiere decir que no van a aparecer con el tiempo. El pan es un alimento básico de la dieta egipcia y Egipto depende de las importaciones para más de la mitad de su consumo de trigo. A pesar de que las tierras agrícolas en Egipto se dedican cada vez más al cultivo de trigo, simplemente no hay suficiente tierra cultivable en el país para alimentar a su población.
De hecho, si bien Egipto es un país extenso geográficamente, la mayor parte es desierto inhabitable. El crecimiento demográfico se está acelerando en los centros urbanos densamente poblados de Egipto, amenazando con empeorar estos problemas subyacentes. El crecimiento de la población en 2012 alcanzó su nivel más alto desde 1991, llegando a 32 nacimientos por cada 1.000 personas y llevando la población del país a 84 millones, según las estimaciones iniciales del gobierno. Esto representa un aumento del 50 por ciento desde 1990, cuando la población era de 56 millones. La tasa de fertilidad de Egipto es actualmente de 2,9 hijos por mujer y se espera que se mantenga por encima de la tasa de variación de 2,1 por lo menos durante las próximas dos décadas. Como resultado de ello, la ONU proyecta que la población egipcia superará los 100 millones en 2030. Esto significa que Egipto tendrá un grupo creciente de jóvenes en edad de trabajar en las próximas décadas, creando importantes desafíos para el Estado egipcio para que les proporcione oportunidades económicas, o al menos bienes básicos suficientes.
El derrocado líder egipcio Hosni Mubarak se enfrentó a problemas similares, y el aumento de la pobreza y el desempleo son sin duda algunas de las causas profundas de la rebelión que lo derrocó en 2011 . La ola de protestas que desafió a Morsi, quien se convirtió en el primer presidente elegido democráticamente en la historia del país, debe entenderse como una continuación de esta tendencia creciente. Mientras que los gobiernos anteriores en Egipto han sido capaces de aprovechar la renta estratégica de países extranjeros interesados en el mantenimiento de la estabilidad en Egipto, que es el eje entre el Medio Oriente y el Norte de África y el administrador del Canal de Suez, el país se ha vuelto cada vez más periférico a la estratégicas necesidades de las grandes potencias.
Como resultado, aunque Egipto ha sido capaz de asegurar una financiación limitada de los actores regionales, como Qatar, Irak, Arabia Saudita y Libia, permanece bloqueado en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional sobre un poco de alivio financiero más amplio y sostenible. Es posible que el nuevo gobierno se encuentre un nivel de estabilidad que el cada vez más aislado liderazgo de la Hermandad musulmana fue incapaz de sostener frente al aumento de las disputas con los antiguos socios de la coalición y un poder judicial firmemente obstruccionista. Sin embargo, la decisión de los militares para derrocar a Morsi subrayó la inestabilidad inherente al sistema político egipcio y puede hacer que sea aún más difícil para Egipto regresar a la buena voluntad de los mercados financieros o potencias occidentales. En cualquier caso, las crecientes presiones demográficas y económicas hacen que la tarea de gestionar los retos económicos de Egipto se convierta progresivamente más difícil con cada año que pasa y para cada facción que ocupa el palacio presidencial.
"Egipto: Problemas persistentes socavar la estabilidad" se reproduce con permiso de Stratfor.
sábado, 6 de abril de 2013
Y si Norcorea ataca?
¿Qué pasaría si Corea del Norte atacara?
Guga Chacra
¿Qué pasaría si Corea del Norte lanzara un ataque? Si es en contra de Corea del Sur o Japón, causaría enormes daños y miles de muertes. Ambos países, como los EE.UU., reaccionarían inmediatamente y se iniciaría un conflicto regional. Al final, el régimen de Pyongyang sería el perdedor y un armisticio sería negociado por China.
A pesar de este alto el fuego, el régimen probablemente se vendría abajo. Cientos de miles de personas tratarían de cruzar la frontera con China y Corea del Sur en busca de alivio. Las armas nucleares y las mismas convencionales quedarían con poca supervisión. Los miembros del régimen tratarían de tomar el control de este arsenal. Se necesitaría un número similar de tropas enviadas a Irak para tratar de mantener la paz. China sería crucial para la reconstrucción del país y la búsqueda de la estabilidad.
La economía internacional se verían seriamente afectados, teniendo en cuenta la enorme importancia de Japón y Corea del Sur
Un ataque contra los EE.UU., por el contrario, no tendría el mismo impacto porque seguramente fallaría. Corea del Norte es poco probable de llegar a territorio de EE.UU. y el escudo en Guam garantizaría y protegería la seguridad.
Sería algo similar a Irán en el Medio Oriente. El régimen de Teherán no amenaza a los EE.UU.. Pero sin duda sería un gran peligro para sus vecinos si obtuviera un arma nuclear. Japón y Corea del Sur a Corea del Norte como Arabia Saudita e Israel a Irán
Nota: Como es lógico, Corea del Norte no va a atacar. Pero, por lógica, Saddam no invadiría Kuwait y Argentina no trataría de recuperar las islas Malvinas por la fuerza.
FUENTE: O Estado de S. Paulo
Forças Terrestres
Guga Chacra
¿Qué pasaría si Corea del Norte lanzara un ataque? Si es en contra de Corea del Sur o Japón, causaría enormes daños y miles de muertes. Ambos países, como los EE.UU., reaccionarían inmediatamente y se iniciaría un conflicto regional. Al final, el régimen de Pyongyang sería el perdedor y un armisticio sería negociado por China.
A pesar de este alto el fuego, el régimen probablemente se vendría abajo. Cientos de miles de personas tratarían de cruzar la frontera con China y Corea del Sur en busca de alivio. Las armas nucleares y las mismas convencionales quedarían con poca supervisión. Los miembros del régimen tratarían de tomar el control de este arsenal. Se necesitaría un número similar de tropas enviadas a Irak para tratar de mantener la paz. China sería crucial para la reconstrucción del país y la búsqueda de la estabilidad.
La economía internacional se verían seriamente afectados, teniendo en cuenta la enorme importancia de Japón y Corea del Sur
Un ataque contra los EE.UU., por el contrario, no tendría el mismo impacto porque seguramente fallaría. Corea del Norte es poco probable de llegar a territorio de EE.UU. y el escudo en Guam garantizaría y protegería la seguridad.
Sería algo similar a Irán en el Medio Oriente. El régimen de Teherán no amenaza a los EE.UU.. Pero sin duda sería un gran peligro para sus vecinos si obtuviera un arma nuclear. Japón y Corea del Sur a Corea del Norte como Arabia Saudita e Israel a Irán
Nota: Como es lógico, Corea del Norte no va a atacar. Pero, por lógica, Saddam no invadiría Kuwait y Argentina no trataría de recuperar las islas Malvinas por la fuerza.
FUENTE: O Estado de S. Paulo
Forças Terrestres
viernes, 5 de abril de 2013
Sur y NorCorea: ¿Se dan?
¿Es posible una nueva guerra entre las dos Coreas?
Ayer el Ministerio de las Fuerzas Armadas de Corea del Norte declaró en un comunicado que invalidaba el armisticio y el pacto de no agresión de 1953, por lo que tiene vía libre para adoptar represalias por las maniobras militares conjuntas de Corea del Sur y Estados Unidos. “Sólo nos queda tomar represalias contra los agresores”, afirmaba el comunicado.¿Pero es esto posible? ¿Podría reabrirse la guerra de Corea? Es una posibilidad que analiza George Friedman en la publicación especializada en conflictos geopolíticos e inteligencia internacional Stratfor Global Intelligencia.El 29 de enero, escribí un artículo que describía la estrategia de Corea del Norte como una combinación de ferocidad, debilidad y locura. En las semanas transcurridas desde entonces, tres eventos han ejemplificado cada faceta de esa estrategia. Pyongyang mostró su ferocidad el 12 de febrero, cuando se detonó un dispositivo nuclear subterráneo. El único aliado importante del país, China, votó en contra de Pyongyang en el Consejo de Seguridad de la ONU el 7 de marzo, lo que demuestra la debilidad de Corea del Norte. Por último, Pyongyang anunció que suspendería el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953, lo que implica que esa guerra se reanudará y que las ciudades de Estados Unidos se convertirán en “mar de fuego”. Para mí, eso cumple con el elemento de locura.
Mi argumento era que los tres principios -ferocidad, debilidad y locura- forman una estrategia coherente. El objetivo principal de Corea del Norte es la preservación del régimen. Demostrando ferocidad -aparentando ser capaz de utilizar un arma nuclear- hace que otros países sean prudentes. La debilidad, al estar completamente aislado del mundo en general y de China en particular, impide que otros países tomen medidas drásticas si creen que Corea del Norte pronto caerá. La pretensión de la locura -amenazando con atacar a Estados Unidos, por ejemplo- hace parecer completamente impredecible a Corea del Norte, lo que obliga a todos a ser cautos. Los tres factores trabajan juntos para limitar las acciones de otras naciones.Hasta ahora, Corea del Norte está actuando bien dentro de los parámetros de esta estrategia. Ha detonado dispositivos nucleares antes. Ha dados disgustos antes a China, y ha amenazado con suspender el alto el fuego en otras ocasiones. Incluso las más graves acciones pasadas, como el hundimiento de un buque surcoreano en 2010, no eran del todo incompatibles con su estrategia. Aunque aquel incidente fue muy provocador, no cambió el equilibrio estratégico de una manera significativa.Normalmente Corea del Norte tiene razones para instigar las crisis. Una de las razones para la provocación actual es que tiene un nuevo líder, Kim Jong Un. El hijo del ex líder Kim Jong Il y el nieto del fundador de Corea del Norte Kim Il Sung.
Kim Jong Un tiene sólo 30 años de edad, y muchos fuera de Corea del Norte dudan de su capacidad para liderar el país (muchos de ellos en el interior de Corea del Norte podrían también dudarlo). Una manera de anunciar su presencia con autoridad es orquestar una crisis internacional que atraiga a los Estados Unidos, Japón, China, Rusia y Corea del Sur a las negociaciones con Corea del Norte.El régimen de Corea del Norte comprende los límites de su estrategia y ha sido muy firme en el ejercicio de la misma. Por otra parte, a pesar del hecho de que un treintañero gobierna formalmente el país, el régimen es un conjunto complejo de instituciones e individuos -el partido del gobierno y los militares- que probablemente tienen la capacidad de moldear y controlar el comportamiento del líder.De ello se desprende que poco va a cambiar. Los analistas estadounidenses de Corea del Norte harán hincapié en la potencial ferocidad del régimen y la necesidad de una vigilancia extrema. Los chinos entenderán que los norcoreanos son débiles y señalarán, según hizo su ministro de Relaciones Exteriores el 9 de marzo que, a pesar de su voto en las Naciones Unidas, siguen comprometidos con la supervivencia de Corea del Norte. Y la mayoría de la gente no tendrá en cuenta la amenaza de Pyongyang de reanudar la guerra de Corea.
En efecto, la reanudación de la guerra de Corea, es algo que nadie probablemente quiera. Pero debido a que hay algunos analistas que piensan que esa reanudación es plausible, creo que vale la pena considerar la posibilidad de que Pyongyang quiera reanudarla.Para evaluar la sinceridad de Pyongyang, vamos a empezar con dos supuestos no probados. En primer lugar, supongamos que Corea del Norte ha determinado que es incapaz de desarrollar un arma nuclear dentro de un marco de tiempo significativo. Puede que haya problemas con la construcción del aparato y que los misiles no sean fiables.Por otra parte, supongamos que el país ha decidido que cualquier desarrollo ulterior de este tipo de armas es probable que conduzca a ataques de Estados Unidos contra sus instalaciones nucleares. En otras palabras, supongamos que espera perder su capacidad nuclear, ya que no se puede mover hacia delante porque invitaría a los ataques contra las instalaciones.
El segundo supuesto, más exacto probablemente, es que Corea del Norte se ha dado cuenta que la estrategia que ha seguido desde la década de 1990 ya no funciona. La estrategia ha perdido su eficacia, y la ferocidad de Corea del Norte, la debilidad y la locura ya no impresionan a nadie. En lugar de generar ventajas financieras y de otro tipo, la estrategia se ha limitado a marginar a Corea del Norte, por lo que, además de las sanciones, no habrá conversaciones, ni vecinos asustados, ni amenazas de Estados Unidos. Las acciones de Kim Jong Un no se muestran con autoridad, sino con gemidos.En conjunto, estos supuestos constituyen una amenaza a la supervivencia del régimen. A menos que sus vecinos hayan comprado las tres premisas de su estrategia, Corea del Norte podría ser susceptible a la participación extranjera encubierta o abierta, lo que pondría al régimen a la defensiva y revelaría su debilidad. Para el régimen, esto sería una amenaza directa, que requeriría una acción preventiva.Sería el peor de los escenarios, aunque nosotros lo consideramos poco probable. Pero asumamos que Corea del Norte considera que es más probable que nosotros, o asume que, a pesar de la improbabilidad del escenario, las consecuencias serían tan devastadoras que el riesgo no se podría soportar.
Se trata de un escenario que podría tomar forma si la amenaza nuclear de Corea del Norte ya no es eficaz como muestra de la ferocidad del país. Tendría también sentido para el régimen, si los ataques ocasionales e incomprensibles de Corea del Norte ya no fueran impredecibles y por lo tanto no fueran eficaces en el establecimiento del principio de locura del país. En este escenario, Pyongyang tendría que restablecer la credibilidad y la imprevisibilidad y adoptar otras medidas concretas.Estas medidas concretas representarían una salida dramática de la estructura bajo la cual Corea del Norte siempre ha operado. Ellas obviamente implicarían demandas de un alto el fuego de todos los jugadores. Tendría que ser un alto el fuego antes de que una fuerza mayor pudiera ser ejercida. Por último, se tendría que implicar la asunción de que los Estados Unidos por lo menos tengan la oportunidad de bombardear las instalaciones nucleares de Corea del Norte – que es por lo que el supuesto sobre su capacidad nuclear es fundamental para que esto funcione. Serían probables ataques aéreos contra otros objetivos en Corea del Norte. Por lo tanto, la clave sería una acción tan grave que todo el mundo acepte un rápido alto el fuego y limitara la reacción en contra de Corea del Norte.
El movimiento obvio de Corea del Norte sería el que ha sido históricamente considerado como el escenario más probable: masivo fuego de artillería a Seúl, capital de Corea del Sur. La suposición ha sido durante un largo periodo de tiempo que el poder aéreo de EE.UU. sería devastador para la artillería de Corea del Norte. Sin embargo, Seúl mientras tanto se vería dañado severamente, algo que Corea del Sur no tolerará. Por lo tanto, Corea del Norte podría apostar a que Corea del Sur exigiera un alto el fuego, antes de que los ataques aéreos de Estados Unidos pudieran infligir un daño aplastante a Corea del Norte y silenciara sus armas. Esto llevaría unos días.Bajo este escenario, Corea del Norte estaría en condiciones de exigir una indemnización, que Corea del Sur estaría dispuesta a pagar para salvar su capital. Se podría confiar en que Corea del Sur contuviera los ataques de Estados Unidos, y China estaría dispuesta a negociar otro armisticio. Corea del Norte habría restablecido su credibilidad, redefinido los términos de la relación Norte-Sur y, tal vez después de haber perdido su capacidad dudosa de disuasión nuclear, obtuviera un importante factor disuasorio convencional que nadie pensaba que usaría.
Creo que los riesgos son demasiado grandes para que este escenario de resultados. El Norte tendría que asumir que sus planes fueran desconocidos por las agencias de inteligencia occidentales. También habría que suponer que Corea del Sur prefiriese dañar seriamente su capital para enfrentarse a Corea del Norte una vez por todas y evitar seguir viviendo bajo la constante amenaza de Corea del Norte. Por otra parte, la artillería de Corea del Norte podría resultar ineficaz, y corre el riesgo de entrar en una guerra que no puede ganar, lo que resultaría en un aislamiento total.El escenario expuesto es por lo tanto una consideración de lo que podría significar si los norcoreanos son realmente jugadores salvajes, en lugar de los cuidadosos manipuladores que han sido desde 1991. Para que Corea del Norte lo arriesgara todo, Pyongyang tendría que creer que todo está ya en peligro. Debido a que Pyongyang no cree eso, creo que este escenario es poco probable.
Por:Carlos Montero.
Fuente:Informador Publico.com
Ayer el Ministerio de las Fuerzas Armadas de Corea del Norte declaró en un comunicado que invalidaba el armisticio y el pacto de no agresión de 1953, por lo que tiene vía libre para adoptar represalias por las maniobras militares conjuntas de Corea del Sur y Estados Unidos. “Sólo nos queda tomar represalias contra los agresores”, afirmaba el comunicado.¿Pero es esto posible? ¿Podría reabrirse la guerra de Corea? Es una posibilidad que analiza George Friedman en la publicación especializada en conflictos geopolíticos e inteligencia internacional Stratfor Global Intelligencia.El 29 de enero, escribí un artículo que describía la estrategia de Corea del Norte como una combinación de ferocidad, debilidad y locura. En las semanas transcurridas desde entonces, tres eventos han ejemplificado cada faceta de esa estrategia. Pyongyang mostró su ferocidad el 12 de febrero, cuando se detonó un dispositivo nuclear subterráneo. El único aliado importante del país, China, votó en contra de Pyongyang en el Consejo de Seguridad de la ONU el 7 de marzo, lo que demuestra la debilidad de Corea del Norte. Por último, Pyongyang anunció que suspendería el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953, lo que implica que esa guerra se reanudará y que las ciudades de Estados Unidos se convertirán en “mar de fuego”. Para mí, eso cumple con el elemento de locura.
Mi argumento era que los tres principios -ferocidad, debilidad y locura- forman una estrategia coherente. El objetivo principal de Corea del Norte es la preservación del régimen. Demostrando ferocidad -aparentando ser capaz de utilizar un arma nuclear- hace que otros países sean prudentes. La debilidad, al estar completamente aislado del mundo en general y de China en particular, impide que otros países tomen medidas drásticas si creen que Corea del Norte pronto caerá. La pretensión de la locura -amenazando con atacar a Estados Unidos, por ejemplo- hace parecer completamente impredecible a Corea del Norte, lo que obliga a todos a ser cautos. Los tres factores trabajan juntos para limitar las acciones de otras naciones.Hasta ahora, Corea del Norte está actuando bien dentro de los parámetros de esta estrategia. Ha detonado dispositivos nucleares antes. Ha dados disgustos antes a China, y ha amenazado con suspender el alto el fuego en otras ocasiones. Incluso las más graves acciones pasadas, como el hundimiento de un buque surcoreano en 2010, no eran del todo incompatibles con su estrategia. Aunque aquel incidente fue muy provocador, no cambió el equilibrio estratégico de una manera significativa.Normalmente Corea del Norte tiene razones para instigar las crisis. Una de las razones para la provocación actual es que tiene un nuevo líder, Kim Jong Un. El hijo del ex líder Kim Jong Il y el nieto del fundador de Corea del Norte Kim Il Sung.
Kim Jong Un tiene sólo 30 años de edad, y muchos fuera de Corea del Norte dudan de su capacidad para liderar el país (muchos de ellos en el interior de Corea del Norte podrían también dudarlo). Una manera de anunciar su presencia con autoridad es orquestar una crisis internacional que atraiga a los Estados Unidos, Japón, China, Rusia y Corea del Sur a las negociaciones con Corea del Norte.El régimen de Corea del Norte comprende los límites de su estrategia y ha sido muy firme en el ejercicio de la misma. Por otra parte, a pesar del hecho de que un treintañero gobierna formalmente el país, el régimen es un conjunto complejo de instituciones e individuos -el partido del gobierno y los militares- que probablemente tienen la capacidad de moldear y controlar el comportamiento del líder.De ello se desprende que poco va a cambiar. Los analistas estadounidenses de Corea del Norte harán hincapié en la potencial ferocidad del régimen y la necesidad de una vigilancia extrema. Los chinos entenderán que los norcoreanos son débiles y señalarán, según hizo su ministro de Relaciones Exteriores el 9 de marzo que, a pesar de su voto en las Naciones Unidas, siguen comprometidos con la supervivencia de Corea del Norte. Y la mayoría de la gente no tendrá en cuenta la amenaza de Pyongyang de reanudar la guerra de Corea.
En efecto, la reanudación de la guerra de Corea, es algo que nadie probablemente quiera. Pero debido a que hay algunos analistas que piensan que esa reanudación es plausible, creo que vale la pena considerar la posibilidad de que Pyongyang quiera reanudarla.Para evaluar la sinceridad de Pyongyang, vamos a empezar con dos supuestos no probados. En primer lugar, supongamos que Corea del Norte ha determinado que es incapaz de desarrollar un arma nuclear dentro de un marco de tiempo significativo. Puede que haya problemas con la construcción del aparato y que los misiles no sean fiables.Por otra parte, supongamos que el país ha decidido que cualquier desarrollo ulterior de este tipo de armas es probable que conduzca a ataques de Estados Unidos contra sus instalaciones nucleares. En otras palabras, supongamos que espera perder su capacidad nuclear, ya que no se puede mover hacia delante porque invitaría a los ataques contra las instalaciones.
El segundo supuesto, más exacto probablemente, es que Corea del Norte se ha dado cuenta que la estrategia que ha seguido desde la década de 1990 ya no funciona. La estrategia ha perdido su eficacia, y la ferocidad de Corea del Norte, la debilidad y la locura ya no impresionan a nadie. En lugar de generar ventajas financieras y de otro tipo, la estrategia se ha limitado a marginar a Corea del Norte, por lo que, además de las sanciones, no habrá conversaciones, ni vecinos asustados, ni amenazas de Estados Unidos. Las acciones de Kim Jong Un no se muestran con autoridad, sino con gemidos.En conjunto, estos supuestos constituyen una amenaza a la supervivencia del régimen. A menos que sus vecinos hayan comprado las tres premisas de su estrategia, Corea del Norte podría ser susceptible a la participación extranjera encubierta o abierta, lo que pondría al régimen a la defensiva y revelaría su debilidad. Para el régimen, esto sería una amenaza directa, que requeriría una acción preventiva.Sería el peor de los escenarios, aunque nosotros lo consideramos poco probable. Pero asumamos que Corea del Norte considera que es más probable que nosotros, o asume que, a pesar de la improbabilidad del escenario, las consecuencias serían tan devastadoras que el riesgo no se podría soportar.
Se trata de un escenario que podría tomar forma si la amenaza nuclear de Corea del Norte ya no es eficaz como muestra de la ferocidad del país. Tendría también sentido para el régimen, si los ataques ocasionales e incomprensibles de Corea del Norte ya no fueran impredecibles y por lo tanto no fueran eficaces en el establecimiento del principio de locura del país. En este escenario, Pyongyang tendría que restablecer la credibilidad y la imprevisibilidad y adoptar otras medidas concretas.Estas medidas concretas representarían una salida dramática de la estructura bajo la cual Corea del Norte siempre ha operado. Ellas obviamente implicarían demandas de un alto el fuego de todos los jugadores. Tendría que ser un alto el fuego antes de que una fuerza mayor pudiera ser ejercida. Por último, se tendría que implicar la asunción de que los Estados Unidos por lo menos tengan la oportunidad de bombardear las instalaciones nucleares de Corea del Norte – que es por lo que el supuesto sobre su capacidad nuclear es fundamental para que esto funcione. Serían probables ataques aéreos contra otros objetivos en Corea del Norte. Por lo tanto, la clave sería una acción tan grave que todo el mundo acepte un rápido alto el fuego y limitara la reacción en contra de Corea del Norte.
El movimiento obvio de Corea del Norte sería el que ha sido históricamente considerado como el escenario más probable: masivo fuego de artillería a Seúl, capital de Corea del Sur. La suposición ha sido durante un largo periodo de tiempo que el poder aéreo de EE.UU. sería devastador para la artillería de Corea del Norte. Sin embargo, Seúl mientras tanto se vería dañado severamente, algo que Corea del Sur no tolerará. Por lo tanto, Corea del Norte podría apostar a que Corea del Sur exigiera un alto el fuego, antes de que los ataques aéreos de Estados Unidos pudieran infligir un daño aplastante a Corea del Norte y silenciara sus armas. Esto llevaría unos días.Bajo este escenario, Corea del Norte estaría en condiciones de exigir una indemnización, que Corea del Sur estaría dispuesta a pagar para salvar su capital. Se podría confiar en que Corea del Sur contuviera los ataques de Estados Unidos, y China estaría dispuesta a negociar otro armisticio. Corea del Norte habría restablecido su credibilidad, redefinido los términos de la relación Norte-Sur y, tal vez después de haber perdido su capacidad dudosa de disuasión nuclear, obtuviera un importante factor disuasorio convencional que nadie pensaba que usaría.
Creo que los riesgos son demasiado grandes para que este escenario de resultados. El Norte tendría que asumir que sus planes fueran desconocidos por las agencias de inteligencia occidentales. También habría que suponer que Corea del Sur prefiriese dañar seriamente su capital para enfrentarse a Corea del Norte una vez por todas y evitar seguir viviendo bajo la constante amenaza de Corea del Norte. Por otra parte, la artillería de Corea del Norte podría resultar ineficaz, y corre el riesgo de entrar en una guerra que no puede ganar, lo que resultaría en un aislamiento total.El escenario expuesto es por lo tanto una consideración de lo que podría significar si los norcoreanos son realmente jugadores salvajes, en lugar de los cuidadosos manipuladores que han sido desde 1991. Para que Corea del Norte lo arriesgara todo, Pyongyang tendría que creer que todo está ya en peligro. Debido a que Pyongyang no cree eso, creo que este escenario es poco probable.
Por:Carlos Montero.
Fuente:Informador Publico.com
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