Sobreprecios y créditos caros: así fue la polémica compra de los Embraer de Austral
Se negociaron a una tasa de 13,50% en dólares; además, según las valuaciones de la época, se pagaron alrededor de cinco millones más cada uno de lo que cotizabanDiego Cabot LA NACION
Los Embraer de Austral tuvieron sobreprecios.
Fueron momentos de euforia en Aerolíneas Argentinas y Austral. Tanta que alcanzó para tapar la letra chica de los contratos. Los primeros 20 aviones Embraer que el Estado argentino le compró al fabricante brasileño no sólo que estuvieron siempre sospechados de haber llegado con sobreprecios sino que también se financiaron a tasas exorbitantes.
Según pudo constatar LA NACION, los primeros 20 aviones se adquirieron en mayo 2009. Para eso se pidieron al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), de Brasil exactamente US$ 620,34 millones de dólares. El crédito, que venía con el aval tácito de los presidentes Luiz Inacio Lula Da Silva y Cristina Kirchner, tenía escrito que el destino de los fondos sería para pagar el 85% de los Embraer. El restante 15%, lo aportaba el Tesoro.
Además, estableció que los 20 Embraer E190 se pagarían en 12 años, en cuotas semestrales, con vencimiento en septiembre de 2022. Pese a ser un acuerdo con un banco de fomento, la Argentina no compró barato. El costo financiero total original que se pegó por aquella suma fue de 13,5 por ciento. Actualmente, ese interés está en 10 por ciento, después de algunas negociaciones con la entidad.
Se firmaron 20 contratos, uno por avión, y las aeronaves empezaron a llegar y a volar. Entonces Lula era el intermediario más eficiente que tenía la empresa. Después de la crisis de 2008 y 2009, varios pedidos de aeronaves que ya estaban en la línea de producción se habían caído. Brasil necesitaba revalorizar aquella empresa que, junto a Petrobras, eran figuras importantes en la expansión del modelo brasileño al mundo.
Aerolíneas Argentinas y Austral, recién estatizadas, estaban necesitadas de aviones y de símbolos de la inversión del Estado. Así se arribó a un acuerdo de conveniencia en el que no hubo precio de amigo.
De acuerdo a registros oficiales, el monto que ya se pagó al 30 de junio pasado es de 630 millones de dólares entre capital, interés y comisiones varias que se abonaron. Aún quedan por pagar hasta 2022 otros 380 millones de dólares más. Claro que los aviones volaron, vuelan y recaudan.
Los términos de aquel acuerdo de compra que casi fue una negociación de Estado a Estado nunca se hicieron públicos. Justamente el interés que se acordó (13,50 en dólares) era considerado alto hasta por el kirchnerismo que en ese momento tenía a Axel Kicillof como el número uno de finanzas de la empresa aérea. Sólo por poner una referencia, la Argentina emitió bonos en dólares a principios de este año con tasas de entre cinco y siete por ciento.
Eso no fue todo. Esa operación estuvo siempre sospechada de sobreprecios. Según escribió en La Nacion Francisco Olivera en septiembre de 2009, los coontratos fue negociada por el ministro de Planificación, Julio De Vido; el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y su reemplazante, Juan Pablo Schiavi. Tres fuentes coincidieron en que se terminó de cerrar el las oficinas de De Vido.
El primero que alertó sobre el precio fue el presidente de la empresa, Julio Alak. Fue a principios de 2009, cuando el contrato estaba a punto de ser descartado por caro y afirmó, en una reunión de directorio, que el precio de cada aeronave no debía exceder los US$ 29 millones, seis millones menos que los 34,9 millones que finalmente se pagaron.
En noviembre de 2008, es decir un mes antes de aquella reunión, por el mismo modelo, Aeroméxico pagó 29 millones, y en julio de 2009, TACA Airlines, 30,5 millones. Según la revista especializada Aircraft Commerce, el E195, el avión más moderno que tenía Embraer entonces le costó ese año a Air Europa 31 millones, un precio de mercado idéntico al que publicó en diciembre de 2007 la revista Airline Fleet Management. Y el sitio Ascend Aviation Insight ubicó las tendencias de julio de 2009 en valores bastante más bajos: los E190 costaban 27,85 millones.
Entonces el Gobierno explicó que el sobreprecio respecto de otras aerolíneas se debía a la incorporación de equipos de entretenimientos de a bordo. Aquellas pantallas que tiempo después también fueron usadas para proyectar contenido curado por el management kirchnerista, según varias fuentes del mercado, jamás pudo haber superado los 800.000 dólares por avión. La diferencia jamás se explicó.
La operación terminó por ser investigada por la Securities and Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos y varios argentinos, entre ellos Ricardo Cirielli, el sindicalista líder del gremio de los técnicos aeronáuticos (APTA), fueron a declaras a Washington. Embraer, finalmente, llegó a un acuerdo por su comportamiento corrupto en algunos países el 24 de octubre de 2006. Allí la compañía aceptó haber hecho pagos indebidos en Arabia Saudita, Mozanbique y República Dominicana. Sin embargo, podría haber un acuerdo de segunda ronda para otros países.
Ahora, Aerolíneas Argentinas transita por días claves a la hora de mantener o vender aquellos sospechados aviones cuyo precio no se pudo explicar jamás. En el medio quedó un créditos a tasas carísimas y 100 millones de dólares que no están por ningún lado