domingo, 17 de septiembre de 2017

Justificaciones araucanas al terrorismo en La Araucania chilena

¿Terrorismo o conflicto histórico?: las propuestas de los candidatos sobre el tema mapuche

Paula Campos | Radio Universidad




Circunscribiendo el mapa presidencial a siete nombres, las ideas para la región de La Araucanía son variadas. El problema: hasta ahora, el expresidente Piñera, quien lidera las encuestas, no se ha referido directamente sobre el conflicto; en sus 62 propuestas no se hace alusión a los mapuches, pero sí a la necesidad de combatir con más fuerza el terrorismo y violencia.



Sebastián Piñera, Manuel José Ossandón y Felipe Kast; Beatriz Sánchez y Alberto Mayol; Carolina Goic y Alejandro Guillier, son siete de los nombres que intentan ocupar el sillón presidencial. Así, ya confirmadas las primarias y no primarias, los candidatos empiezan a dar a conocer sus primeras propuestas programáticas. Unas más elaboradas que otras.

En ese abanico de ideas y de representaciones políticas y sociales, los candidatos y precandidatos, trabajan para convencer a una población de votantes cada vez menos interesada en la participación política.

¿Qué pasa con La Araucanía?

Según la última encuesta Casen (2015), en la región hay un 23,6 por ciento de pobreza. Cifra que la convierte en una de las preocupaciones nacionales en materia económica. Los números en desempleo no son mejores: los últimos datos sobre cesantía la ubicaron como la región con más desempleados de Chile, con una tasa del 9 por ciento.

El problema no es únicamente contextual. Investigadores expertos en la zona han explicado que estos números son solo el reflejo de una suma de malas decisiones: centralismo excesivo, abandono de la región y, principalmente, un conflicto histórico sin solución.

A diario vemos como los grandes medios de comunicación ocupan sus páginas para relatar hechos de violencia “terrorista”. Incendios, ataques a camiones, saqueos y muerte, son parte del escenario descrito en el que (para ellos) solo hay un responsable: el pueblo mapuche.

Del otro lado, y con muchísima menos visibilidad mediática, decenas de familias y comunidades protestan por la violencia que el Estado ejerce sobre ellos. Por ejemplo, con juicios que presentan fallas graves en su estructuración y ejecución; también por golpizas y maltratos policiales que, en los casos más graves, han terminado con la muerte de mapuches.

Así, mientras organizaciones de colonos y terratenientes de la zona exigen al Estado más “mano dura” con los “terroristas mapuches”; el pueblo mapuche pide el fin de la estigmatización con las que por décadas han sido tratados, además de reconocimiento constitucional como Nación.

Sin embargo, y pese a la profundidad del problema, las autoridades (de las últimas décadas) han preferido el abordaje policial por sobre el político. Decisión cuyas consecuencias están a la vista.

Tampoco los candidatos presidenciales se han hecho cargo de la situación. Ninguno de ellos ha viajado a la región, tampoco han existido reuniones formales con los gremios de agricultores o el pueblo mapuche y, salvo Beatriz Sánchez y Felipe Kast, tampoco conocemos claramente las propuestas presidenciales que tienen en mente.

Así, por ejemplo, el caso de Sebastián Piñera es el más preocupante. El expresidente, y principal carta para retornar al palacio, no ha dicho una sola palabra sobre el conflicto. No obstante, sabemos quién es.

Durante su gobierno se lo acusó de aplicar masiva e indiscriminadamente la Ley Antiterrorista en la zona. Ahora, en su precampaña, recibió un documento de los senadores Alberto Espina y José García de Renovación Nacional, dos de los principales impulsores de “la mano dura” contra los mapuches.

En las 62 propuestas de Gobierno ya publicadas por el empresario, hasta ahora, ninguna contiene la palabra Araucanía o mapuche. Sin embargo, se promete una ley para institucionalizar el sistema de inteligencia para la prevención del delito y una Fuerza Nacional Antiterrorismo y Crimen Organizado, apellidos que su sector ha utilizado para referirse al problema.

El senador Manuel José Ossandón no lo hace mejor. El precandidato independiente por la derecha ha dicho en diversas entrevistas que el problema mapuche es político, sin embargo, no se ha aventurado a proponer claramente un plan de solución. “Hay que poner mano dura, pero con lineamientos claros”, señaló a La Red, conversación en la que se mostró ambivalente frente al conflicto. “Hay que llegar a un acuerdo”, agregó centrando su discurso en el fortalecimiento económico de la región.

Felipe Kast, en tanto, contiene en su Programa de Gobierno dos proyectos para la zona. Así, textualmente, plantea Creación del Consejo de Tierras y modificación de la ley indigena que siga el modelo de Nueva Zelanda y de Australia. Cuya misión sería realizar el catastro de tierras, revisar solicitudes y aplicabilidades entregadas, y fijar los parámetros de sustentabilidad de las demandas vigentes.

También promete la creación de un Fondo de reparación para víctimas de la violencia, “a cargo de una Comisión de reparación, que permita identificar e indemnizar a quienes han sido víctimas de actos de violencia asociados al“conflicto” en La Araucanía”.

En la Nueva Mayoría el escenario no es más alentador. El candidato PR-PS-PC, Alejandro Guillier, reconoció a Diario y Radio Universidad de Chile que cree en el reconocimiento constitucional del pueblo mapuche. Sin embargo, su opinión deberá conciliarse con el pensamiento de un bloque no alineado tampoco en la materia. Más allá de esa declaración, el Senador no ha profundizado en un proyecto para la solución del conflicto.

Carolina Goic, por su parte, no ha dicho una palabra del tema.

Lamentablemente para la senadora DC, en su partido se conjugan las más fuertes fracciones sobre la política a aplicar en la zona. Hay quienes piden fortalecimiento a la Ley Antiterrorista, mientras otros proponen el reconocimiento en la Constitución, como lo ha trabajado el ex intendente Francisco Huenchumilla.

En el Frente Amplio, Beatriz Sánchez se inclina por el Estado Plurinacional y la autodeterminación de los pueblos indígenas como dos de sus promesas de campaña, mientras que Alberto Mayol se ha mostrado cercano a las demandas del pueblo mapuche sin, hasta ahora, proponer un proyecto claro para la zona en conflicto.

Pero más allá de las líneas expuestas, nada se dice sobre otros temas en los que el pueblo mapuche, y la región siguen segregadas. Por ejemplo, sobre educación y gratuidad para los indígenas en general, (idea propuesta por Alberto Pizarro, el director nacional de Conadi) hay completo silencio. Tampoco se ha revisado una Ley de Cuotas que asegure una representación indígena proporcional a su porcentaje poblacional en Chile (el 10%).

Ni siquiera en los asuntos económicos hay claridad o preocupación. Nada se ha dicho en concreto sobre el desempleo estructural en la zona, ni cómo superarlo.

Es así como los nuevos aspirantes al sillón presidencial enfrentan un dilema al cuál deben responder: ¿Cómo abordarán el conflicto mapuche?, hasta esta hora conocemos muchos titulares, pero poca claridad. Los competidores no se han involucrado de lleno en el tema. ¿Decisión política o falta de interés? A seis meses de las presidenciales, la pregunta queda abierta.

De este modo, la situación de La Araucanía en particular, e indígena en general, quedará (nuevamente) a merced de la contingencia. Así, y en el escenario que la propuesta de Piñera llegue a La Moneda, seguiremos leyendo sobre la violencia de los comuneros en el sector, sobre el refuerzo policial en la zona, y sobre mapuches baleados en confusos incidentes con fuerzas de Carabineros, pero de solución histórica: NADA.

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