miércoles, 1 de julio de 2015

"Puso al Ejército al servicio de un proyecto político y eso es un pecado institucional grave"

Rossi minimizó el mensaje y los militares mascullaron malestar
Por Mariano De Vedia | LA NACION


Un dúo de perversos
 
Apagadas las luces de la despedida, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, evitó cuidadosamente quedar pegado al hombre fuerte de la inteligencia militar que cuando llegó a la jefatura de la fuerza, en julio de 2013, alineó al Ejército con "el proyecto nacional y popular".

Y en la propia plaza de armas del Regimiento de Infantería Patricios, relativizó el "desprecio" que el teniente general César Milani les dedicó "a todos aquellos que intentaron con ataques mediáticos, a través de calumnias e injurias, que no cumpliéramos con nuestra misión". Al minimizar el impacto del discurso que acababa de escuchar, Rossi señaló que sólo se trataba de un mensaje de despedida del jefe saliente del Ejército. Y resumió: "Ahora que está retirado, ustedes le pueden preguntar todo lo que quieran. Ya no depende en forma directa del Ministerio de Defensa".

Cuando faltan cinco meses para el cambio de gobierno, el nuevo jefe del Ejército, general de división Ricardo Luis Cundom, también puso en duda ese alineamiento automático de la fuerza con el proyecto nacional y popular. Al ser puesto en funciones, el veterano de Malvinas fue claro: dijo que quiere "un Ejército republicano, subordinado al orden constitucional, respetuoso de los derechos de sus compatriotas. Un ejército democrático, que refleja los valores de la sociedad, a la que sirve en su diversidad y pluralidad en todo el país". A diferencia del alto perfil, con claras ambiciones, que mostraba su antecesor, quienes conocen a Cundom lo describen como un militar profesional, que difícilmente exhiba actitudes que trasciendan a lo político. "Nunca va a decir que el Ejército está al servicio de un proyecto nacional", comentó una fuente castrense.

Vestido con uniforme de combate, el mensaje de despedida de Milani sólo cosechó algunos aplausos cuando, con voz quebrada, dedicó los 42 años de su carrera militar a su esposa, Ana María Carmen Waite, y sus cuatro hijos. El balance de su gestión recoge, de todos modos, voces negativas en el ámbito castrense. "Puso al Ejército al servicio de un proyecto político y eso es un pecado institucional grave", razonó un uniformado retirado. Internamente se recordará como un punto desfavorable su abrazo con la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, a pesar de que varios que lo acompañaron dejaron trascender que quiso congraciarse con el kirchnerismo y las organizaciones de derechos humanos para "conseguir cosas para el Ejército".

Concretado su retiro, a través de sus oficiales cercanos Milani deslizó en las unidades que era justo reconocer sus esfuerzos por renovar el equipamiento, defender la recomposición salarial y ayudar a sus camaradas en desgracia, abogando por alivianar las condiciones de detención de los militares juzgados por delitos de lesa humanidad. "Es un mensaje hacia adentro para mejorar su imagen y evitar críticas tan duras. Pero ahora quedó desprotegido, a la intemperie", sintetizó un oficial, en alusión al futuro que le espera..

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