sábado, 18 de julio de 2015

Infantes de marina mexicanos persiguen al Chapo

Los cazadores que teme El Chapo
La Armada mexicana detuvo al capo en 2014 y es otra vez su gran amenaza tras fugarse
EL PAÍS visita la celda de la que escapó El Chapo Guzmán
PABLO DE LLANO - El País


Un marino vigila una casa del Chapo en Culiacán tras su fuga. / REUTERS

En Sinaloa se conoce el pulso fiestero de los hijos del Chapo Guzmán, Iván Archivaldo y Alfredo, pero desde la detención de su padre en 2014 las bacanales son a puerta cerrada. "Siempre se están cuidando de los marinos", dicen. Desde que los cuerpos especiales de la Armada cazaron al Chapo el año pasado, en la cúpula sinaloense tienen migrañas con ellos. Bien compenetrada con la inteligencia estadounidense la Marina es de nuevo la gran amenaza para Guzmán tras su fuga.

Las pisadas de los marinos resuenan en la sierra donde nacieron el cartel y El Chapo. Aunque allí nadie piensa que el capo haya corrido a refugiarse en su feudo, pues por lógica sería el primer sitio donde buscarlo y él se mueve a contrapié de la lógica, las acciones de la Armada en la montaña se suceden para golpear a sus líderes. Uno de sus objetivos es Rafael Caro Quintero, escondido desde que la justicia mexicana le concedió la libertad y Estados Unidos exigió de inmediato su recaptura.

Hace dos semanas los marinos sitiaron una aldea en un operación de asalto con dos helicópteros y una veintena de furgones. Según testimonios locales retuvieron durante horas a los vecinos. "No nos vamos a ir hasta que nos llevemos a Caro Quintero", les dijeron. Mario Valenzuela, alcalde del municipio serrano de Badiraguato, cuenta que en 2014 los marinos hicieron otra acometida tras la pista de Caro que los nativos bautizaron "Operación Rambo", y afirma que ha recibido denuncias de abusos de los soldados, desde agresiones gratuitas a robar "80.000 pesos [5.000 dólares] de la venta de un becerro".

El pistoletazo de salida de la lucha de la Marina contra los sinaloenses fue en 2009 la muerte en un operativo de Arturo Beltrán Leyva, familiar del Chapo escindido del cartel. En 2014 detuvieron en Sinaloa a José Juan Esparragoza Jiménez y a Ismael Zambada Imperial alias El Mayito Gordo, hijos de Esparragoza El Azul y El Mayo Zambada, los lugartenientes de Guzmán. En junio pasado los marinos arrestaron en un rancho de la sierra a Genaro El Gringo Payán e intentaron capturar supuestamente a Héctor Román El Pinto, de quien ni siquiera existen fotografía oficial ni anuncio de se busca.

En busca del capo el Ejército ha puesto sus primeros retenes en la entrada a la sierra y la Policía Federal ha consignado 10.000 agentes para rastrearlo

Una de las fortalezas de la Marina es su compenetración con la inteligencia de Estados Unidos, forjada durante el mandato de Felipe Calderón (2006-2012) en el que el presidente mexicano optó por romper los recelos de sus fuerzas armadas a colaborar con el vecino y le pidió a George W. Bush que le ayudase en su guerra contra el narco: "I need you on board" –"Te necesito abordo"– le dijo en una reunión en el Despacho Oval citada en el libro Narcoleaks del periodista Wilbert Torre. En la sierra dicen que en las acciones de la Armada han visto a individuos rubios que hablan "mocho" el español.

La operación de caza del Chapo Guzmán ha vuelto a empezar. El Ejército ha puesto sus primeros retenes en la entrada a la sierra y la Policía Federal ha consignado 10.000 agentes para rastrearlo por todo México en carreteras, hoteles, hospitales, aviones privados y hasta funerarias. Pero es más probable que caiga por un soplo mágico que destapando ataúdes. Las labores de inteligencia serán de nuevo la clave y la Armada y sus socios de español "mocho" parecen los más preparados. Con el Gobierno humillado por la fuga del capo y necesitado de volver a encerrarlo, el tiempo corre marcado por un antecedente poco alentador: la última vez, tardaron 13 años en encontrarlo.

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