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jueves, 7 de mayo de 2020

Policía antiterrorista alemana captura célula terrorista

German Counterterror Police Break Up Alleged Islamic State Cell

The suspects were said to have been targeting American forces based in Germany as well as critics of Islam. According to German prosecutors, the group had ordered bombmaking materials online and was already in possession of firearms and ammunition for the attacks

IsraelDefense




Photo: AP


In a series of dawn raids on April 15, elite German police units arrested four Tajik nationals suspected of being part of an Islamic State terror cell preparing to carry out attacks against US forces on German soil.

German prosecutors said that the four arrested in the state of North Rhine-Westphalia set up the cell along with another citizen of Tajikistan who is already in jail.

The group reportedly swore allegiance to the terrorist organization last year, received instructions from senior Islamic State leaders in Afghanistan and Syria, and conducted surveillance of US Air Force bases.

The prosecutors said the cell was also planning to target individuals they considered critical of Islam.

The group had ordered bombmaking materials online and was already in possession of firearms and ammunition, according to the prosecutors.

Germany's security services are said to estimate that there are over 10,000 radical Islamists in the country.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Terrorismo K desbaratado

Los jefes piqueteros que cayeron por la bomba de Constitución tenían una lista de los policías que los investigaron: ¿qué planeaban? 

La Policía de la Ciudad encontró cuatro nombres de policías en un auto de los líderes del MP 22 de Agosto, arrestados esta mañana. La Federal reforzó la seguridad de su Departamento central y de los ferrocarriles


Por Federico Fahsbender 2 de noviembre de 2019
ffahsbender@infobae.com


 
Insignias del MP 22 de Agosto encontradas en los allanamientos.

El 10 de octubre pasado, dos hombres fueron detenidos por la Policía de la Ciudad tras detonar un explosivo mientras huían de efectivos de la Brigada de la Comuna N°1 de la misma fuerza, una bomba en forma de caño lanzada en una mochila en un playón del tren Roca en Constitución. El explosivo, un trabajo sofisticado según peritos, se accionó apenas tocó el suelo. Era insólito desde el comienzo. Un delincuente en una moto le tira con una pistola a la Policía, no con una bomba de caño, mucho menos con una bomba bien hecha.

Hoy por la mañana, la fuerza porteña allanó seis domicilios de Berazategui y Florencio Varela en busca de los cómplices de los detenidos, un operativo bajo las ordenes del juez federal Luis Rodríguez. Infobae reveló a comienzos de esta tarde la sorpresa con la que se encontraron: un arsenal con itakas, botellas de pólvora y una carabina envuelta en una bolsa en una heladera vieja y desconectada, pistolas oxidadas, cartuchos y balas, plata.

También había banderas: las del MP 22 de Agosto, la fecha de la Masacre de Trelew, una organización piquetera pequeña pero constante, de varios años en el panorama local, con presencia en el interior y en barrios del conurbano.

 
Artefacto incautado en los allanamientos de hoy.

Tres hombres quedaron detenidos, entre ellos, Daniel Rodríguez, de 56 años, cabeza de la organización con una vieja historia de violencia: lo habían elevado a juicio por el violento intento de copar el Ministerio de Desarrollo Social en La Plata en 2010, una escena de caos con bombas incendiarias donde tres policías terminaron heridos. Le encontraron un arsenal tiempo después, con fusiles y trotyl.

Los policías también encontraron algo más.


 
Daniel Rodríguez, cabeza del MP 22 de Agosto.

En la guantera de uno de los vehículos incautados a los sospechosos, confirman fuentes cercanas al expediente, se encontró una lista con los nombres de cuatro policías. Todos eran de la Comuna N°1, la misma que detuvo a los hombres en octubre. La pregunta se vuelve obvia: ¿planeaban un atentado en venganza? Suena extraño: los grupos piqueteros en la Argentina nunca fueron proclives a la violencia armada, palos y gomeras nunca se llevaron con carabinas y cartuchos.

La Policía Federal, por otra parte, sintió los movimientos: esta tarde, reforzó la seguridad de su sede en Moreno con personal del grupo GEOF, así como la vigilancia en ferrocarriles.

La clave, entonces, está en las indagatorias a Rodríguez y a los otros detenidos, y al peritaje de los teléfonos que se secuestraron.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

México: AMLO puentea a la corrupta policía con el Ejército

México: Andrés Manuel López Obrador fortalece al Ejército y da la espalda a la Policía


France24


  © Henry Romero / Reuters | El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, asiste a una manifestación como parte de una gira para agradecer a los partidarios por su victoria en las elecciones del 1 de julio en la Ciudad de México, México, 29 de septiembre de 2018.

Texto por Ingmar Barrañon


La estrategia de seguridad del presidente entrante de México da más fuerza al Ejército en detrimento de las instituciones civiles. La proyección levanta críticas en todos los sectores de la sociedad.

El 20 de noviembre el partido del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, Movimiento de Regeneración Nacional, con mayoría en el Congreso, presentó una iniciativa de reforma de 13 artículos de la Constitución para abrir paso al establecimiento de la Guardia Nacional el próximo 1 de diciembre, fecha en la que el nuevo presidente asume su cargo.

El miércoles 14 de noviembre, López Obrador presentó su estrategia de seguridad dentro de la cual resaltó el proyecto de crear una Guardia Nacional, un cuerpo que integraría a las policías militar, naval y federal bajo el mandato de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina.

Ese día, AMLO dijo que la Policía federal y la Ministerial federal "son un verdadero desastre". En sus cuentas, en la Policía federal hay 40.000 uniformados pero solo la mitad están activos. Para el presidente electo esa policía "no se ha consolidado" y con "honrosas excepciones hay falta de profesionalismo y de integridad y lo mismo sucede con las ministeriales y municipales".

Y aunque arreció contra la Policía federal, elogió al Ejército que para él es una institución que "ha demostrado lealtad a la autoridad civil, el Ejército Mexicano nunca ha dado un golpe de Estado, ha sido respetuoso de la autoridad civil. Los soldados mexicanos, los generales son surgidos del pueblo (...) “Además es una institución que se fue consolidando, tiene disciplina", señaló.


Así fue la presentación del Plan Nacional de Seguridad de AMLO para México

Amparado en esos argumentos, Lopez Obrador dijo que la decisión fue apoyarse en las Fuerzas Armadas.

La Guardia Nacional convocará en un inicio 50.000 reclutas para recibir adiestramiento militar. El total del cuerpo operaría en el futuro en 266 coordinaciones repartidas en todo el territorio del país.

Al día siguiente de la conferencia de prensa del presidente electo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional en su totalidad la Ley de Seguridad Interior, con la cual la legislatura anterior justificó la injerencia del Ejército en labores de seguridad.

La resolución de la Suprema Corte abre más preguntas

De acuerdo con el doctor Javier Dondé Matute, profesor investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales, la Ley de Seguridad Interior “pretendía establecer un mecanismo para regular la intervención de las fuerzas armadas en el lugar y en el tiempo donde hubiera un desbordamiento de la violencia causada por la delincuencia organizada. En realidad, un intento por legalizar lo que ya se vive en cuanto al despliegue de las fuerzas armadas”.

Para el investigador “aunque en un primer momento la resolución resulta loable, podría generar problemas. Hay que tomar la sentencia con cuidado porque los ministros no entraron al fondo y en realidad se fueron por un tema de forma al establecer que el Congreso de la Unión no tenía facultades para legislar en esta materia”.

“La resolución abre más preguntas: ¿si no es el Congreso, entonces quién? Solo quedaría el presidente de la República, con lo que se elimina la posibilidad de tener pesos y contrapesos al legislar sobre este tema”, añade el especialista en derecho penal internacional en entrevista para France 24.

César Orlando Flores Sánchez: "es un tema de doctrina, disciplina, valores”

Para César Orlando Flores Sánchez, especialista en gestión de riesgos y seguridad, “la policía en general carece de doctrina; las fuerzas armadas en cambio poseen valores como el honor, la lealtad, el patriotismo, la abnegación, el espíritu de cuerpo, la disciplina, sobre todo la disciplina”.


La policía se alinea para un bloqueo temporal de la caravana de miles de migrantes de América Central, en ruta a Estados Unidos, que se dirigía a San Pedro Tapanatepec desde Arriaga, México, 27 de octubre de 2018. © Adrees Latif / Reuters

En la opinión del maestro Flores Sánchez “el crimen organizado tiene muchas aristas que atacar y la carencia de recursos deja mucho que desear; por ejemplo, no se puede comparar a la policía de una ciudad grande como Guadalajara, con la policía de un municipio chico, como en las sierras. El problema no es solo que no hay recursos para luchar contra el crimen organizado, sino que no hay motivación: existen policías que ganan menos que un halcón (vigilantes del narcotráfico) y esto los hace más vulnerables a la corrupción”.

“Es un tema de doctrina, disciplina, valores”, agrega el experto, para quien la Guardia Nacional propuesta por Andrés Manuel López Obrador “es un replanteamiento de lo que se debe emplear. No hay fórmula definida, ni método adecuado y hay que buscar la forma de solucionar el problema”.

Un error colosal: Human Rights Watch

La propuesta del presidente electo pronto levantó suspicacias en varios sectores de la sociedad civil. José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch calificó el plan como “un error colosal que podría frustrar cualquier esperanza de poner fin a las atrocidades que tanto sufrimiento han causado en México en los últimos años”.

Por su parte, una serie de organizaciones y personas firmaron una carta en la que llaman al presidente electo a “detener la reforma constitucional anunciada y optar en cambio por el desarrollo y fortalecimiento de nuestras instituciones civiles de seguridad”. Entre las 128 organizaciones firmantes están Causa en Común, Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, y México Evalúa.

En lo que va del año, tanto la Secretaría de Marina como la de Defensa Nacional han recibido, cada una, cuatro recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, una de estas a cada institución por violaciones graves como tortura, ejecución arbitraria, violencia sexual y detención arbitraria.

sábado, 9 de junio de 2018

Subversivos asesinan policías peruanos

Ataque subversivo en Perú: el presidente Martín Vizcarra confirmó que murieron cuatro policías

Una patrulla sufrió un atentado con explosivos hacia las 17:00 del jueves (22:00 GMT) cuando se desplazaba en un vehículo por una carretera rural en la zona del distrito de Anco. Un grupo autodenominado Partido de la Revolución Peruana se atribuyó el hecho con una pancarta
Infobae



En el ataque murieron cuatro policías

El presidente de Perú, Martín Vizcarra, confirmó que cuatro policías murieron en el ataque de un presunto grupo de terroristas en la región sureña peruana de Huancavelica.

"Cuatro heroicos policías han entregado su vida en el cumplimiento de su deber", señaló Vizcarra en un mensaje publicado en su cuenta en la red social Twitter.

El gobernante agregó: "Los enemigos del Perú no doblegarán nunca nuestra lucha contra el terrorismo y su vil alianza con el narcotráfico. Este crimen no quedará impune. ¡Los erradicaremos con la fuerza de la ley!".



El Ministerio del Interior señaló, también en Twitter, que el ministro Mauro Medina condenó "el cobarde atentado cometido contra cuatro suboficiales" de la Policía Nacional del Perú.

"Expreso mis condolencias y solidaridad con las familias de las víctimas. Este acto criminal no quedará impune", enfatizó Medina.


Medios locales informaron que una patrulla de policías sufrió un ataque con explosivos hacia las 17:00 del jueves (22:00 GMT) cuando se desplazaba en un vehículo por una carretera rural en la zona del distrito de Anco.



Otra patrulla policial que llegó en apoyo de los emboscados también fue atacada por los subversivos, lo que llevó a que las fuerzas de seguridad envíen mayores refuerzos e inicien una persecución para intentar capturar a los responsables.


Martín Vizcarra confirmó que cuatro policías murieron en el ataque de un grupo de terroristas en la región sureña peruana de Huancavelica

El experto en temas de seguridad Pedro Yaranga declaró al diario El Comercio que el ataque se realizó en una zona que "ya tiene muchos años pacificada" y que los subversivos "han salido de su zona habitual para dar un golpe y llevarse el armamento de los agentes".


Las autoridades investigan el hecho

Yaranga aseguró que los atacantes pertenecen al clan de los Quispe Palomino, un grupo disidente de Sendero Luminoso que se mantiene en armas, y que "la emboscada la han estado estudiando y planeando desde hace buen tiempo".


Un afiche que dejó el grupo terrorista

El analista agregó, en un mensaje en su cuenta en Twitter, que "en el lugar de la emboscada los terroristas, tras asesinar a los policías, dejaron propaganda" subversiva.

El lugar del ataque forma parte del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una amplia zona selvática en el centro y sur del país por donde se desplazan remanentes de Sendero Luminoso en alianza con el narcotráfico, según las autoridades.

El Comercio indicó que desde julio del 2016 en el Vraem se han producido 11 muertes por ataques a las fuerzas de seguridad.

Los cuatro policías asesinados:

Adolfo Casas

Marco Antonio Cisneros

Felimón Manuelo

Humberto Matencio

lunes, 3 de julio de 2017

Policías estadounidenses cada vez más militarizados

How the War on Terror Has Militarized the Police
Over the past 10 years, law enforcement officials have begun to look and act more and more like soldiers. Here's why we should be alarmed.


Danny Moloshok / Reuters

ARTHUR RIZER AND JOSEPH HARTMAN  | ​The Atlantic


At around 9:00 a.m. on May 5, 2011, officers with the Pima County, Arizona, Sheriff's Department's Special Weapons and Tactics (S.W.A.T.) team surrounded the home of 26-year-old José Guerena, a former U.S. Marine and veteran of two tours of duty in Iraq, to serve a search warrant for narcotics. As the officers approached, Guerena lay sleeping in his bedroom after working the graveyard shift at a local mine. When his wife Vanessa woke him up, screaming that she had seen a man outside the window pointing a gun at her, Guerena grabbed his AR-15 rifle, instructed Vanessa to hide in the closet with their four-year old son, and left the bedroom to investigate.

Within moments, and without Guerena firing a shot--or even switching his rifle off of "safety"--he lay dying, his body riddled with 60 bullets. A subsequent investigation revealed that the initial shot that prompted the S.W.A.T. team barrage came from a S.W.A.T. team gun, not Guerena's. Guerena, reports later revealed, had no criminal record, and no narcotics were found at his home.

Sadly, the Guerenas are not alone; in recent years we have witnessed a proliferation in incidents of excessive, military-style force by police S.W.A.T. teams, which often make national headlines due to their sheer brutality. Why has it become routine for police departments to deploy black-garbed, body-armored S.W.A.T. teams for routine domestic police work? The answer to this question requires a closer examination of post-9/11 U.S. foreign policy and the War on Terror.

Ever since September 14, 2001, when President Bush declared war on terrorism, there has been a crucial, yet often unrecognized, shift in United States policy. Before 9/11, law enforcement possessed the primary responsibility for combating terrorism in the United States. Today, the military is at the tip of the anti-terrorism spear. This shift appears to be permanent: in 2006, the White House's National Strategy for Combating Terrorism confidently announced that the United States had "broken old orthodoxies that once confined our counterterrorism efforts primarily to the criminal justice domain."

In an effort to remedy their relative inadequacy in dealing with terrorism on U.S. soil, police forces throughout the country have purchased military equipment, adopted military training, and sought to inculcate a "soldier's mentality" among their ranks. Though the reasons for this increasing militarization of American police forces seem obvious, the dangerous side effects are somewhat less apparent.

Undoubtedly, American police departments have substantially increased their use of military-grade equipment and weaponry to perform their counterterrorism duties, adopting everything from body armor to, in some cases, attack helicopters.  The logic behind this is understandable. If superior, military-grade equipment helps the police catch more criminals and avert, or at least reduce, the threat of a domestic terror attack, then we ought deem it an instance of positive sharing of technology -- right? Not necessarily. Indeed, experts in the legal community have raised serious concerns that allowing civilian law enforcement to use military technology runs the risk of blurring the distinction between soldiers and peace officers.

This is especially true in cases where, much to the chagrin of civil liberty advocates, police departments have employed their newly acquired military weaponry not only to combat terrorism but also for everyday patrolling. Before 9/11, the usual heavy weaponry available to a small-town police officer consisted of a standard pump-action shot gun, perhaps a high power rifle, and possibly a surplus M-16, which would usually have been kept in the trunk of the supervising officer's vehicle. Now, police officers routinely walk the beat armed with assault rifles and garbed in black full-battle uniforms. When one of us, Arthur Rizer, returned from active duty in Iraq, he saw a police officer at the Minneapolis airport armed with a M4 carbine assault rifle -- the very same rifle Arthur carried during his combat tour in Fallujah.


The extent of this weapon "inflation" does not stop with high-powered rifles, either. In recent years, police departments both large and small have acquired bazookas, machine guns, and even armored vehicles (mini-tanks) for use in domestic police work.

To assist them in deploying this new weaponry, police departments have also sought and received extensive military training and tactical instruction. Originally, only the largest of America's big-city police departments maintained S.W.A.T. teams, and they were called upon only when no other peaceful option was available and a truly military-level response was necessary. Today, virtually every police department in the nation has one or more S.W.A.T. teams, the members of whom are often trained by and with United States special operations commandos. Furthermore, with the safety of their officers in mind, these departments now habitually deploy their S.W.A.T. teams for minor operations such as serving warrants. In short, "special" has quietly become "routine."

The most serious consequence of the rapid militarization of American police forces, however, is the subtle evolution in the mentality of the "men in blue" from "peace officer" to soldier. This development is absolutely critical and represents a fundamental change in the nature of law enforcement. The primary mission of a police officer traditionally has been to "keep the peace." Those whom an officer suspects to have committed a crime are treated as just that - suspects. Police officers are expected, under the rule of law, to protect the civil liberties of all citizens, even the "bad guys." For domestic law enforcement, a suspect in custody remains innocent until proven guilty. Moreover, police officers operate among a largely friendly population and have traditionally been trained to solve problems using a complex legal system; the deployment of lethal violence is an absolute last resort.

Soldiers, by contrast, are trained to identify people they encounter as belonging to one of two groups -- the enemy and the non-enemy -- and they often reach this decision while surrounded by a population that considers the soldier an occupying force. Once this identification is made, a soldier's mission is stark and simple: kill the enemy, "try" not to kill the non-enemy. Indeed, the Soldier's Creed declares, "I stand ready to deploy, engage, and destroy the enemies of the United States of America in close combat." This is a far cry from the peace officer's creed that expects its adherents "to protect and serve."

The point here is not to suggest that police officers in the field should not take advantage of every tactic or piece of equipment that makes them safer as they carry out their often challenging and strenuous duties. Nor do I mean to suggest that a police officer, once trained in military tactics, will now seek to kill civilians. It is far too easy for Monday-morning quarterbacks to unfairly second-guess the way police officers perform their jobs while they are out on the streets waging what must, at times, feel like a war.

Notwithstanding this concern, however, Americans should remain mindful bringing military-style training to domestic law enforcement has real consequences. When police officers are dressed like soldiers, armed like soldiers, and trained like soldiers, it's not surprising that they are beginning to act like soldiers. And remember: a soldier's main objective is to kill the enemy.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Lastima que no es cierto: Canciller Chilindrina de Venezuela dice haber sido golpeada en Argentina

Canciller venezolana denunció que fue golpeada por la Policía en Buenos Aires
“Es inconcebible que un policía incluso me haya golpeado, tengo que denunciarlo, porque es inconcebible que cosas como estas estén ocurriendo en nuestra Suramérica”, dijo la canciller venezolana Delcy Rodríguez, quien aseguró que el hecho ocurrió cuando intentaba ingresar a la reunión de Mercosur que se lleva a cabo en Buenos Aires.

Por Urgente24




Canciller venezolana denunció que fue golpeada por la Policía en Buenos AiresDelcy Rodríguez, canciller de Venezuela, denunció que fue golpeada por la Policía Federal cuando intentó ingresar a la reunión de representantes del Mercosur que se desarrolla en el Ministerio de Relaciones Exteriores en el centro porteño.
La canciller bolivariana, Delcy Rodríguez, denunció que además de haberse quedado afuera de la reunión de Mercosur que se lleva a cabo en Buenos Aires, ella y su equipo diplomático fueron agredidos por un policía de la Federal. En ese sentido, criticó que situaciones de ese tipo ocurran en Sudamérica.

“Es inconcebible que un policía incluso me haya golpeado, tengo que denunciarlo, porque es inconcebible que cosas como estas estén ocurriendo en nuestra Suramérica”, dijo.

La canciller denunció además que los cancilleres de la triple alianza se negaron a escuchar al canciller de Bolivia, David Choquehuanca.

En su cuenta de Twitter, Rodríguez compartió mensajes en los que se hablaba de la agresión.




Los cancilleres de la Triple Alianza confabulados contra Venezuela y el MERCOSUR se niegan al diálogo con Bolivia y Venezuela



También la ex embajadora argentina en Venezuela y el Reino Unido, Alicia Castro, afirmó en las redes sociales que la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, fue atacada y golpeada por personal de la Policía Federal.



El hecho ocurrió cuando la embajadora bolivariana intentó ingresar a la reunión de representantes del Mercosur que se desarrolla en el Ministerio de Relaciones Exteriores ubicado en el centro porteño.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Caracas, la ciudad más peligrosa del Mundo

Así se sobrevive en la ciudad más peligrosa del mundo
Los venezolanos viven en permanente estado de alerta en un país en el que la violencia urbana es una epidemia fuera de control

Cristina Marcano - El País

Imagen tomada en 2014 en la morgue de Caracas, una de las ciudades con mayor índice de violencia

Hay escenas cotidianas que nunca dejan de sorprender. Estás frente al volante, atrapado en el tráfico del mediodía, y de pronto sientes un golpe en la ventana. Un motociclista golpea el vidrio con el cañón de una pistola mientras exige: “El teléfono o disparo”. Una amenaza similar se repite, con un puñal próximo a las costillas de alguien, en medio del barullo a la salida del metro.

Un tranquilo día feriado, sales por una hamburguesa. Estás a dos cuadras de una comisaría policial en una zona bien. Un coche de cristales negros te pasa y frena ante un semáforo en rojo. Otro auto te bloquea por detrás. Dos tipos armados se bajan y te apuntan. En segundos, eres víctima de un secuestro express, uno de los delitos más comunes y traumáticos del amplio repertorio venezolano.

Vas a visitar a un amigo. La calle donde vive está bloqueada por una barrera. Una cámara graba la placa de tu coche. Otra, tu rostro mientras exhibes tu documento de identidad. Por un momento, eres un presunto delincuente. El guardia privado llama para recibir autorización y te deja pasar. La primera vez, resulta indignante. Luego, intentas comprender: ¿cuántas cosas habrán pasado en esta calle?

Pocos países te pueden hacer sentir, tan a menudo, como un animal. Pocos, tan primitivo, indefenso y acechado. En Venezuela vivir con temor es imprescindible.No puedes descuidarte un segundo. Nos desplazamos en esta jungla como ciervos acosados por depredadores implacables. Aquí, el canal Animal Planet podría documentar, abundantemente, la coreografía del miedo en nuestra especie.

Cuando el venezolano sale de su refugio, automáticamente, entra en estado de alerta. Su lenguaje corporal refleja el nerviosismo de los seres vulnerables, de quienes saben que cada día corren el riesgo de convertirse en la próxima víctima.

No hace falta saber que nos disputamos el récord mundial de homicidios con Honduras para sentir una profunda zozobra. No importa cuánto se feliciten los militares por sus operativos de seguridad mientras, paradójicamente, declaran protegidos con chalecos antibalas; ni cuánto nos muestren los medios oficiales un país tan apacible como Finlandia.


Podemos seguir el rastro de la sangre, dibujar las huellas de miles de víctimas sobre el asfalto, plantar kilómetros de cruces, contar —cuadra por cuadra— los crímenes cometidos en nuestros vecindarios. La violencia es un tatuaje imborrable.

Esta cacería inclemente —más de 250.000 muertes violentas en los primeros 15 años del siglo, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV)— nos ha convertido en criminólogos espontáneos. Expertos en los múltiples modus operandi del hampa, tenemos el más indeseable e inútil bagaje.

Los venezolanos radiografiamos al prójimo con desconfianza, evitamos usar el teléfono móvil en la calle y no solemos acercarnos a orientar a conductores supuestamente extraviados. La aprensión permanente es casi un amuleto. La paranoia, parte de nuestra identidad. ¿Cómo no temer en un país donde los delincuentes han atacado cuarteles policiales con granadas, donde asesinan policías y militares para robarles las armas?

En unos segundos eres víctima de un ‘secuestro express’, uno de los delitos más comunes del amplio repertorio venezolano

Sabemos que una vida vale tanto como un teléfono, cualquier reloj, una motocicleta, una cartera, un coche, unos zapatos deportivos. O el puñado de dinero que puedan reunir familiares y amigos, en unas horas frenéticas, para pagar un rescate. Y que hay que doblegar el instinto de resistirse para no acabar en una morgue abarrotada de cadáveres.

La violencia es tan corriente que si salimos ilesos de un robo o un secuestro nos dirán que demos gracias a Dios porque no nos pasó nada. Nada. Hemos sido afortunados.

Sobrevivimos en una huida constante en uno de los hábitats más salvajes del planeta. Venezuela es un campo minado, un foso de impunidad, donde no hay detenidos en 92 de cada 100 asesinatos. Aquí las empresas de seguridad ofrecen servicios inu­sitados: guardaespaldas por horas, taxis blindados, cursos de “defensa inmediata y supervivencia urbana”.

El riesgo, tan real que los padres de clase media hacen cualquier sacrificio para sacar a sus hijos del país y ponerlos a salvo. El miedo es una epidemia que ha desplazado a cientos de miles de venezolanos.

Habitar un paisaje tan sangriento es conocer el insomnio y los somníferos, despertar sobresaltado, soñar que nos persiguen, saber distinguir el ruido seco de un disparo del sonido de los fuegos artificiales. Es la vigilia cuando los hijos van a una fiesta y pijamadas que se improvisan por la inseguridad y no por diversión.

Son las renuncias que se van haciendo costumbre: dejar de salir de noche o contemplar el atardecer en una playa tan deslumbrante como insegura. Las despedidas abruptas, salir de una reunión social en manada para acompañarse, viajar en autobús rezando a cualquier dios para que no suban asaltantes, conducir como si uno se estuviera fugando, exhalar de alivio al entrar a casa. Venezuela es el desasosiego perenne y un duelo colectivo que no cesa.

martes, 19 de julio de 2016

Tirador de Baton Rouge usó un Tavor israelí

Baton Rouge gunman fired multiple bullets into dying cop
By Danika Fears | New York Post



Gavin Long is seen in still images provided by the Louisiana State Police. Photo: Reuters

A chilling new photo shows Baton Rouge cop-killer Gavin Long clad in a black mask and body armor with a high-powered rifle strapped to his shoulder as he prepared to systematically gun down police officers.

In another image, the former Marine can be seen standing in the street, waiting for cops in an offensive pose as he points his IWA Tavor SAR 5.56-caliber rifle straight ahead.

“This was a diabolical attack on the very fabric of society, and that is not hyperbole,” Louisiana Gov. John Bel Edwards said Monday during an emotional press conference.

“[Long] came here from somewhere else to do harm to our community, specifically the law enforcement in our community,” Edwards added.

Authorities said Long had arrived in Baton Rouge from Kansas City, Mo., several days before the Sunday-morning ambush, and they believe he scouted multiple locations before launching his attack less than a mile from the city’s police headquarters.

After Long shot and wounded one officer during his rampage, he made sure to kill him by pumping two more bullets into him as he lay writhing on the ground, authorities said.

He then fatally gunned down the sheriff’s deputy who ran to the fallen cop’s aid.

“It is chilling in the sheer brutality of the shooting,” said Louisiana State Police Col. Michael Edmonson. “There is no doubt whatsoever that these officers were intentionally targeted and assassinated.”

Using overhead maps of the shooting scene, Edmonson described step-by-step how Long used “tactical” movements to sneak up on the officers, ignoring civilians in the area.

Along with the Tavor rifle, Long was also armed with a Springfield X D 9mm pistol and another rifle that he kept in his Chevy Malibu rental car, which he had picked up in Kansas City after the Dallas shootings.

Long, 25, first approached an empty police vehicle parked near a convenience store off of Airline Highway. He also noticed a police officer at a nearby car wash, but the cop left before the slaughter started.

Around then, officers began to arrive at the scene, responding to a 911 call about “a dude with a rifle.”

Long moved along buildings in the complex, eventually shooting officers Montrell Jackson, 32, and Matthew Gerald, 41, who both died during the bloodbath.

Deputy Brad Garafola, a 45-year-old father of four, had left a safe position next to a Dumpster to give aid to one of the wounded officers — and lost his own life trying to help him, authorities said.

“Once [Long] knew he had taken that deputy out, he turned his attention back to the wounded officer. He turned around and shot him twice,” East Baton Rouge Sheriff Sid Gautreaux said.

“My deputy went down fighting,” he added. “He returned fire to the very end.”

Long continued shooting cops as he headed toward another part of the commercial complex, and was finally stopped by a SWAT sharpshooter taking aim at him from across several buildings and more than 100 yards away, authorities said.

Gautreaux said that if the SWAT team hadn’t arrived, “we would have had two other slain deputies and that individual would have had the opportunity to get into his car and go after other targets.”

viernes, 19 de febrero de 2016

Prostitutos en la Policía de Colombia

El escándalo de prostitución masculina que forzó la renuncia del director de la Policía de Colombia
Rodolfo Palomino presentó su renuncia por un escándalo de la red que operaba dentro de la fuerza policial y el Congreso de Colombia


El director general de la Policía Nacional, Rodolfo Palomino presentó su renuncia por un escándalo

Tras meses de embates, acusaciones y señalamientos, el director general de la Policía Nacional de Colombia, general Rodolfo Palomino, presentó su renuncia por un escándalo que involucra una red de prostitución masculina que supuestamente operaba dentro de la institución y el Congreso de Colombia.


Palomino renunció un día después de que la Procuraduría General anunciara una serie de investigaciones en su contra.

El martes, el procurador Alejandro Ordóñez informó que se investigará al general por incremento patrimonial injustificado, posibles seguimientos e interceptaciones ilegales a periodistas y la supuesta creación y puesta en marcha de una red de prostitución masculina dentro de la fuerza policial, a la que se ha denominado "La Comunidad del Anillo".


En referencia a esa última acusación, el procurador dijo mediante un comunicado: "Este modus operandi habría tenido lugar presuntamente con la ayuda y complicidad de oficiales de la Policía Nacional, incluso del señor director general de la Policía Nacional".

El presidente Santos había respaldado a Palomino meses atrás

"No soy culpable de ninguno de los cargos que se me imputa", insistió Palomino luego de anunciar que había presentado su renuncia ante el presidente Juan Manuel Santos.

"La Comunidad del Anillo"

Las investigaciones de la Procuraduría comenzaron tras las denuncias de Anyelo Palacios Montero, un capitán de la policía activo que dijo haber sido abusado por oficiales mientras era cadete.

De acuerdo con el procurador Alejandro Ordóñez, esas acusaciones son respaldadas por otro capitán -en retiro- quien aseguró que se presionaba y amenazaba a cadetes para que tuvieran relaciones sexuales con oficiales de alto rango.

Ordóñez también indicó que, de acuerdo a lo investigado por la Procuraduría, un senador también estaría implicado en esa red de prostitución llamada "La Comunidad del Anillo". La declaración del capitán Anyelo Palacios fue enviada por la Procuraduría a la Fiscalía, junto con un video.

Según el comunicado de la Procuraduría difundido este martes, respecto al video: "No solo sería una de las pruebas de la supuesta red de prostitución masculina (...) sino que también involucraría a ciertos miembros del Congreso de la República, en complicidad con algunos oficiales de la Policía Nacional".

El organismo aclaró que los casos en los que hay vinculación de miembros del Congreso, tuvieron lugar entre 2004 y 2008, de acuerdo con el testimonio de Palacios Montero.

Video

El mismo día en que la Procuraduría anunció sus investigaciones, el sitio web de la emisora de radio La Fm publicó un video, grabado en 2008, asegurando que se trataba de la prueba que constaba en la investigación.

En él se ve al entonces senador Carlos Ferro conduciendo un auto y conversando con una persona que está fuera de cámara; hablan acerca de sus preferencias sexuales, se hacen insinuaciones y parecen besarse en algunos momentos.

Supuestamente la persona que no se ve es Anyelo Palacios Montero, algo que no se puede confirmar con las imágenes. En el video tampoco hay referencia alguna acerca de intercambio de dinero o indicios de que se trate de una relación entre alguien que ofrece servicios sexuales pagos y un cliente.

El mismo martes, tras la difusión de ese material, Ferro presentó la renuncia a su cargo actual como viceministro del Interior.

Y ese día, mientras se encontraba de vacaciones en Cúcuta, departamento de Norte de Santander (del que es originario), Palacios Montero se presentó ante la Fiscalía local supuestamente a presentar nuevas pruebas sobre este caso.

La decisión de publicar el video fue criticada por colegas de Vicky Dávila, la periodista de La Fm que ha venido siguiendo el caso.

"Del peor gusto la publicación del video de viceministro Carlos Ferro", tuiteó Gustavo Gómez Córdoba, director del popular programa de radio La Luciérnaga, de Caracol Radio. "No era necesario causarle ese dolor a su familia, que es inocente", agregó.

Dávila dijo en su cuenta de Twitter: "Acepto las críticas. Sin embargo, hay unas denuncias muy graves en el fondo de todo esto. El video es solo una prueba que será valorada". El video fue removido posteriormente del sitio en internet de la emisora.

Según medios colombianos, el miércoles por la noche Dávila renunció a su puesto como directora de noticias de La Fm; el jueves por la mañana no estaba al aire en el programa que conducía en esa emisora.

Escuchas

Aunque referencias acerca de "La Comunidad del Anillo" ya habían aparecido años atrás, en los últimos meses de 2015 La Fm comenzó a informar nuevamente acerca de esa presunta red de prostitución, fundamentalmente en el programa de la mañana conducido por Dávila.

Su programa también difundió información respecto a propiedades y negocios de Palomino, en las que ventila sospechas sobre cómo fueron adquiridos los inmuebles y de dónde surge su dinero.

En los últimos meses de 2015, Dávila denunció que estaba siendo seguida, que sus comunicaciones eran escuchadas, y que lo mismo ocurría con miembros de su equipo (otra periodista, Claudia Morales, de la cadena rival Caracol Radio, hizo una denuncia similar).

En diciembre pasado el fiscal general Eduardo Montealegre había anunciado que, tras una serie de indagaciones preliminares, determinó que los seguimientos e interceptaciones ilegales a Vicky Dávila y sus colegas provenían de la Policía Nacional.

Montealegre dijo entonces que Palomino no estaba vinculado a la investigación. El ahora exdirector de la policía ha negado cualquier vinculación con estos señalamientos.

11 investigaciones en la Fiscalía

La investigación de la Procuraduría es de carácter disciplinario. Por su parte la Fiscalía General de la Nación, que se encarga de las investigaciones criminales, confirmó a BBC Mundo que existen 11 casos activos que involucran al general Palomino.

Sin embargo, el ahora ex director de la Policía dijo este miércoles que "así como la Fiscalía ha estado investigando, y no ha encontrado hasta el momento elementos para vincularme, estoy seguro que la Procuraduría tampoco lo hará".

Agradeció además al presidente Santos por nombrarlo hace dos años en el cargo que ahora deja, tras 38 años de servicio en la policía. Palomino dijo que hay una campaña en su contra y de la policía y se despidió con una frase enigmática: "Que Dios les conceda lo que ustedes me desean".

Sucesor

Poco después del anuncio de renuncia de Palomino, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, dijo que el gobierno aceptaba su solicitud "contra su preferencia". Villegas también habló del legado de grandeza y eficacia del saliente jefe policial.

Minutos más tarde el presidente Juan Manuel Santos anunció como sucesor al mayor general Jorge Hernando Nieto, quien era el subdirector de la institución. A lo largo de los meses que ha durado el escándalo, Santos exhibió un constante respaldo a Palomino. Ahora dijo que su decisión de apartarse de la Policía es una muestra de lealtad.

domingo, 24 de enero de 2016

El nivel de confianza en las fuerzas de seguridad argentinas

Todos los monopolios de las fuerzas
Cómo varía en los encuestados la percepción de imagen de las fuerzas de seguridad tras la accidentada captura de los Lanatta y Schillaci.


Por Luis Costa | Perfil



Nivel de confianza en las fuerzas de seguridad | Foto: Infografía: S.U.
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La escena se hizo famosa. En el aserradero entraban al mismo tiempo Gendarmería, Policía Federal, creo que el Grupo Halcón, la policía de Santa Fe, algún comando especial adicional y un vecino con una escopeta. Todos rodearon, con la vigilancia extrema de los medios de comunicación, una chapa que había que retirar para ver, si el Lanatta todavía prófugo, estaba allí.

En esa combinación furiosa de fuerzas, nadie parecía comandar la entrada a ese lugar. Escopetas, revólveres de calibres que no comprendo y ametralladoras, eran llevadas en cuerpos que se solapaban unos con otros sin monopolio; y mientras tanto, se elevaba la diversión a través de las placas imposibles de un canal de noticias de cable.

Cuando los sociólogos empezamos a estudiar sobre esta profesión, una de las primeras complejidades con las que nos topamos son las definiciones de Max Weber, de las cuales una de ellas es su obsesión por definir la especificidad del Estado moderno. El Estado puede ocuparse y ser muchas cosas, pero lo que lo define en nuestra era es el reclamar con éxito el monopolio del uso de la fuerza dentro de un territorio determinado. Nadie más que él está autorizado, si el caso lo requiere, a golpear con dureza el desvío. Los gobiernos, para lograr control y dominar sobre un territorio, necesitan ser los únicos amenazadores. El ingreso multitudinario al aserradero deja demasiadas evidencias de dudas sobre algún tipo de monopolio en esta dirección. ¿Quién lidera la seguridad total de nuestro país?

La población hoy se encuentra expuesta a una cantidad variada de uniformados y a casi todos ellos los puede encontrar en la calle patrullando. Es difícil saber hasta qué punto con esto también compiten las compañías de seguridad privada, pero su presencia agrega complejidad. Todo ellos, al mismo tiempo, compiten o son resultado de desprestigios cruzados. Los hermanos Lanatta y Schillaci no se disfrazaron de lo primero que se les ocurrió; adaptaron una camioneta simulando ser la fuerza de seguridad que mejor imagen tiene para la opinión pública.

Según nuestra última encuesta sobre las fuerzas de seguridad, los extremos de confianza para la ciudadanía los representan Gendarmería y la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Para Gendarmería, siete de cada diez argentinos dice confiar mucho o algo en esa fuerza, mientras que en la Bonaerense ese valor es sólo de tres de cada diez. Hay en realidad un caso peor que el de la policía que hoy intenta dirigir María Eugenia Vidal, y es el Servicio Penitenciario (también lo intenta dirigir), algo lógico luego de semejante escape.

La combinación de “buenos” y “malos” hace que la Policía Federal acompañe el grupo de la desconfianza, y que el Ejército y la Prefectura se sumen a la zona de los que la gente confía. En este mercado de la seguridad desmonopolizada, los ciudadanos y los políticos tienen con quién elegir intentar jugar el juego del control territorial. Sin embargo, esa instancia de selección entre opciones, contiene a su propio problema: cada nuevo gobierno reagrupa a su fuerza de agresión o inventa incluso, una nueva. Para Macri no hubo tiempo de elegir, y por eso el aserradero fue un caos.

Visto por regiones, Gendarmería es la primera en Cuyo, el NEA, el Conurbano, en Ciudad de Buenos Aires y la zona Pampeana. En el NOA y en Patagonia el Ejército es el primero. El Servicio Penitenciario tiene la menor confianza en todas las regiones con excepción de la Patagonia donde ese lugar lo ocupa la Policía Federal, y en la Ciudad de Buenos Aires que posiciona allí a la Bonaerense. Cada territorio presenta un desafío adicional a esa ilusión del monopolio. En cada zona pasa algo diferente, y en cada lugar se espera algo diverso del poder central.

Debe ser ameno para las sensaciones de Vidal que la gente piense, igual que ella, sobre la policía de su zona. Eso otorga legitimidad para tomar acciones de reforma. Lo que casi nadie sabe, es qué es lo que opinan estas fuerzas de seguridad de sus jefes políticos, tampoco de sus condiciones de trabajo y demás cuestiones. En algún momento con dar órdenes, los policías te seguían para hacer tu monopolio efectivo, hoy parece que hay que charlar con ellos un ratito. No es bueno empezar diciendo que son narcos, pero cada uno tiene su estilo.

(*) Sociólogo. Director de Ipsos-Mora y Araujo.

miércoles, 19 de febrero de 2014

La Gestapo bolivariana se rebela a Maduro


La policía política pone en aprietos a Maduro

  • El Servicio Bolivariano de Inteligencia arroja luces sobre la repetida desobediencia al presidente de Venezuela


Miembros de la Policía Científica, durante la protestas del 12 de febrero. / MIGUEL GUTIÉRREZ (EFE)

¿Qué tanto gobierna Nicolás Maduro? La pregunta no es ociosa, menos ahora, luego de que cinco días de crisis en Venezuela arrojaran luces sobre la repetida desobediencia del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin- Policía política) a las órdenes presidenciales.
Las tres muertes ocurridas durante las protestas de los últimos días se registraron el miércoles, 12 de febrero, Día de la Juventud en el calendario venezolano de efemérides. Los tres decesos se produjeron en Caracas, por impactos de bala en la cabeza. Pero, además de esa aparente coincidencia, los homicidios se interconectan a través de una madeja misteriosa: según un hallazgo de las pesquisas que el presidente Maduro adelantó por televisión, las primeras dos víctimas cayeron bajo el fuego de una misma arma. Eran Bassil Dacosta, un carpintero de 23 años que participaba en las protestas, y Juan Montoya, de 51 años, dirigente de los grupos de base chavistas. Ambos fueron abatidos, muy cerca el uno del otro, en la céntrica parroquia La Candelaria.
La tercera víctima se produjo horas más tarde en la avenida Francisco de Miranda. De nombre Robert Redman, era piloto de profesión. Los testimonios gráficos permitirían luego comprobar un detalle escalofriante: Redman fue de los primeros que auxiliaron sobre el terreno a Dacosta, cuando éste cayó herido de la cabeza.
La sangría impulsó al gobierno a calificar a “infiltrados” de una “minorías fascista” como asesinos. Aseguró, además, que la marcha que derivó en desórdenes había sido custodiada por equipos antimotines de la Policía Nacional y la Guardia Nacional con instrucciones precisas para contenerse en cordones tendidos en perímetros lejanos.
Sin embargo, el profuso registro visual recogido durante los desórdenes por ciudadanos con sus celulares, empezó a circular por las redes, desafiando la versión oficial. Esas piezas del rompecabezas fueron reunidas en un video por los periodistas de la Unidad de Investigación del diario Últimas Noticias de Caracas, quienes lo dieron a conocer el pasado domingo. La secuencia narrativa sugiere con gran certeza que efectivos del Sebin dispararon contra los manifestantes, y que esos disparos los efectuaron junto al lugar donde Dacosta y Montoya resultaron heridos de muerte.
En cadena de radio y TV, la noche del domingo, Maduro debió aceptar que un grupo de agentes de la policía política se hallaba en el lugar. Aunque matizó que no seguían órdenes de sus superiores. Por el contrario, “había un grupo de funcionarios del Sebin que incumplieron las órdenes de su director de, ese día, acuartelarse y no salir a la calle; yo mandé a acuartelar al Sebin en la madrugada”.
Pero todavía más sorprendente fue la siguiente revelación hecha por Maduro. Durante un allanamiento practicado la noche del sábado en la casa de los padres del prófugo dirigente opositor, Leopoldo López, los residentes habrían dicho a los funcionarios que desde hacía varios días, personas vestidas como agentes del Sebin merodeaban la casa. “¡Pero cuando fuimos revisar, vimos que ningún cuerpo del Sebin estaba en la calle buscando a Leopoldo López!”, se sorprendió. Por si alguien estuviera tramando atentar contra López, el presidente venezolano, para evitar confusiones, ordenó de nuevo encerrar a los efectivos de la policía política. Pero ya había sembrado –adrede o de manera desprevenida- dudas sobre la disciplina del Sebin.
El País