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martes, 17 de mayo de 2022
martes, 1 de diciembre de 2020
Tropas indonesias adoptan ATV y motos para patrulla fronteriza
ESSCom refuerza las patrullas de seguridad fronteriza con ATV y motocicletas Scrambler
BernamaESSCom recibirá 18 vehículos todo terreno (ATV) (foto: Berita Harian)
ESSCom fortalece las patrullas de seguridad fronteriza con activos terrestres adicionales
KALABAKAN - El Comando de Seguridad de Eastern Sabah (ESSCom) está en proceso de adquirir activos logísticos adicionales, incluidos vehículos todo terreno (ATV) y motocicletas scrambler para fortalecer las patrullas y los equipos de seguridad en las fronteras del país.
El director ejecutivo de ESSCom, el Dr. Jamaluddin Mohd Ali, dijo que la solicitud de activos terrestres adicionales se realizó a través del Ministerio del Interior y se aprobó.
"La solicitud ha sido aprobada por el gobierno mediante leasing y estamos esperando que lleguen los activos terrestres adicionales en cualquier momento.
"Solicitamos 18 vehículos todo terreno y 10 motocicletas codificadoras para el uso de los equipos de seguridad en las fronteras del distrito, ya que el área es montañosa y está cubierta de espesos bosques", dijo.
ESSCom también recibirá 10 motocicletas scramcler (foto: AirTimes)
Dijo esto a los periodistas durante una inspección a las fronteras del país entre Serudong, Kalabakan, Sabah y Simanggaris, Kalimantan del Norte, Indonesia, que es el área sugerida para la construcción de un puesto de mando de seguridad, ayer.
Mientras tanto, Jamaluddin dijo que ESSCom ha propuesto que la construcción de un puesto de seguridad se incluya en el 12º Plan de Malasia.
“La construcción del puesto es un esfuerzo para prevenir los delitos transfronterizos, así como la entrada de inmigrantes ilegales y el contrabando.
"Según la información de los equipos de seguridad, hay muchas rutas de contrabando en el área que son utilizadas por los contrabandistas para cometer delitos transfronterizos", agregó.
sábado, 3 de febrero de 2018
Bicimoto eléctrica para el Ejército Español
La 'moto-bike' eléctrica de Bultaco llega al ejército español
El EconomistaEl fabricante español Bultaco ha entregado al Ejército las primeras unidades de su modelo de moto-bike eléctrica, Brinco R, diseñadas específicamente para las Fuerzas Armadas.
El Segundo Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo del Ejército del Aire (Seada), con sede en la Base Aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), ha recibido las unidades que incorporan adaptaciones realizadas siguiendo las instrucciones del Seada para responder a sus necesidades concretas.
"Para nosotros como empresa con sede y fabricación en España es un gran honor ser proveedor de nuestras Fuerzas Armadas y en particular del Ejército del Aire", ha asegurado el director general de Bultaco, Jorge Bonilla.
Además, Bonilla ha añadido que su compañía pondrá todo el empeño y compromiso para ofrecer "el mejor servicio" además de un producto "plenamente adaptado" a las necesidades concretadas del Ejército.
La Bultaco Brinco R original, un vehículo a mitad de camino entre una moto y una bici, combina la fuerza generada en los pedales con la energía de un motor eléctrico de 2kW de potencia máxima para alcanzar una velocidad tope de 60 km/h. La batería de alta durabilidad de Litio-Ion rinde a 1,3 kWh, pesa sólo 1,5 kilogramos y se carga por completo en tres horas.
Además, presume de un sistema de suspensiones PRO (recorrido más largo de 180 mm tanto en la delantera como en la trasera), dado que se trata del modelo más deportivo de la gama. No lleva caballete lateral de serie.
domingo, 23 de febrero de 2014
Una catriciclo indesinflable
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Corrupción que carcome la seguridad: No en las motos, sino en el tuneado
El negocio K en las motos de la Gendarmería “El Tuneado K” de millones de pesos
Seprin
Había rumores de crisis y descontento salarial en Gendarmería que se podía traducir antes de fin de diciembre en conflictos como los acuartelamientos del año pasado. El gobierno no quiere nuevas crisis antes de las elecciones, entonces decidió sacarlos a la calle masivamente para cuidar la seguridad, porque Cristina descubrió después de las PASO que además de existir inflación también la inseguridad no es culpa de los periodistas.
De esa forma los gendarmes podrán cobrar un simulado plus salarial por horas extras y esas cosas en las que ahora están desarrollando.
Pero hay otro malestar en esa fuerza, que ya lleva tiempo y los tiene casi como protagonistas incidentales.
Hace casi un año un incendio intencional destruyó una partida de motos estacionadas en el Destacamento Mercedes de la Gendarmería, situado a cien kilómetros de CABA. A pocos metros del lugar, un cartel decía: Por sueldos dignos.
Intervino enfurecido Sergio Berni prometiendo una investigación a fondo sobre el siniestro, algo que nunca ocurrió. ¿Por qué los Gendarmes iban a destruir sus elementos de trabajo, algo que nunca ocurre en las fuerzas de seguridad aunque hagan cualquier cosa para que se escuche sus reclamos salariales?
El tema de fondo sigue teniendo vigencia, y es éste. El gobierno compró el año pasado una flota de 900 motos de alta cilindrada a Yamaha para ser utilizadas por la Gendarmería. En su momento se hizo esos anuncios épicos del gobierno, con Sergio Berni a la cabeza, como que esa entrega de vehículos iba a ser cruciales para el combate contra la inseguridad.
El negociado en sí no era la sobrefacturación ni hipotéticos retornos o comisiones que pagaría la firma japonesa por la adquisición de esa partida. Es porque en realidad hay precios estándar para esas unidades a nivel internacional y salirse de esos rangos significaba un problema difícil de asumir.
Lo que acusan los Gendarmes es que una vez entregadas las motos, se las envió a “tunear”, o sea, a adaptarlas una por una con todos los implementos que requiere uno de esos vehículos para estar capacitadas en la lucha contra la delincuencia. Y ahí estaba la punta del iceberg del negociado de los 900 vehículos. Porque si hay un precio fijo para cada unidad al comprarla, no hay un precio estimado para ponerlas en condiciones de salir a las rutas y reequiparlas. Y esos tuneos costaron varios millones de pesos, incluido piezas y repuestos importados que se hicieron a la vera de las restricciones de Guillermo Moreno.
La Gendarmería nunca fue consultada sobre cuál es su necesidad operativa y lo peor del caso, no sólo se enteró del tremendo negocio del tuneo de las Yamaha sino que tampoco Sergio Berni les puso instructores para capacitarlos en el manejo de los dos ruedas.
Se sabe que manejar una alta cilindrada a velocidades cercanas o superiores a los 200 kilómetros por hora no es para cualquiera. Hay que tener muchas horas de entrenamiento no solo para conducirlas sino para las tareas afines que conlleva la persecución a delincuentes, como ser hablar por radio, concentrarse en la represión armada, estar atento a no cometer accidentes que perjudiquen a terceros y cosas parecidas.
Ni el Ministerio de Defensa, ni la Secretaría de Seguridad ni la cúpula de la Gendarmería se ocuparon en casi un año de esas adquisiciones del entrenamiento motoquero de los Yamaha tuneadas, algunas de las cuales se pueden ver estacionadas a la vera de los peajes en algunas autopistas de la Provincia de Buenos Aires, más como una exhibición o persuasión indirecta que como otra cosa.
Esas motos reflejan más un símbolo de la corrupción que un elemento apto para combatir el delito cada vez más cruel al que deberían afrontar.
Los más avezados motoqueros de seguridad los tiene la División Motos de la Policía Federal, hombres que tienen muchas horas de entrenamiento y práctica que antes de salir a patrullar tienen que tener dominio total sobre el vehículo.
La queja de los Gendarmes que motivó aquel siniestro en Mercedes hace casi un años sigue en pié. Son muy poquitos los hombres con capacidad de conducir esos vehículos, que como todos los fierros ya se sabe que si no se utilizan con asiduidad se terminan arruinando.
Ahora que el gobierno los quiere poner en las calles para hacer proselitismo en las elecciones de octubre, se muestra la falencia de tener esas 900 motos y apenas muy pocos motoqueros que se suban a ellas.
Había rumores de crisis y descontento salarial en Gendarmería que se podía traducir antes de fin de diciembre en conflictos como los acuartelamientos del año pasado. El gobierno no quiere nuevas crisis antes de las elecciones, entonces decidió sacarlos a la calle masivamente para cuidar la seguridad, porque Cristina descubrió después de las PASO que además de existir inflación también la inseguridad no es culpa de los periodistas.
De esa forma los gendarmes podrán cobrar un simulado plus salarial por horas extras y esas cosas en las que ahora están desarrollando.
Pero hay otro malestar en esa fuerza, que ya lleva tiempo y los tiene casi como protagonistas incidentales.
Hace casi un año un incendio intencional destruyó una partida de motos estacionadas en el Destacamento Mercedes de la Gendarmería, situado a cien kilómetros de CABA. A pocos metros del lugar, un cartel decía: Por sueldos dignos.
Intervino enfurecido Sergio Berni prometiendo una investigación a fondo sobre el siniestro, algo que nunca ocurrió. ¿Por qué los Gendarmes iban a destruir sus elementos de trabajo, algo que nunca ocurre en las fuerzas de seguridad aunque hagan cualquier cosa para que se escuche sus reclamos salariales?
El tema de fondo sigue teniendo vigencia, y es éste. El gobierno compró el año pasado una flota de 900 motos de alta cilindrada a Yamaha para ser utilizadas por la Gendarmería. En su momento se hizo esos anuncios épicos del gobierno, con Sergio Berni a la cabeza, como que esa entrega de vehículos iba a ser cruciales para el combate contra la inseguridad.
El negociado en sí no era la sobrefacturación ni hipotéticos retornos o comisiones que pagaría la firma japonesa por la adquisición de esa partida. Es porque en realidad hay precios estándar para esas unidades a nivel internacional y salirse de esos rangos significaba un problema difícil de asumir.
Lo que acusan los Gendarmes es que una vez entregadas las motos, se las envió a “tunear”, o sea, a adaptarlas una por una con todos los implementos que requiere uno de esos vehículos para estar capacitadas en la lucha contra la delincuencia. Y ahí estaba la punta del iceberg del negociado de los 900 vehículos. Porque si hay un precio fijo para cada unidad al comprarla, no hay un precio estimado para ponerlas en condiciones de salir a las rutas y reequiparlas. Y esos tuneos costaron varios millones de pesos, incluido piezas y repuestos importados que se hicieron a la vera de las restricciones de Guillermo Moreno.
La Gendarmería nunca fue consultada sobre cuál es su necesidad operativa y lo peor del caso, no sólo se enteró del tremendo negocio del tuneo de las Yamaha sino que tampoco Sergio Berni les puso instructores para capacitarlos en el manejo de los dos ruedas.
Se sabe que manejar una alta cilindrada a velocidades cercanas o superiores a los 200 kilómetros por hora no es para cualquiera. Hay que tener muchas horas de entrenamiento no solo para conducirlas sino para las tareas afines que conlleva la persecución a delincuentes, como ser hablar por radio, concentrarse en la represión armada, estar atento a no cometer accidentes que perjudiquen a terceros y cosas parecidas.
Ni el Ministerio de Defensa, ni la Secretaría de Seguridad ni la cúpula de la Gendarmería se ocuparon en casi un año de esas adquisiciones del entrenamiento motoquero de los Yamaha tuneadas, algunas de las cuales se pueden ver estacionadas a la vera de los peajes en algunas autopistas de la Provincia de Buenos Aires, más como una exhibición o persuasión indirecta que como otra cosa.
Esas motos reflejan más un símbolo de la corrupción que un elemento apto para combatir el delito cada vez más cruel al que deberían afrontar.
Los más avezados motoqueros de seguridad los tiene la División Motos de la Policía Federal, hombres que tienen muchas horas de entrenamiento y práctica que antes de salir a patrullar tienen que tener dominio total sobre el vehículo.
La queja de los Gendarmes que motivó aquel siniestro en Mercedes hace casi un años sigue en pié. Son muy poquitos los hombres con capacidad de conducir esos vehículos, que como todos los fierros ya se sabe que si no se utilizan con asiduidad se terminan arruinando.
Ahora que el gobierno los quiere poner en las calles para hacer proselitismo en las elecciones de octubre, se muestra la falencia de tener esas 900 motos y apenas muy pocos motoqueros que se suban a ellas.
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