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domingo, 27 de abril de 2025

La Araucanía y la Pérfida Albión conspiran armar barcos para ir por la Antártida

Trasandinia y la Pérfida Albión sellan institucionalmente la conspiración: Van por las islas y los hielos


Los cinco grandes del humor

En una movida que no sorprende a nadie que haya hojeado un mínimo de historia reciente, Chile (también conocida País Pasillo) acaba de firmar un “histórico” acuerdo con la Gran Bretaña o Isla de los Masones, para “desarrollar su industria naval”.

Según aseguran con un candor casi enternecedor, el Comandante en Jefe de la Armada araucana, Almirante Juan Andrés de la Maza, y sus socios británicos planean construir barcos, generar empleos y descentralizar la economía. ¡Bien por la industria naval! Nada, absolutamente nada, que ver con reforzar la logística para una eventual apropiación conjunta de territorio argentino en Malvinas o en el vasto y aún apetecible continente blanco, la Antártida.


El almirante William Boo y el lonko naval Pepe Cortisona

La pérfida Albión, fiel a su espíritu filantrópico (y a su inveterada costumbre de apropiarse de tierras ajenas bajo la bandera de la civilización), no podría haber encontrado mejor socio: Trasandinia, siempre dispuesta a prestarle la escoba cuando de barrer intereses argentinos se trata.

El Contraalmirante José Agustín Pájaro, con una solemnidad digna de mejor causa, celebró los "desafíos comunes" y las "oportunidades de colaboración", como si no fuese evidente que esos desafíos se deletrean M-A-L-V-I-N-A-S y esos intereses se congelan bajo el hielo de nuestra Antártida.

Parece que la vieja costumbre desde 1982 —cuando la Tierra de los Araucanos permitió a los aviones piratas jugar a espías vistiendo los colores prestados de la azulgrana— no solo no ha caducado, sino que se moderniza y se blanquea bajo convenios “industriales”. Lo llaman “desarrollo”; nosotros lo reconocemos como lo que siempre fue: un saqueo en sociedad, el establecimiento de una base de espionaje en Chile y otra moraleja para aprender de nuestros vecinos del pasillo.

Mientras tanto, entre brindis de cortesía, planes de astilleros en territorio bajo reclamo peruano de Arica, Valparaíso y más allá, y sonrisas de diplomático de medio pelo, la Isla de los Masones y el País Pasillo frotan las manos y planean, a tres bandas, cómo seguir arrancando pedazos del sur al legítimo dueño.

Pero claro, todo en nombre del "progreso". Nada se menciona si los acuerdos se mantendrán si el gobierno británico termina cayendo en el islamismo más extremo al estilo ISIS.


Canal de Beagle, territorio en disputa con Chile

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Reino Unido promociona las tierras ocupadas en la patria araucana

Albion visita Walmapu


Embajadora británica en las tierras del Walmapu promociona visitar y hacer negocios con las islas Malvinas pronto bajo ocupación islámica. La producción de memes en Chile lo convierte en potencia mundial.


martes, 3 de diciembre de 2024

Líderes de las fuerzas del Mal se reúnen en Santiago

El Subsecretario de Defensa de Chile, @Rmontero_, se reunió con el Ministro de Estado en el @DefenceHQ (🇬🇧), Lord Coaker, para discutir el fortalecimiento de políticas y estrategias de defensa conjunta, así como explorar nuevas oportunidades de colaboración. Por las sonrisas y sobreactuación, Argentina es ha sido un claro objeto de discusión. Gurkhas y ministros en una misma semana: Chile apunta con esas medidas a ser la principal fábrica de memes para nuestro país.



lunes, 11 de febrero de 2013

Sobre el complejo militar de alguien que lo combatió

La noche más oscura
Por Horacio Verbitsky*



Al abandonar la presidencia en enero de 1961, Dwight Eisenhower advirtió a los estadounidenses sobre el riesgo de la expansión del complejo militar-industrial para sus libertades. Aquella admonición del general victorioso en la Segunda Guerra Mundial ha caído en el vacío. Como desarrolla el periodista Nick Turse en el libro The Complex. How the Military invades our everyday lives, hoy existe un nuevo complejo corporativo omnipresente, un sistema de sistemas oculto con habilidad. “Ese complejo militar-industrial-tecnológico-de entretenimiento-académico-científico -mediático-de Inteligencia, vigilancia y seguridad nacional, se ha apoderado de Estados Unidos.” La misma firma que con financiamiento del Pentágono produce los robots tácticos con armas pesadas que las tropas utilizaron en la ocupación de Irak y Afganistán fabrica unas simpáticas aspiradoras domésticas. Como dijo con candor el príncipe británico Harry, su placer por los videojuegos en la PlayStation y la Xbox le dieron una gran destreza en el manejo de los sistemas de armas de los helicópteros con que mató a muchos talibanes en Afganistán. Esto no ocurre por casualidad y el Pentágono lleva un registro de los adolescentes más hábiles con el joystick para reclutarlos cuando sean mayores. La similitud de manejo del video juego y las armas letales es deliberada y lo mismo ocurre con el diseño de los uniformes. Esos juegos son creados por especialistas militares, que reproducen episodios reales como el asesinato de los hijos de Saddam Hussein, y sirven para preparar a los futuros soldados. Uno de los creadores del famoso video juego “Marine Doom”, David Bartlett, fue director de Modelado y Simulación del Pentágono, que es la oficina principal de entrenamiento por computadora. “La tecnología de los juegos facilitó una revolución en el arte de la guerra”, le dijo en 2006 al Washington Post. En el mismo artículo un veterano de Irak dijo que los video juegos le permitieron descargar su ametralladora calibre .50 contra un enemigo humano. “Sentía que era un video juego. Ni siquiera me perturbó. Disparaba por instinto natural. Bum, bum, bum. Ni siquiera parecía real, pero era real.” Y el teniente coronel Scott Sutton, director de la División Tecnológica en la base naval de Quantico, agregó que es probable que los soldados de esta generación tengan menos inhibiciones para apuntar sus armas contra alguien. “Esto nos da una mejor base para trabajar”, dice. La penetración en la industria del entretenimiento es anterior al discurso de Eisenhower. En 1915, a comienzos de la Primera Guerra Mundial, el Ministro de Guerra John Weeks suministró mil soldados de caballería y una banda al pionero del cine mudo D. W. Griffith para su película épica El nacimiento de una Nación y un submarino, una cañonera y el uso de la base naval de San Diego para Un pirata submarino, dirigida ese mismo año por Syd Chaplin, el hermano de Carlitos. Este cuidado por la imagen militar no decayó en la década efervescente de 1930 y se acentuó con la nueva conflagración mundial. Aun en las deliciosas comedias musicales de Fred Astaire rara vez faltaba alguna de las tres Fuerzas Armadas en un rol prominente: la Marina en Follow the Fleet, de 1936, donde el grillo ingrávido dirige con uniforme de marinero una clase colectiva de danza para sus camaradas en la cubierta de un destructor; la Fuerza Aérea en La historia de Irene Castle, de 1939, y en The Sky is the limit, de 1943, en las que tripula un avión de la Primera y otro de la Segunda Guerra Mundial; el Ejército en You’ll never get rich, de 1941. Allí baila con la incomparable Rita Hayworth dentro de una base militar, donde transcurre media película. Excepción luminosa y al mismo tiempo sombría es Gold diggers of 1933, donde el asombroso coreógrafo y director Busby Berkeley monta Mi hombre olvidado, un largo número de canto y baile de masas en que los soldados mutilados en la Gran Guerra pasan a ser los marginales sin empleo de la Gran Depresión, con la estética y la amargura de los cuadros de Otto Dix y George Grosz en la Alemania de Weimar. También en 1941, Gary Cooper apareció en El sargento York. John Huston, Frank Sinatra, Humphrey Bogart participaron en varias películas de propaganda y la visita al frente de músicos actores y deportistas constituyó un ritual que sólo cuestionó Muhammad Ali, quien afrontó la persecución más vil por negarse a agredir a un pueblo que, como dijo del vietnamita, no les había hecho nada a los negros estadounidenses. El reverso fue John Wayne, que en 1968 filmó los Boinas Verde, una apología de los comandos, para la que el gobierno aportó un millón de dólares de entonces. El estreno mundial de Pearl Harbor, en 2001, se realizó en la cubierta de un portaaviones nuclear. En 2007, uno de los productores de la muy exitosa Transformers, Ian Bryce, dijo que la película hubiera sido muy distinta sin el soberbio apoyo militar. “Una vez conseguida la aprobación del Pentágono, todos ganan. Nosotros queremos cooperar con el Pentágono para mostrarlos bajo la luz más positiva, y ellos quieren darnos todos los recursos para que podamos hacerlo.” Esto incluye el acceso a miles de millones de dólares en tanques, cazabombarderos, submarinos nucleares y portaaviones. Nick Turse destaca que mientras el complejo militar-industrial denunciado por Eisenhower era gris oliva, el nuevo Complejo está arraigado en la cultura pop, lo que le permite “sumergir a los jóvenes en un seductor mundo militarizado de diversión”. Por eso, no vale la pena perder tiempo en discutir por qué Kathryn Bigelow incluyó una escena de tortura en La noche más oscura, sobre la cacería y asesinato de Osama bin Laden. El Complejo invita al mundo a cruzar esa línea sin retorno y aceptar lo inaceptable con gesto distraído. La película fue producida por la trasnacional Sony, del mismo grupo que fabrica la PlayStation, para que matar sea un juego de niños y los jóvenes se conviertan en asesinos con placer.

*Ex-Jefe de Inteligencia de Montoneros

Página 12