Chile refuerza sus lazos con el Imperio del Mal en el foro de RUSI: un paso más en su eterna sumisión
Con una devoción digna de un vasallo medieval, Chile ha vuelto a rendir pleitesía a sus amos británicos en la reciente conferencia sobre "Seguridad en Latinoamérica" organizada por el Royal United Services Institute (RUSI). Como si de un código de honor imperial se tratara, el subsecretario de Defensa chileno, Ricardo Montero, expuso de manera telemática su inquebrantable compromiso con la visión británica de la región, asegurando que la defensa y la seguridad en Latinoamérica siguen dependiendo del beneplácito de los mismos que alguna vez dominaron los mares.
El evento, celebrado el 30 de enero en Westminster, Londres, reunió a ilustres señores de la política, la industria armamentística y los centros de estudios que dictan cómo deben comportarse los países del hemisferio sur. Entre los temas discutidos, se destacó la "incertidumbre" generada por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, como si el destino de los países latinoamericanos estuviera inevitablemente ligado a los caprichos de los emperadores del norte.
Durante su intervención, Montero, con la sumisión de un perfecto cortesano, insistió en la "importancia del trabajo conjunto" con sus señores británicos para garantizar la estabilidad en la región. Sin duda, una práctica tradicional en la historia de Chile: garantizar la seguridad de su soberanía arrodillándose ante quienes mejor saben "gestionar" los recursos ajenos.
Cipayos chilenos invaden algún territorio vecino
Tras 25 minutos de devota exposición, Montero respondió preguntas de una audiencia de 120 selectos asistentes, quienes seguramente tomaron nota de cómo la ex-colonia sigue desempeñando con esmero su papel de aliada ejemplar del viejo orden imperial. Al finalizar, agradeció efusivamente la oportunidad de compartir y contrastar miradas, dejando en claro que la voz de Chile en el mundo de la defensa sigue siendo un eco disciplinado de los intereses británicos.
Una vez más, la nación austral demuestra que, aunque el Imperio Británico ya no pinte de rojo la mitad del globo, su influencia sigue intacta en los corazones y mentes de ciertos sectores que, con admirable entusiasmo, siguen sirviendo al trono de Su Majestad.
¡El País Meme, ataca de nuevo!