martes, 13 de enero de 2015

El EA manejado por la Gestapo

Milani eligió a un delfín por si tiene que irse
Por Mariano De Vedia | LA NACION
Twitter: @mdv2011


Foto: BBC Mundo
Mientras la Justicia analiza en Tucumán el pedido para que sea citado a declarar en un caso de violación de los derechos humanos, el teniente general César Milani cuida sus espaldas en el Ejército. A fines de diciembre nombró subjefe de la fuerza a uno de sus principales lugartenientes, el general Gustavo Motta, que ha hecho su carrera bajo su sombra, en el área de inteligencia, y en su momento fue objetado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

El relevo sorprendió en el ámbito castrense y se interpretó como una decisión de Milani destinada a colocar en la línea de sucesión del Ejército al general de su más estrecha confianza, ante la eventualidad de tener que dar un paso al costado si se complica su situación judicial.

El propio ministro de Defensa, Agustín Rossi, dejó abierta ayer la puerta de un posible desplazamiento del hombre fuerte de la inteligencia militar, al señalar que "si en algún momento se decide tomar una decisión, lo resolverá la Presidenta".

Motta, de 56 años, tenía a su cargo el manejo del presupuesto del Ejército y fue ascendido en los últimos días de diciembre a general de división, a pesar de las dudas planteadas por la UCR en la Comisión de Acuerdos del Senado, a raíz de las impugnaciones que el CELS había presentado en 2010, en ocasión de su promoción anterior a general de brigada.

En ese momento, la organización de derechos humanos objetó que Motta había sido en 1995 instructor de la Escuela de las Américas, el polémico centro de adiestramiento militar de los Estados Unidos que formó camadas de oficiales que tuvieron participación en varias dictaduras de América latina.

El CELS retiró las objeciones a Motta por considerar satisfactorias las explicaciones que dio la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, quien explicó que el militar nunca asumió la función de instructor, ya que a las pocas semanas, en marzo de 1995, fue destinado a participar en misiones de paz en las Naciones Unidas.

La impugnación fue recreada el mes pasado por el senador Gerardo Morales (UCR-Jujuy) en la Comisión de Acuerdos, pero su titular, Rodolfo Urtubey (FPV-Salta), respondió que el CELS se había dado por satisfecho con la respuesta del Ministerio de Defensa.

Su ascenso y posterior nombramiento fueron impulsados por el propio Milani, que lo puso en funciones dos días antes de Navidad en el Edificio Libertador. La reunión que el jefe del Ejército mantuvo anteayer en la Casa Rosada con el secretario legal y técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, alimentó rumores de que podría haber más cambios.

PREMIO A LA LEALTAD

"Es el soldado más fiel de Milani", confió una fuente castrense a LA NACION. "Motta es su mano derecha y el más leal de los generales", añadió.

La promoción del oficial más leal a Milani dejó en el camino al general de división Rubén Oscar Ferrari, que era subjefe del Ejército desde julio del año pasado. Si bien estaba alineado con el titular de la fuerza no formaba parte de su círculo más cercano. Ahora fue pasado a retiro, junto a otros once generales.

El reacomodamiento de la conducción superior del Ejército comenzó a delinearse con los ascensos dispuestos por la Presidenta tras los acuerdos del Senado. De los siete militares ascendidos al grado de general de división, tres pertenecen a la especialidad de inteligencia, lo que profundiza el perfil que Milani le imprime a la conducción de la fuerza.

Junto con Motta, que antes de conducir el área de planeamiento y presupuesto fue director general de Personal del Ejército, fueron promovidos los generales de brigada Sergio Marco Piaggi, que ocupa la jefatura de planeamiento estratégico en el Estado Mayor Conjunto, y Hugo Alejandro Bossert, a cargo de la I División de Ejército, en Curuzú Cuatiá. Ambos son de inteligencia.

En diciembre, antes del recambio de Ferrari por Motta, Milani encabezó en Campo de Mayo la celebración del Día de la Inteligencia Militar. Ante su subordinados reivindicó el papel de esta especialidad en las Fuerzas Armadas, al señalar: "Inteligencia supo marcar un cambio de rumbo cultural superando la decadencia en que se encontraba. En el cono sur, Inteligencia del Ejército Argentino fue precursora de este cambio de paradigma, que se cimento en las variaciones en los empleos y en su modernización, lo que nos va a permitir bridar soluciones cuando la patria así lo requiera".

¿PRIMEROS AFUERA?

El ministro Rossi afirmó ayer que la situación procesal de Milani no se modificó, pero deslizó que ante un eventual procesamiento, la Presidenta podría tomar alguna decisión. Lo mismo dijo el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, el 24 de diciembre, cuando el jefe del Ejército ya había puesto en funciones a Motta.

Rossi, además, consideró "natural" que "el primero sea reemplazado por el segundo", como ya ocurrió en el Ejército y en la Armada. "Milani era el segundo, el subjefe del Ejército. No era un teniente coronel que fuimos a buscar. Había pasado tres ascensos en el Senado sin inconvenientes." Pese a las objeciones iniciales del CELS, el general Motta ya pasó dos.

EN LA LÍNEA DE SUCESIÓN



Gustavo C. Motta
Subjefe del Ejército
Grado: general de división
Edad: 56 años
Especialidad: inteligencia

Nacido en Córdoba, el 18 de noviembre de 1958, egresó del Colegio Militar en 1979. Integró la promoción 110, y fue compañero de los generales Marco Piaggi y Emilio Jorge Rodríguez, también ascendidos en diciembre a general de división. Se especializó en el área de inteligencia militar
Cuando el Senado trató su ascenso a general de brigada, en diciembre de 2010, el CELS objetó su participación como instructor en la Escuela de las Américas. La entonces ministra Nilda Garré dijo que nunca ejerció esa función, ya que se lo transfirió a otro destino
Es considerado el general más cercano a Milani, que lo designó subjefe del Ejército. Hasta el mes pasado manejaba el área de planeamiento y presupuesto en la fuerza

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