La rebelión silenciosa de los kurdos sirios
Por: ETHEL BONET | 10:01 p.m. | 20 de Septiembre del 2012
Puesto de control Kurdo con la bandera de Kurdistán en Afrin. Foto:
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Al cabo de 30 años de subordinación, la guerra civil les trajo a kurdos una incipiente autonomía.
Tres millones de kurdos viven en el norte de Siria. Al cabo de más de un año y medio de revueltas que tienen a este país en una guerra civil, el pueblo kurdo, hasta ahora sometido al régimen y sin derecho a una identidad, ha encontrado la oportunidad de conseguir su autonomía.
Desde que se retiraron fuerzas sirias de las provincias kurdas hace dos meses y medio, el Partido de la Unión Democrática (PYD) ha tomado el control de las oficinas del gobierno y las instalaciones militares en la provincia de Afrin (región noroccidental kurda).
En el primer cruce, a la salida del paso fronterizo de Bab Al Salam, un cartel indica una flecha a la izquierda hacia Alepo y a la derecha a Afrin. Metafóricamente, el camino hacia el infierno o hacia el paraíso. Y en cierta manera es así, ya que la primera población de la semiautónoma región occidental del Kurdistán sirio se llama la 'Tierra del Paraíso'. Entrar en el Kurdistán es como viajar a otro país, lejos de las bombas, la destrucción y los combates. La revolución ha proporcionado cierta autonomía a los kurdos, que han aprovechado la situación de caos y descontrol para implantar su propia autoridad, pero controlada. Desde hace dos meses, el Partido de Unión Democrática (PYD) ha tomado el control de los centros del gobierno, instalaciones militares y de seguridad, tras la retirada táctica de las fuerzas sirias del norte de Siria.
"Tomamos las instalaciones a la fuerza, no opusieron resistencia, simplemente se marcharon", asegura Badran Civakurd, presidente del PYD en la provincia de Afrin. "No es porque nos apoye el régimen; llevamos más de 30 años sometidos, sin derechos, simplemente la retirada de las fuerzas sirias de las zonas kurdas fue una estrategia política. El régimen acordó no combatir a los kurdos", insiste el líder kurdo.
En realidad, todavía hay presencia de las fuerzas del régimen, al menos en la ciudad de Afrin, donde controlan la comisaría central, la sede de los servicios de inteligencia y un cuartel de la inteligencia militar.
Medio millón de kurdos habitan la región occidental, que ahora iza su bandera amarilla, rojo y verde, escribe en kurdo los carteles de la carretera, tiene sus propios comités y sus Fuerzas Populares de Protección para la seguridad ciudadana. Los comités kurdos de Seguridad, cuyos voluntarios están proporcionalmente repartidos entre hombres y mujeres, patrullan las ciudades y vigilan puestos de control en las carreteras, o en las salidas y entradas de las localidades.
"Nosotros no formamos parte del PKK, somos un movimiento político de democracia social. Los comités de la Defensa Popular están para defender a los kurdos sirios, para brindar protección y seguridad con las patrullas y los puestos de control en las carreteras -asegura Civakurd-. No son una milicia armada", insiste el presidente del PYD.
Resulta difícil poder comunicarse en árabe con los kurdos que han conseguido hablar libremente su lengua, después de estar prohibida durante más de 30 años en Siria. El kurdo es el idioma "oficial" y por primera vez se enseña en las escuelas. También tienen su propio canal de televisión kurdo, Ronahit TV (el Nuevo Día, en kurdo), que se transmite a través del satélite NileSat y un periódico semanal con el mismo nombre.
"Los reporteros tenemos que cubrirnos la cara con un pañuelo, porque tememos por nuestra seguridad", advierte Mustafa, uno de los cinco camarógrafos de la televisión kurda.
Aunque la guerra no ha llegado al Kurdistán sirio, la población sufre las mismas carencias que el resto del país.
La gasolina es difícil de encontrar, al igual que el gas para cocinar, cuyos precios se han disparado. Los teléfonos móviles no funcionan y el Internet está cortado.
Como muchos desplazados de Alepo se han refugiado en Afrin, por la seguridad, las reservas de harina empiezan a agotarse. "Hay días en que no podemos encontrar pan y tenemos que viajar a otros pueblos vecinos para poder comprarlo", se queja Mohamed, vecino de Kafar Safra, cerca del paso fronterizo de Bab al Hawa hacia la localidad turca de Reyhanli.
En Afrin también celebran los funerales de sus mártires, pero no son los caídos de Saladino, Tariq el Bab o Hanano (otros dos barrios de Alepo), sino de las montañas de Qandil, el bastión del PKK el norte de Irak, o de Shamzinan, Chale (las localidades turcas fronterizas con Irán).
Talib Gadalu, de 21 años, murió el pasado 4 de agosto en una operación de las fuerzas turcas contra Chale. A los 16 años se hizo militante del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y fue a las montañas de Qadil para recibir entrenamiento. "Estoy orgulloso de mi hijo. Ha sacrificado su sangre y su alma por la causa kurda", declara solemne su padre, Barakak, antes de agregar que todas las familias kurdas hay algún mártir del PKK.
Más de 5.000 personas se congregaron en la casa de la familia Gadalu para presentar sus respetos al mártir. En autobús, furgoneta, o caminando miles de vecinos de las localidades cercanas a Kafar Safra, vinieron a despedirse del difunto, de cuerpo ausente, ya que su cuerpo quedó destrozado por una bomba de fósforo. Banderas kurdas, pañuelos tricolores, dedos con la señal de victoria, y arengas revolucionarias para rendir homenaje a los mártires del PKK.
En el altar estaba la fotografía de 'Zaradasht', su alias de guerra, junto con los tres comandantes históricos del PKK, también muertos, entre ellos Shilan Qubani, la primera mujer mártir, y el líder supremo Abdala Ocalan, encarcelado en Turquía desde 1999.
Los kurdos sirios manifiestan abiertamente su apoyo al PKK, aunque niegan que haya combatientes en Siria. Pero los hombres enmascarados, empuñando su kalashnikov, que llegaron en las pick up con una metralleta instalada en el remolque no tienen pinta, únicamente, de familiares o allegados del difunto.
"Mientras quede un solo kurdo en la tierra seguirá existiendo el PKK", asegura Rudi, tío del combatiente muerto.
En los muros o en las puertas metálicas de los garajes hay la siguiente inscripción: 'Apo PKK Azadi' ('Libertad para el gran líder del PKK').
El posible control del PYD en el norte de Siria ha puesto en jaque al gobierno de Ankara, pues teme que el PKK pueda instalarse libremente en el norte de Siria con el apoyo del PYD, que gobierna de facto en la región occidental del Kurdistán sirio.
El PYD asegura que su objetivo no es separarse físicamente de Siria, sino conseguir su autonomía dentro de las fronteras sirias, donde se reconozca la identidad del pueblo kurdo.
ETHEL BONET
Especial para EL TIEMPO
Afrin (Kurdistán sirio).
Fuente: El Tiempo
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