Por Marcelo Wio - Clarín
Es dable pensar que si uno va a argumentar a favor de una tesis, ha tenido en cuenta todos aquellos factores que la invalidan o la pueden invalidar, y en consecuencia, ha encontrado los elementos fácticos que la sostienen.
Por ello llama poderosamente la atención el artículo de opinión de Ian Lustick que publicó Clarín el 20 de octubre de 2013, en el Lustick comenzaba su argumentación simplificando hasta el absurdo “las tres últimas décadas están sembradas de proyectos de negociaciones fallidos”, dejando de lado los hechos centrales que echan luz sobre por qué esas negociaciones han fracasado.
Hechos como que en 2000, 2001 y 2008 Israel le ofreció a los palestinos un estado en la mayor parte de Cisjordania, Gaza y un parte de Jerusalén y fue rechazada cada vez; y datos tan concretos como que luego de que Yasser Arafat abandonara las conversaciones de Camp David, lanzó la segunda intifada; o que desde la desconexión total de Israel de Gaza, más de 8000 cohetes han sido lanzados desde la Franja hacia Israel, son borrados de un plumazo.
A reglón seguido, Lustick afirmaba que “la actual versión israelí de los dos Estados imagina a los refugiados palestinos abandonando su sagrado ‘derecho al regreso’, una Jerusalén controlada por los israelíes y un archipiélago de grandes asentamientos judíos”.
¿El “sagrado derecho de retorno”? ¿Qué significa eso? Absolutamente nada. Mera retórica emotiva. La resolución 194 (III) de las Naciones Unidas, del 11 de diciembre de 1948, en su artículo 11 resolvía “… que debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible...”. En ningún momento dice “refugiados palestinos”, sino la palabra “refugiados”; es decir, refugiados árabes y judíos. Además, no reconoce ningún derecho, que se trata de una recomendación.
¿Y qué hay, entonces, del “archipiélago”? Según publicó el diario inglésThe Telegraph nada: “Israel le da la bienvenida a la posición de la Liga Árabe de ‘intercambios de tierra’”. En tanto, la ONG israelí Paz Ahora explica en un artículo (The Two State Solution is Still Alive 20 Years After Oslo ) que “una la mayoría de los asentamientos con crecimiento de población son los que, según el modelo de estatus final de la Iniciativa de Ginebra, permanecerán bajo control israelí a cambio de un intercambio de tierras. De hecho, desde Oslo, la mitad de los nuevos pobladores se trasladó a sólo tres asentamientos.”
Mas a Lustick los elementos fácticos le interesan tan poco que llegaba incluso a contradecir sus propios supuestos – amén de comparar a Israel con regímenes totalitarios y racistas - al escribir que: “Así como surgió una Irlanda (dividida en República de Irlanda e Irlanda del Norte) independiente 120 años después de haber sido incorporada al Reino Unido, un Estado único puede ser la ruta hacia una eventual independencia palestina”. Un ejemplo muy desafortunado: la separación de protestantes y católicos no parece ser la mejor de las maneras para argüir a favor de la creación de un único estado para judíos y árabes.
Lustick, en definitiva, le está pidiendo a Israel que se suicide: Israel debe dejar de existir para que haya paz con aquellos que no quieren la paz con Israel sino el dominio sobre todo el territorio.
El muftí de la Autoridad Palestina, Muhammad Hussein lo dijo (televisión de la Autoridad Palestina, enero de 2012) alto y claro: “La hora (de la resurrección) no vendrá hasta que luchen con los judíos. Los judíos se esconderán detrás de piedras o árboles. Entonces las piedras o árboles llamarán: ‘Oh, musulmán, sirviente de Alá, aquí detrás de mí hay un judío, ven y mátalo’”.
En tanto, la Introducción de la carta fundacional del grupo terrorista Hamas, reza: “Nuestra lucha contra los judíos es muy grande y muy seria”. Y en el artículo 13 postula que “no hay solución para la cuestión palestina si no es a través de la Yihad”, porque “las iniciativas, y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales, están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámica”.
Y la Carta de la OLP dice en su segundo artículo dice que: “Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”. Y en el artículo 21: “El pueblo árabe palestino, que se expresa a través de la revolución palestina armada, rechaza todas las soluciones que son sustitutos de la liberación total de Palestina… ”.
Los hechos, descartados para que la “realidad” encaje en su tesis.
En resumen, la solución, según la entiende Lustick, es darle, en definitiva, todo a quienes dijeron no a un estado en 1948 - y que junto a una coalición de ejércitos árabes iniciaron una guerra de agresión - aquello que despreciaron. Es recompensar a los que volvieron a estar en el bando agresor en 1967 y 1973 para decirle no a la existencia de Israel.
¿Por qué será que Lustick pide tanto de Israel, y absolutamente nada de los palestinos? ¿Acaso cree que los palestinos son un sujeto pasivo, las víctimas preestablecidas, a las que no se les puede pedir que rindan cuentas; que realicen concesiones y esfuerzos en pos de la paz? ¿O sólo se concibe la paz como un estado en que todas las demandas y necesidades palestinas se ven satisfechas? Eso no es paz.
Uno de los que defendía la “solución de un estado” era Muhamar Kaddafi (New York Times), que en 2011 les dijo a los palestinos que era “tiempo de revoluciones populares”, e hizo un llamamiento a los “refugiados” para que se dirigieran en masa a las fronteras de Israel. Está claro por qué Kaddafi defendía esta “solución”.
¿Por qué la defenderá Lustick?
*El autor es Director Adjunto de ReVista de Medio Oriente/CAMERA en español
A reglón seguido, Lustick afirmaba que “la actual versión israelí de los dos Estados imagina a los refugiados palestinos abandonando su sagrado ‘derecho al regreso’, una Jerusalén controlada por los israelíes y un archipiélago de grandes asentamientos judíos”.
¿El “sagrado derecho de retorno”? ¿Qué significa eso? Absolutamente nada. Mera retórica emotiva. La resolución 194 (III) de las Naciones Unidas, del 11 de diciembre de 1948, en su artículo 11 resolvía “… que debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible...”. En ningún momento dice “refugiados palestinos”, sino la palabra “refugiados”; es decir, refugiados árabes y judíos. Además, no reconoce ningún derecho, que se trata de una recomendación.
¿Y qué hay, entonces, del “archipiélago”? Según publicó el diario inglésThe Telegraph nada: “Israel le da la bienvenida a la posición de la Liga Árabe de ‘intercambios de tierra’”. En tanto, la ONG israelí Paz Ahora explica en un artículo (The Two State Solution is Still Alive 20 Years After Oslo ) que “una la mayoría de los asentamientos con crecimiento de población son los que, según el modelo de estatus final de la Iniciativa de Ginebra, permanecerán bajo control israelí a cambio de un intercambio de tierras. De hecho, desde Oslo, la mitad de los nuevos pobladores se trasladó a sólo tres asentamientos.”
Mas a Lustick los elementos fácticos le interesan tan poco que llegaba incluso a contradecir sus propios supuestos – amén de comparar a Israel con regímenes totalitarios y racistas - al escribir que: “Así como surgió una Irlanda (dividida en República de Irlanda e Irlanda del Norte) independiente 120 años después de haber sido incorporada al Reino Unido, un Estado único puede ser la ruta hacia una eventual independencia palestina”. Un ejemplo muy desafortunado: la separación de protestantes y católicos no parece ser la mejor de las maneras para argüir a favor de la creación de un único estado para judíos y árabes.
Lustick, en definitiva, le está pidiendo a Israel que se suicide: Israel debe dejar de existir para que haya paz con aquellos que no quieren la paz con Israel sino el dominio sobre todo el territorio.
El muftí de la Autoridad Palestina, Muhammad Hussein lo dijo (televisión de la Autoridad Palestina, enero de 2012) alto y claro: “La hora (de la resurrección) no vendrá hasta que luchen con los judíos. Los judíos se esconderán detrás de piedras o árboles. Entonces las piedras o árboles llamarán: ‘Oh, musulmán, sirviente de Alá, aquí detrás de mí hay un judío, ven y mátalo’”.
En tanto, la Introducción de la carta fundacional del grupo terrorista Hamas, reza: “Nuestra lucha contra los judíos es muy grande y muy seria”. Y en el artículo 13 postula que “no hay solución para la cuestión palestina si no es a través de la Yihad”, porque “las iniciativas, y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales, están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámica”.
Y la Carta de la OLP dice en su segundo artículo dice que: “Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”. Y en el artículo 21: “El pueblo árabe palestino, que se expresa a través de la revolución palestina armada, rechaza todas las soluciones que son sustitutos de la liberación total de Palestina… ”.
Los hechos, descartados para que la “realidad” encaje en su tesis.
En resumen, la solución, según la entiende Lustick, es darle, en definitiva, todo a quienes dijeron no a un estado en 1948 - y que junto a una coalición de ejércitos árabes iniciaron una guerra de agresión - aquello que despreciaron. Es recompensar a los que volvieron a estar en el bando agresor en 1967 y 1973 para decirle no a la existencia de Israel.
¿Por qué será que Lustick pide tanto de Israel, y absolutamente nada de los palestinos? ¿Acaso cree que los palestinos son un sujeto pasivo, las víctimas preestablecidas, a las que no se les puede pedir que rindan cuentas; que realicen concesiones y esfuerzos en pos de la paz? ¿O sólo se concibe la paz como un estado en que todas las demandas y necesidades palestinas se ven satisfechas? Eso no es paz.
Uno de los que defendía la “solución de un estado” era Muhamar Kaddafi (New York Times), que en 2011 les dijo a los palestinos que era “tiempo de revoluciones populares”, e hizo un llamamiento a los “refugiados” para que se dirigieran en masa a las fronteras de Israel. Está claro por qué Kaddafi defendía esta “solución”.
¿Por qué la defenderá Lustick?
*El autor es Director Adjunto de ReVista de Medio Oriente/CAMERA en español
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