El Gobierno pide investigar si los hijos de Juliá cargaron la droga en Ezeiza:
Como consecuencia de la detención de tres argentinos con cargamento de casi una tonelada de cocaína en la estación aérea El Prat, de la ciudad de Barcelona, un manto de sospechas volvió a caer sobre los controles de seguridad que se realizan en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Ayer, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, ordenó que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) realice una denuncia en la Justicia para que se investigue si el avión secuestrado en España partió de la Argentina con el cargamento de droga en su interior.El avión que llevaba los 944 kilos de cocaína, un Challenger 604 de la compañía argentina Medical Jet, despegó el sábado 1º de enero de Ezeiza y antes de hacerlo declaró que su destino era Cabo Verde, un archipiélago ubicado frente a la ciudad africana de Dakar. Pero el domingo pasado, cuando aterrizó en Barcelona, un grupo especial de lucha contra el narcotráfico de la policía catalana esperó que la aeronave se estacionara para luego exhibir una orden de inspección, previamente confeccionada por un juzgado de instrucción de El Prat.
El director nacional de la PSA, Salvador Postiglioni, ya inició una investigación interna para reconstruir cómo se desarrolló la seguridad del Aeropuerto de Ezeiza el día que partió el vuelo de Medical Jet. Durante la noche de ayer, el funcionario seguía trabajando con sus principales colaboradores.Los tripulantes del avión no ofrecieron ninguna resistencia, las cartas estaban servidas. Se trata de los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá, hijos del ex brigadier José Juliá, quien fue jefe de la Fuerza Aérea en la década del 90; y Gastón Miret, hijo del ex brigadier José Miret, quien fue secretario de Planeamiento durante la dictadura de Jorge Rafael Videla.El destino final del vuelo, según revelaron a PERFIL fuentes policiales que ya se pusieron en comunicación con quienes llevan adelante la investigación en España, era la ciudad holandesa de Amsterdam. Pero aún no está claro cuál era el destino de la droga ni en qué lugar fue cargada.
Cabo Verde está en la mira de diferentes agencias de lucha contra el narcotráfico porque es un lugar que se utiliza de “puente marítimo y aéreo” para el contrabando de estupefacientes que salen de Latinoamérica y que tienen como destino final al Viejo Continente. Pero también es cierto que muchos vuelos comerciales, de aeronaves de porte mediano, hacen una escala técnica allí para abastecerse de combustible.Un importante oficial de la Fuerza Aérea, en estricto off the record, aventuró una conjetura fatal: “Sería una locura no sospechar que la droga se haya cargado acá”. Un ex uniformado de la misma fuerza y con una extensa trayectoria en el Aeropuerto de Ezeiza abonó esa misma línea: “Medical Jet es una empresa muy conocida, y últimamente los controles son los mismos que permitieron hace dos meses un robo de armas en el aeropuerto metropoliano y hace unos días robos de municiones en una base aérea de mucha seguridad porque hay aviones de Presidencia”.En el Gobierno temen que la sombra de Southern Winds (SW) se pose una vez más sobre el principal aeropuerto del país. La primera causa judicial que tocó la puerta de la gestión K está vinculada con el tráfico de drogas. El caso conocido como las “narcovalijas” salió a la luz en febrero de 2005 pero el delito se concretó el 16 de septiembre de 2004, cuando un vuelo de la empresa SW trasladó desde Ezeiza hasta el aeropuerto de Barajas dos valijas que contenían sesenta kilos de cocaína y que nadie pasó a retirar por la cinta sinfín.
El escándalo derivó en la remoción de integrantes de la cúpula de la Fuerza Aérea y la disolución de la Policía Aeronáutica Nacional (PAN). También significó el final de Southern Winds, una línea aérea de origen cordobés que tuvo su máximo esplendor cuando Kirchner llegó al poder y muy allegada al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime.La detención de los tres argentinos en el aeropuerto de Barcelona con casi una tonelada de droga a bordo de su avión particular por un valor de alrededor de 30 millones de euros desató una polémica entre el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y uno de los líderes de la oposición, el sindicalista Luis Barrionuevo.El funcionario rechazó ayer toda vinculación entre el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner y la empresa Medical Jet, a la vez que acusó a Barrionuevo de tener relación con esa firma aérea (ver recuadro). Por su parte, el dirigente gastronómico y titular de la opositora CGT Azul y Blanca negó terminantemente tener vínculos con los hermanos Juliá y afirmó ser víctima de “acusaciones al voleo”.
En nombre del padre. El brigadier José Juliá fue jefe de la Fuerza Aérea durante los 90. Dos de sus hijos están involucrados:
Fuente:Perfil.
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