“El Ejército es sumiso a Ortega”
Por: José Adán Silva - La Prensa
Cigarro tras cigarro, Roberto Cajina va destornillando poco a poco la imagen de maquinaria perfecta que cobija desde hace años al Ejército de Nicaragua. Este consultor en temas de seguridad y defensa, no se altera ni parece molesto, de modo que no revela alguna inquina personal contra la institución castrense o contra el general Julio César Avilés Castillo, el jefe de más de 12 mil hombres armados contra quien es francamente duro en comparación con otros generales a los que le ha tocado analizar en distintos períodos del desarrollo del Ejército de Nicaragua. A Avilés lo señala de haber roto la institucionalidad del Ejército y poner fin a una herencia transparente de transformaciones en las fuerzas armadas, hasta convertir al ente castrense en una fuerza al servicio del proyecto político partidario del presidente Daniel Ortega.
Concluyó y terminó el juicio del Ejército de Nicaragua contra el teniente Yader Montiel Meza por delitos contra el decoro militar. A su criterio ¿merecía un juicio?
No. En principio, era una opinión personal de un oficial que independientemente que estuviera de pase, nunca pierde su condición militar. Sin embargo, en el Código Penal Militar el cargo por el que se le acusa, contra el decoro militar, está mal aplicado en este caso. En principio, no era una operación militar sino policial, no tenía tropas a cargo ni provocó un riesgo para la institución, no andaba uniformado ni en misión oficial, no puso en peligro a nadie y realmente se trató de un juicio político y no de disciplina militar. De tal manera que ese juicio lo único que buscaba era enviar un mensaje de amenaza a todas las tropas, la oficialidad principalmente, y a la sociedad en general, de que el Ejército no va a tolerar opinión en contra de lo que haga o diga el poder ejecutivo.
¿Y eso no es normal en todos los ejércitos? En el Ejército hay una jerarquía de obediencia vertical que todos los que se meten a militares deben o deberían saber y respetar.
La opinión personal no está contemplada como delito en todo el Código Penal Militar. No hay donde diga que está definido como delito contra el decoro militar opinar en una situación en la que ni siquiera hay una misión militar. ¿Me explico? Debería existir un artículo específico que lo prohíba y establezca cuál es el decoro que no debe faltarse.
Uno de los mandamientos, y está en la Constitución Política, es que el Ejército, sus miembros, no es deliberante.
¿No es deliberante? Deliberan cada cinco años para nombrar los cambios del mando. Y cuando fueron a la Asamblea Nacional a apoyar las reformas constitucionales que mandó el presidente Daniel Ortega, ¿no estaban deliberando? Aquí el teniente no estaba en ningún foro político, ni en misión, ni en debate, solo emitió una opinión personal en público, que es un derecho constitucional que está sobre cualquier ley militar. No aplica ese argumento trillado de que el Ejército no es deliberante: si son deliberantes y ejercen influencia para sus proyectos corporativos. No olvidés el contexto de la condena al militar: opinó contra la represión policial que se ejecutaba contra pobladores que se oponen al proyecto del Canal Interoceánico. ¿Y qué pito toca el Ejército en ese proyecto? Ah, son juez y parte. Sus empresas del Instituto de Previsión Social Militar (IPSM) pueden participar y van a participar en las obras y a la vez, los mismos soldados van a cuidar esas obras. Es decir, militares de uniformes que aparte de participar del negocio, lo cuidan. Cosa aparte es la afinidad partidaria de la oficialidad con el proyecto político de Ortega, que se suma al interés personal de algunos militares de obtener algún beneficio del Gobierno y del interés corporativo por obtener beneficios para las empresas del IPSM.
¿Y eso, a su criterio, ubica al Ejército en el plano de “institución orteguista” a como suele decir la oposición?
El Ejército es una institución de sumisión absoluta a Ortega. Está a favor de Ortega y sus proyectos políticos. De eso no hay dudas. Si hasta ya exponen la bandera rojinegra en sus actos oficiales, cosa que ningún comandante en jefe del Ejército había permitido, pero eso es lo de menos, hay cosas más graves que ubican al Ejército en una posición política-partidaria a favor…
En el caso de las banderas del FSLN el inspector general del Ejército, el general Adolfo Zepeda, explicó que la bandera se puso porque era un símbolo del partido de gobierno.
¿Y antes por qué no pusieron la bandera roja del partido liberal? ¿O la bandera de Bolaños? ¿Vos imaginás a Humberto Ortega, a Joaquín Cuadra, a Javier Carrión, a Omar Halleslevens, permitiendo que doña Violeta, Arnoldo Alemán o Enrique Bolaños le pusieran una bandera partidaria a la par de la bandera azul y blanca? Eso solo el general Julio César Avilés pudo permitirlo.
¿Que el general Avilés permita una bandera rojinegra en un acto oficial le da a usted el argumento suficiente para decir categóricamente que el Ejército es orteguista?
¡No hombre! Lo de la banderita es un capricho ornamental ya sabés de quién. El argumento principal es la reelección de Avilés en el cargo. Él viene de una tradición militar que comenzó en 1994 cuando se estableció en el Código Militar que los cargos de comandante en jefe eran a cinco años y así lo cumplieron con honor los antecesores de él: Humberto Ortega, Joaquín Cuadra, Javier Carrión, Omar Halleslevens. ¿Sabés por qué lo hicieron? Porque tenían un mayor peso político y estatura militar que Avilés y a ningún presidente se le iba ocurrir imponerles algo fuera de la ley. ¿Te acordás de cuando Arnoldo Alemán andaba insinuando que el BDF iba a quebrar? Carrión le golpeó la mesa. Bolaños no pudo obligar al Ejército a entregar a Estados Unidos todos los misiles Sam-7; a Joaquín Cuadra no lo irrespetaron, a como tampoco a Halleslevens, porque todos ellos tenían un peso político y una tradición militar histórica que Avilés no lo tiene, así de sencillo.
El general Avilés dijo que como todo buen soldado de la patria iba a estar donde lo pusieran y…
¡Eso mismo dijo Somoza!
Pero y si en realidad el país lo necesitaba para…
El país necesitaba que Avilés se fuera para su casa al terminar sus cinco años.
Entonces según usted, Avilés cedió el honor militar a Ortega por una reelección.
A ver, ninguno de los generales anteriores que te mencioné hizo lo que Avilés. Ortega llegó en 2007 y desde ahí, hasta hoy, el Ejército ha sido sometido a una involución autoritaria que está lejos de la institución respetable que le entregó Halleslevens cuando…
Pero si Halleslevens hasta se postuló a vicepresidente de Ortega por el FSLN…
Sí y es parte de la transformación política que viene sufriendo el Ejército, pero Halleslevens lo hizo hasta que salió del cargo.
Sin embargo la transformaciones comenzaron bajo su mando, cuando en 2008 se flexibilizó la Normativa Interna que amplió la edad y el tiempo de retiro de los oficiales…
Es verdad, pero fijate que a mí me parece que no fue una mala decisión, porque en efecto salían a retiro valiosos cuadros militares que aún tenían edad de sobra para seguir en ejercicio militar, pero Ortega no quería solo eso, sino que desde que llegó en 2007, lo primero que hizo fue eliminar la figura del Ministerio de Defensa como intermediario civil entre el Ejército y el ejecutivo. Defensa, que no sirve para mucho, era un florero, un adorno democrático que quitaron de la mesa y lo mandaron a una bodega. Sí era necesaria la reforma en cuanto a la edad y tiempo de retiro de servicio de los militares, el argumento es creíble: gente valiosa y con experiencia salía del Ejército a la vida civil…
¿No se pregunta usted por qué no flexibilizaron antes de Ortega esa Normativa Interna?
Yo recuerdo unas declaraciones del general en retiro Ramón Calderón Vindell, que LA PRENSA le hizo cuando era el inspector general del Ejército, donde decía que esas reformas llevaban dos años de análisis y estudio cuando se aplicaron. ¿Por qué no lo hicieron cuando estaba Bolaños? Eso te indica la intencionalidad política del Ejército.
Sin embargo, las encuestas siguen presentando al Ejército como la institución más creíble de Nicaragua. Encima, incluso, de la Iglesia Católica y los medios de comunicación.
Ah, claro, es que el Ejército se mantiene en sus unidades y no se expone al desgaste natural al que se expone la Policía en las calles. El Ejército tiene asignado un papel de héroe: sale a rescatar gente en momentos difíciles. ¿Te acordás de los temblores del año pasado? La gente vio a los militares en medio de la desgracia. Igual en las inundaciones, ahí ves a los uniformados cargando a los niños, removiendo escombros, sacando gente, transportando víveres, una serie de misiones que le elevan el perfil social, pero la gente no sabe o no ve las cosas como las vemos vos y yo, con más información y conocimiento de lo institucional. Cosa aparte es la credibilidad de las encuestas. Usualmente son datos urbanos. Andá preguntá sobre la popularidad del Ejército en El Cuá, al Triángulo Minero y Pantasma, donde pusieron la bomba en una mochila, y vas a ver si son tan creíbles como dicen las encuestas.
A propósito de la mochila-bomba. ¿Usted también cree que fue obra del Ejército?
No me cabe duda… Pero no me quiero desviar del tema cómo ha venido cambiando el Ejército bajo el mando de Avilés. Con las reformas de Ortega ahora los militares activos pueden prestar servicios en instituciones públicas por razones de seguridad nacional (ríe). Ahora ellos pueden apoyar los proyectos del Gobierno, como los del Canal, por razones de seguridad nacional y por negocios, pero todo eso tiene una cola: ahora las entidades que ejecuten todos esos proyectos deben prestar al Ejército todas las facilidades necesarias, lo cual quiere decir que va a haber combustible, alimentación, viáticos, medios y todo eso conlleva a un conflicto ético y financiero, que indica que va a haber presupuesto que no está incluido en el presupuesto aprobado al Ejército para que haga sus labores que por ley debe hacer. ¿Quién va controlar esos recursos? ¿Va el Ejército a decir cuánto aportó HKND para que los militares acompañen a los chinos a hacer sus estudios? ¿Cuánto le pagaron al Ejército por acompañar las misiones de exploración petrolera? ¿Ese dinero entró al Ejército o a una caja pública del Tesoro? ¿Va Contraloría a indagar eso? (ríe a carcajadas).
Uno de los argumentos políticos para prorrogar en su cargo a los altos mandos militares es que en todas partes del mundo los generales pasan más de cinco años al frente de los ejércitos.
Yo te dije que era necesario alargar el servicio de altos mandos con edad para seguir en ejercicio y con grandes capacidades y experiencias, pero eso no aplica, al menos en Nicaragua, para los generales del Ejército. Eso es una ruptura del orden institucional en un país con una precaria estabilidad democrática. En esas declaraciones de Calderón Vindell se dijo que en el Ejército no había indispensables y que no era bueno para el Ejército la continuidad, pero la continuidad en este caso, independientemente de que las hayan disfrazado de legalidad con las reformas al Código Militar, tiene su mayor problema en que ese continuismo solo fortalece el continuismo de Ortega. El Ejército refleja ese continuismo de Ortega en el poder, con el continuismo de Avilés en las fuerzas armadas.
¿Y usted cree, como algunos analistas suponen, que el continuismo de Avilés taponea las aspiraciones de otros oficiales de escalar en el Ejército?
Eso o algo peor: que los mandos actuales y el FSLN no confían mucho en los oficiales que están formando en sus academias. Para mí todo radica en que Ortega no quiere que se vayan del Ejército los mandos militares que se formaron en los años de la Revolución y que son quienes mayor afinidad ideológica pueden tener con su proyecto. Ahí radica todo: en conservar la lealtad política de esos cuadros militares que se formaron en la revolución sandinista.
Pero bajo esa misma escuela se formó el mayor general Óscar Balladares y lo sacaron de la línea de ascenso a jefe del Ejército…
Por lo mismo que le pasó al teniente este, por opinar en contra de la línea política que ha asumido como mando ideológico el Ejército. Con la salida de Balladares, que después lo nombraron para una comisión del Canal con rango de ministro, se comienza a romper la tradición militar no escrita de que era el jefe del Estado Mayor General el que sucedía al jefe de Ejército como comandante en jefe del Ejército de Nicaragua. En su lugar pusieron al mayor general Óscar Mojica, exdirector ejecutivo del IPSM, un hombre al que muchos en las filas del Ejército lo ven como alguien que nunca se ensucia las botas, pero con una gran capacidad de organización para hacer negocios, lo cual reafirma el carácter corporativo que viene a definir al Ejército en su nuevo papel bajo la presidencia de Ortega.
Managua: Roberto Cajina
PLANO PERSONAL
Roberto Cajina Leiva tiene 67 años y es originario de Managua. Es consultor y asesor civil en materia de seguridad y defensa, y directivo de la Red de Defensa y Seguridad de América Latina. Es licenciado en Ciencias Sociales e Historia y ha cursado estudios superiores en la Universidad de Indiana Bloomington, Estados Unidos. Ha sido docente de Historia y Ciencias Sociales en universidades públicas y privadas de Nicaragua y en centros de formación militar.
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