02.05-Ayer, en un mediodía nuboso en la plaza de la “VI Brigada Aérea”, situada frente a los barrios Mirage y Metalúrgico, una importante cantidad de vecinos, entre ellos autoridades militares, políticas e institucionales, se congregó al pie del imponente avión Mirage para conmemorar el trigésimo primer aniversario del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina.
El Eco Digital
Una emotiva ceremonia en la que se recordó y honró a los 55 héroes que dieron su vida por la patria en la Guerra de Malvinas.
Encabezaron el acto el intendente Miguel Lunghi, junto al jefe de la Guarnición Aérea Militar “Tandil”, brigadier Héctor Aníbal Ascazuri. Participaron además el jefe de Gabinete Marcos Nicolini, y demás funcionarios del Ejecutivo, veteranos y familiares de los caídos, y autoridades de los diversos poderes estatales.
El acto comenzó cuando la agrupación militar saludó al Intendente y los efectivos formados fueron presentados al titular de la unidad local, brigadier Héctor Aníbal Ascazuri. Seguidamente, la banda del Comando de la Primera Brigada Blindada ejecutó las estrofas del Himno Nacional.
Posteriormente, el capellán en situación de retiro, Héctor Hugo Baiza, brindó unas palabras al público presente. Luego, tras un toque de silencio en memoria de los caídos en el conflicto bélico del Atlántico Sur, se dio lectura al mensaje del jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier general Normando Constantino.
En sus palabras, el brigadier destacó en primer término “la actitud de los hombres y mujeres que brindaron sin condición alguna lo mejor de sí, con temple, disciplina y coraje, y por sobre todas las cosas con un profundo amor a la patria, en defensa de sus derechos soberanos durante el conflicto del Atlántico Sur”.
Recordó y honró en esta fecha “a nuestros 55 héroes caídos en combate, quienes en cumplimiento del deber, ofrendaron sus vidas por la patria sin vacilación alguna”, al tiempo que subrayó que “esa entrega constituye un testimonio permanente para quienes integran las filas de la institución y debe ser un ejemplo, tanto para las actuales como futuras generaciones”.
Se dirigió a los familiares de los caídos, a quienes pidió que “llegue nuestro sincero reconocimiento por la valentía y entrega que ellos nos han demostrado y tengan presente que sus recuerdos permanecerán en la Fuerza Aérea constituyendo un modelo a seguir. Nuestro recuerdo finalmente para todos aquellos que de algún modo contribuyeron a que podamos cumplimentar con éxito lo que en aquellos días se nos demandaba”.
Finalmente, el brigadier Constantino rogó “a Dios, nuestro señor, que ilumine las rutas y a nuestra patrona, la Virgen del Loreto, que cobije bajo su manto protector a nuestros 55 héroes y asegure el éxito de las responsabilidades que nos han asignado, apelando al espíritu y temple de soldados del personal militar y a la inquebrantable voluntad de lucha de los hombres y mujeres que integraban la Fuerza Aérea, los insto a que a través del trabajo diario, continuemos construyendo una institución que vuele cada vez más alto los principios y valores que nos legaran quienes nos precedieron en los cielos de la patria, con el claro objetivo de contribuir a forjar la Nación que todos anhelamos”.
Culminado el discurso, finalmente, se realizó el tradicional desfile terrestre.
Por la tarde, a las 19 se realizó la misa por los caídos en combate de la VI Brigada Aérea en el bautismo de fuego: capitán García Cuerva y primer teniente Ardiles, y el 6to. aniversario del fallecimiento del primer teniente Peretti, en la parroquia San Antonio de Padua, ubicada en la avenida Marconi esquina Saavedra.
Un hecho histórico
El 30 de abril de 1982, el grueso de la fuerza de tareas inglesa se había reunido a unos 400 kilómetros al noreste de puerto argentino. El comandante de la fuerza de tareas británicas, vicealmirante Sandy Woodward -ubicado en el buque insignia de la flota, el HMS Hermes-, tenía órdenes de iniciar el ataque al día siguiente, con el fin de cumplir la operación Corporate, que consistía en la recuperación de las islas.
Así, el 1 de mayo, las fuerzas británicas tenían la intención de desembarcar en las islas Malvinas y presionar la rendición de las tropas argentinas.
Para lograr este objetivo, a las 4.40 de ese día comenzaron a bombardear con aviones Vulcan y Sea Harrier los dos aeródromos militares establecidos por la Fuerza Aérea Argentina en Puerto Argentino y Puerto Darwin, respectivamente.
Decididas a intentar su desembarco, las fuerzas británicas enviaron buques del grupo de asalto anfibio a las costas malvinenses; la reacción de la Fuerza Aérea Argentina fue inmediata.
A las 16 de aquel día iba a comenzar la “Batalla Aérea de las Malvinas”. Los aviones argentinos totalizaron durante ese día 57 salidas aéreas en misiones de cobertura y ataque a blancos navales británicos, lanzando sólo contra la flota 20 toneladas de bombas. Esta es la primera batalla librada por la Fuerza Aérea Argentina en su historia, lo que significó su bautismo de fuego.
Aquel 1 de mayo de 1982, murieron en combate los siguientes efectivos de la Fuerza Aérea: capitán Gustavo García Cuerva; primer teniente Mario González; primer teniente José Leónidas Ardiles; teniente Daniel Jukic; teniente Eduardo De Ibañez; cabo principal Mario Duarte; cabo principal Juan Antonio Rodríguez; cabo primero Miguel Angel Carrizo; cabo primero José Maldonado; cabo primero José Luis Peralta; cabo primero Agustín Montaño; cabo primero Andrés Brasich; y los soldados Guillermo García y Héctor Bordón.
La Fuerza Aérea perdió en total 55 hombres durante el conflicto bélico del Atlántico Sur y en su mayoría fueron pilotos
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