POR MANUEL PAZ POLITOLOGO (UBA)
El destino que tuvieron las reivindicaciones de China y la Argentina frente a Gran Bretaña sigue ofreciendo evidencias aleccionadoras.
16/07/12
En 1972 Argentina y la República Popular China acordaban el inicio de sus relaciones diplomáticas. Adhiriéndose a una jugada geopolítica norteamericana, Argentina comprendió la importancia de obtener el apoyo chino a la cuestión Malvinas.
Pero cuando los ‘70 finalizaban, y mientras que el panorama argentino sólo visualizaba la cuestión de Taiwán, un tercer factor ingresando a escena borraría las esperanzas argentinas.
La región de Hong Kong contaba desde 1898 con un arrendamiento británico por 99 años. A medida que se aproximaba 1997, la ausencia de negociaciones comenzó inquietar a los inversores en Hong Kong. Motivado por estas presiones, el gobernador inglés se reunió con Deng Xiaoping a fin de obtener una impresión de su postura. Preocupado en realidad por la cuestión de Taiwán, Deng tuvo que decidir en ese momento sobre el futuro de Hong Kong. Sin notificarle a las autoridades británicas, la decisión estaba tomada: Hong Kong volvería a ser china. Sólo restaba hallar el momento propicio para negociar.
La Guerra de Malvinas brindó la oportunidad estratégica que aguardaban . Así, la respuesta que el 3 de abril Argentina esperaba tener de China, aportando el tan preciado veto a la Res. CS 502, llegaría, en cambio, con una declaración en privado el 6 de abril de Deng a un funcionario inglés sobre su intención de recuperar Hong Kong.
La declaración china, haciendo público el inicio de las negociaciones sino-británicas, llegaría el 15 de junio , un día después de la rendición argentina. Mientras que nuestro país intentaba hacer valer una declaración firmada en 1972, China se aseguraba el retorno de Hong Kong.
Sorprendentemente, previo al desembarco argentino, la posibilidad de una negociación sobre Malvinas se escribía en torno a la opción Hong Kong . En septiembre de 1980, las negociaciones argentino-británicas llegaron a acordar que habría transferencia de soberanía a Argentina por las islas y el mar circundante y que se establecería una administración combinada, bajo un arriendo al Reino Unido por un período de 99 años . Mientras que en noviembre Thatcher comunicaba su aprobación, la iniciativa sería desacreditada en la Cámara de los Comunes. La reciente visita del ministro de Defensa Arturo Puricelli a suelo chino, donde agradeció el apoyo a la cuestión Malvinas, nos recuerda que la Opción Hong Kong alguna vez existió.
A treinta años de la guerra, las esperanzas de generar una opción similar descansan sobre un mar de incertidumbre. Pero una cosa sí es segura; que no todo socio es tan confiable cuando uno más lo necesita, y que si bien las Malvinas son y serán argentinas, cuando las oportunidades se presentan, la victoria es para quien sabe cómo tomarlas.
Clarín
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