Escribe: Mario Vitale - Diario El Tiempo
El acto fue encabezado por el segundo comandante de la Primera Brigada Blindada, coronel Gustavo Luis Martínez.
Se llevó a cabo ayer en las instalaciones de la Guarnición Ejército Azul, la ceremonia militar prevista para rendir homenaje a los heroicos defensores de los cuarteles en ocasión del cruento intento de copamiento producido en la noche del 19 y madrugada del 20 de enero de 1974.
Presencias
La formación de efectivos de ambas unidades con asiento en nuestra ciudad fue presidida por el segundo comandante de la Primera Brigada Blindada, coronel Gustavo Luis Martínez, quien fue recibido por el jefe de la Guarnición y del Regimiento de Caballería de Tanques 10, teniente coronel Juan Sebastián Vargas, y por el jefe del Grupo de Artillería Blindado Uno, mayor Jorge Angel Di Feo Paolini, mientras que en representación de la comunidad local, lo hizo el intendente municipal, Federico Hernán Bertellys, y el presidente del Concejo Deliberante, doctor Pedro Sottile.El acto
La ceremonia se inició con los saludos de práctica por parte del coronel Martinez y por el jefe comunal Bertellys, para luego entonarse las estrofas del Himno Nacional Argentino ejecutado por la Banda “Combate de Perdriel”, que fuera acompañado por la nutrida concurrencia.A continuación el cura párroco de la Parroquia del Carmen, Pbro. Enrique Gernaudo, pronunció una sentida oración pidiendo por el eterno descanso de las almas de quienes ofrendaron su vida. De inmediato se procedió a depositar al pie del cenotafio ofrendas florales. En la primera, en nombre del Ejército Argentino lo hicieron el coronel Martinez, el teniente coronel Vargas y el mayor Di Feo Paolini.
Posteriormente lo hicieron por la comunidad azuleña el intendente Bertellys y el doctor Sottile, por la Sociedad Rural de Azul, su presidente Rodolfo Premoli y Guillermo Sonaglia. Dando continuidad a la ceremonia se guardó un minuto de silencio en homenaje a los caidos, para luego cerrarse la ceremonia con la entonación de la Marcha del Ejército Argentino.
Cabe destacar que dentro de la numerosa concurrencia se encontraban presente, como lo hacen anualmente, el coronel (RE) Horacio Guglielmone, quien fuera uno de los heroicos defensores y luego jefe del Grupo de Artillería; la señora Silvia Ibarzábal, hija del coronel (PM) Jorge Roberto Ibarzábal, quien fuera secuestrado por los terroristas y luego asesinado en noviembre del mismo año 1974.
Asistieron al acto representantes del Arsenal Naval Azopardo, Policía Federal Argentina, Policia Bonaerense, Círculo de Suboficiales de la Policía Federal, Centro de Veteranos de Guerra Callvú Leovú, suboficiales en situación de retiro, entre ellos aquellos que tuvieron el honor de empuñar las armas en defensa de la guarnición, representantes de entidades intermedias e invitados especiales.
El discurso del teniente coronel Vargas
Las palabras de circunstancia estuvieron a cargo del jefe de la Guarnición y del Regimiento de Caballería de Tanques 10, teniente coronel Juan Sebastián Vargas, quien comenzó su discurso recordando que “un día como el de hoy, pero del año 1974 en pleno ejercicio del gobierno constitucional del general Perón la tranquilidad de una noche mas de verano se vio interrumpida por el estallido seco de los fusiles y el traqueteo infernal de las ametralladoras, que alertó, no solo al escaso personal que se encontraba en la Guarnición y a los habitantes de la ciudad de Azul, sino a todo un país”.A renglón seguido agregó: “El artero y sorpresivo del ataque se dio exactamente a las 23.30 horas de un día sábado, en circunstancias en que las unidades se encontraban con un número muy reducido de personal, debido a la licencia anual ordinaria. Con un planeamiento detallado desde el punto de vista operacional y con una logística perfectamente sincronizada, los elementos del autodenominado Ejercito Revolucionario del Pueblo intentaron apoderarse de las instalaciones del cuartel, y con ellas de su inmenso arsenal”.
“Subestimar la capacidad del adversario constituyó el talón de Aquiles de los agresores, error que en definitiva dio por tierra con sus más oscuras intensiones. No supieron advertir jamás el temple, la tenacidad, el coraje y valor con que los defensores enfrentarían tamaña agresión”, dijo más adelante el teniente coronel Vargas.
“La reacción decidida de los integrantes de la Guarnición encabezada por sus jefes no tardó en hacerse sentir y luego de un duro batallar que se extendió durante toda la noche, hasta el amanecer del día siguiente se recuperaron las instalaciones después de un intenso combate en el que también participaron efectivos de la Armada Argentina y de las fuerzas policiales”, continuó el militar.
“Las voces en repudio a semejante acto no tardaron en alzarse. Es elocuente la condena realizada por el Presidente de la Nación, las autoridades nacionales, locales y la sociedad toda que se sintieron conmovidas, no solo por la capacidad demostrada por los grupos que ejecutaron el ataque, sino también por el grado de violencia con que mataron y asesinaron a quienes hoy rendimos homenaje”.
“Como argentinos y como soldados, nos convoca hoy la memoria de quienes pelearon y murieron defendiendo a las instituciones de la patria, en cumplimiento del sagrado deber militar”, afirmó el jefe del Regimiento en otro tramo de su alocución.
“Rendimos hoy un justo homenaje a la memoria del general de brigada (post mortem), Don Camilo Arturo Gay, jefe del entonces Regimiento de Caballería de Tiradores Blindado 10, quien cayó mientras intentaba tomar el mando de la guarnición para repeler el ataque; al coronel (post mortem) don Roberto Jorge Ibarzábal, jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, quien fue asesinado luego de diez largos meses de cautiverio. Al cabo (post mortem) Daniel González, quien cayó en su puesto de centinela. Recordamos también, y rogamos a Dios por el alma de la señora Hilda Irma Cazaux de Gay, tomada como rehén con sus dos hijos, y asesinada en momentos en que se intentaba su liberación. A su hija, Patricia Gay, que con 14 años vio morir a su madre y que jamás logró recuperarse, quitándose la vida el 5 de octubre de 1993”, expresó el militar.
La invocación religiosa estuvo a cargo del Pbro. Enrique Gernaudo.
“Frente a este monumento renovemos, hoy y siempre, nuestro compromiso de honor de mantener viva la llama de estos hombres y mujeres que entregaron su vida para el engrandecimiento de nuestro ejército y el bien de la nación. A todos aquellos oficiales, suboficiales y soldados del Ejército Argentino, de la Armada Argentina y de las fuerzas policiales que tuvieron el honor de enfrentar este ataque, reiteremos hoy nuestro eterno agradecimiento por su valor y entereza. Pidamos a Dios nuestro Señor que nos de fortaleza para cumplir, por los siglos de los siglos, lo que expresa la letra de nuestra canción patria: ‘Coronados de gloria vivamos o juremos con gloria morir’”, finalizó sus palabras el teniente coronel Juan Sebastián Vargas.
Qué bueno que se pueda nuevamente recordar, sin miedos de pase a retiro, los hechos de armas de nuestras FFAA en su lucha contra la subversión apátrida.
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