Liceos Militares: garantía de identidad y unión
marzo 6, 2013
By Miguel Ángel Sarni
Los tanques sin repuestos, las tropas sin transporte o munición, los barcos sin mantenimiento, los aviones que se caen, todo eso no alcanzaba. Ahora, el Ministerio de Defensa acaba de eliminar el único ámbito de formación de las reservas de oficiales de las FF. AA., los liceos militares.
Sumado al “vamos para atrás” educativo y desaliento salarial de los oficiales y suboficiales, la falta de reservistas terminaría de perfeccionar un estado de indefensión nacional: pasaría de agudo a crónico. El estado subsiguiente podría ser terminal.
Los Liceos Militares son institutos secundarios que funcionan en la órbita de las Fuerzas Armadas, donde se cursan los estudios de dicho ciclo y, paralelamente, se recibe instrucción militar. Fueron creados a fines de los años treinta, tomando como modelo institutos similares que existían (y existen) en muchos países.
Tuvieron, desde mediados de los años ‘90, un profundo proceso de modernización que incluyó -como en el resto del sistema militar en todo el mundo- la incorporación de la mujer, y el desarrollo de un renovado Proyecto Educativo de Calidad.
Estadísticamente, son pocos los egresados de los liceos que siguen, luego, la carrera militar. Lo importante para el país es que son civiles con una alta calidad de educación secundaria general, equivalente a la de los colegios civiles preuniversitarios. Pero, fundamentalmente, son reservas calificadas y rápidamente disponibles en caso de guerra.
La nueva doctrina militar privilegia a las elites de conducción sobre la masa y las tesis de la Nación en armas de origen napoleónico han quedado archivadas en los museos militares del pasado.
En el ámbito de Defensa, durante los 90 el Ejército, como primer paso de una reforma total en, que aboliera el viejo ejército “de masas” y construyera en su lugar un arma más profesional, más reducida, móvil, educada y de alto nivel técnico, hubo cambios drásticos en la educación de los oficiales y suboficiales. Llegaron el bilingüismo obligatorio, la informática, las tecnicaturas, los grados y posgrados universitarios. En fin, un esfuerzo impresionante para cambiar un siglo entero de “cultura cuartelera”.
Increíblemente, esa iniciativa modernizadora fue discontinuada a partir de 2005/6. Se entendió que, con tanta administración, tantas relaciones internacionales, tanto know how técnico, tanta ingeniería, la educación de los oficiales se estaba volviendo, en fin, ¿demasiado civil? Fue un desordenado y preocupante retroceso suprimiendo gran parte de los cambios excelentes del modelo de educación militar adoptado hasta el 2003. Similares procesos vivieron las otras dos Fuerzas.
Y, ahora, tras semejante (y oculta) demostración de militarismo mal entendido, ¿se desmilitarizó la educación en los liceos militares? ¡Qué contradicción total!
En el 2006, por disposición del Ministerio de Defensa, se decidió la eliminación gradual de los liceos militares que funcionan desde 1938, y su traslado a la órbita civil, como paso previo a su disolución.
La medida constituía un atentado contra las libertades individuales, contra la elección vocacional de los jóvenes y de sus familias, ya que los liceos son pagos y absolutamente voluntarios, sin mayores diferencias con los establecimientos similares de países como Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña o Francia.
En el 2010 el Ministerio de Defensa anunció los ejes centrales de la reforma, que tendían a quitar la “formación militar” de los liceos militares, señalando que el Estado deberá resolver por otros carriles cómo formar las reservas”, porque (sic) “la mayoría de sus egresados no alimenta las filas militares, pero sí desarrollan un espíritu de cuerpo en el que se reconocen más allá de cualquier actividad civil”.
Bueno, debido a que han logrado conservar su calidad educativa a lo largo de casi un siglo, el espíritu de cuerpo lo tienen también los egresados de muchas buenas universidades nacionales o de colegios preuniversitarios. ¿Está mal? ¿Y para romper ese espíritu hay que incumplir la ley 19.101 (ley Personal Militar) y cerrar los liceos? ¿No es mejor asegurarse el republicanismo y la modernidad de su currícula educativa?
Se expresaba que “El objetivo de los liceos militares es formar civiles que luego integrarán la reserva, no militares. Se trata de niños y adolescentes “, para justificar una reducción drástica de la carga horaria militar y del uso de armas.
En un país donde el retroceso educativo cundió tanto, ¿no vale la pena que algunos colegios secundarios sigan siendo de excelencia? Si no los conservamos, ¿cómo vamos a reconstruir los demás, el día que haya un relanzamiento educativo en serio del país, digamos un Plan Sarmiento II?
Los reclamos de provincias y municipalidades, así como de ex alumnos y de padres de actuales cadetes, no pudieron atajar la movida.
Recientemente, en febrero de 2013, las Resoluciones 59 y 96 del Ministerio de Defensa determinaron que los nueve Liceos Militares de educación secundaria con régimen de internado y adiestramiento castrense serán transformados en colegios normales, fuera de la órbita de las Fuerzas Armadas. Algunas de las medidas: supresión de uniformes, distintivos e insignias militares; reemplazo de la instrucción militar por cursillos de Defensa Nacional, Deporte de Orientación, Investigación y Diseño Científico y Tecnológico, Sociedad-Naturaleza-Medio Ambiente, etc.; reemplazo de los directivos militares por civiles, se implanta un Régimen de Convivencia, se abren como escuelas gratuitas..
Con respecto a que “se afianzará el vínculo con las universidades”, cabe consignar que la ley de Educación Superior Nro. 24521 vigente, permitió a las Universidades e Institutos Universitarios la posibilidad de mantener o crear centros educativos de niveles inferiores al Superior.
El Instituto de Enseñanza del Ejercito (IESE), universidad del Ejército, modificó su Estatuto a fin de que entre otras consideraciones contemplara la inserción de los liceos. Dicha solicitud de modificación fue aprobada por Resolución del Ministerio de Educación Nro. 986/95. Así, bajo la dependencia del IESE los liceos no pasaron a las jurisdicciones en donde se encuentran y por lo tanto tuvieron la conducción de la Fuerza.
Asimismo, como consecuencia de los requerimientos que para el IESE impuso la CONEAU (Comisión Nacional de Acreditación y de Autoevaluación) luego de la “evaluación institucional”, generó la necesidad de instaurar en los liceos la cultura de la autoevaluación detectando sus debilidades y fortalezas y sus correspondientes Planes de mejora de la calidad. Entre los ejes de acción podemos mencionar: la integración Académico-Militar, Proyectos para acuerdos de contenidos, Perfeccionamiento Docente, Mejora de la Comunicación, Titularización Docente que alcanzó el 70% del total de su cuerpo docente como fija la ley de Educación Superior para la Universidades.
Es bastante curioso que un gobierno con serios problemas para atender a las necesidades de un sistema de educación de nivel secundario mínimamente coherente, ahora se ocupe del inexistente problema de los Liceos Militares.
Cabe consignar que cada padre tiene el derecho más absoluto de elegir el tipo de formación que desea darle a sus hijos, la carga horaria con la cual cuenten para el desarrollo de las actividades y los valores que quieran sean sustentados ¿O este aspecto ha cambiado en la sociedad argentina?
La familia liceísta ha crecido integrada no sólo por los más de 70.000 egresados de los distintos Liceos Militares de las tres Fuerzas sino también por sus propias familias, por los docentes, por el personal militar y civil y por todos aquellos que de alguna u otra forma, han participado de la vida de estos Institutos.
Es la proyección de esos valores los que sostienen tan profundos lazos de amistad, de solidaria convivencia y de absoluta integración de los principios esenciales que sustentaron los padres de la Patria.
Así es como se forman ciudadanos dispuestos a servir con dignidad a su patria, a respetar nuestra Constitución Nacional, a defender las instituciones trascendentes de la República como parte esencial de ese sentimiento que debe necesariamente agigantarse.
Los egresados de los Liceos militares, hoy más que nunca, aseguran nuestra identidad, y nuestra fraterna unión frente a las “graves divisiones que afectan a la Nación”.
Miguel Angel Sarni
General de División (R) e ingeniero militar
Escribió “Educar para este Siglo”, Dunken
http://site.informadorpublico.com/?p=27283
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